¿Es transparente la gestión económica de la Unión Europea?

¿Es transparente la gestión económica de la Unión Europea?

La Unión Europea ha anunciado recientemente un plan de rearme multimillonario para protegerse de la amenaza rusa que implicará un aumento considerable del gasto e impactará en la vida de los ciudadanos. Pero ¿sabe la sociedad de dónde saldrán esos fondos y a qué se destinarán exactamente? ¿Conoce cómo se obtiene, gasta y controla el dinero europeo?

La Unión Europea es la solución pacífica que encontraron los países del viejo continente tras la Segunda Guerra Mundial, pero desde la invasión rusa a Ucrania la preocupación por volver a sufrir un conflicto armado ha ido creciendo. Además, tras la orden del presidente Donald Trump de paralizar la ayuda militar, la nueva política exterior de Estados Unidos exige que la UE sea más independiente respecto de la colaboración norteamericana.

Por estos motivos, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyer, ha anunciado que la Unión aumentará el gasto en defensa en unos 800.000 millones de euros bajo el plan Rearmar Europa, un paquete de medidas para ayudar a los Estados miembros a conseguir la financiación necesaria para impulsar un fuerte aumento de la inversión en efectivos para defensa. Cabe señalar que este incremento también ha sido una petición recurrente por las propias Fuerzas Armadas que lo venían reclamando desde hacía años [Vid. ¿Por qué es importante que los ciudadanos sepan cómo se gestiona el gasto militar].

Cuando se anuncia un aumento importante del gasto, como es el caso, resulta clave que los ciudadanos sepan de dónde sale el dinero, qué procesos se ponen en marcha y qué mecanismos existen para que esa nueva inversión u otras se destinen correctamente a los fines que motivaron su desembolso.

Para conocer las claves de este panorama económico y su rendición de cuentas, Revista Haz habla con Cecilio Tamarit, Catedrático Jean Monnet en la Universidad de Valencia y experto en Integración Monetaria y Fiscal, quien explica cuáles son las principales fuentes de financiación de la UE y si la información económica y presupuestaria es comprensible para los ciudadanos.

¿Cómo se financia la Unión Europea?

Tamarit explica que la Unión se financia a través de cuatro fuentes principales, siendo la más importante los ingresos que directamente aportan sus Estados miembros proporcionalmente a su economía. Además, están son los impuestos que se cobran por los productos que entran desde el exterior de la UE; otra pequeña parte procede del IVA que pagan todos los ciudadanos cuando compran y, también, de algunos impuestos de nueva creación, como los más recientes sobre plásticos no reciclados.

Con esos ingresos, el experto consultado indica que la UE financia muchas partidas, además de mantener el funcionamiento de las instituciones europeas, como las ayudas a los agricultores, el apoyo a las regiones más pobres para que puedan desarrollarse, la inversión para los programas de investigación e innovación, o programas de estudio como Erasmus.

Para que todo mantenga un orden y se pueda controlar, la Unión Europea hace planes de gasto a largo plazo, normalmente para siete años –el llamado marco presupuestario plurianual– , aunque cada año se concreta cómo se gastará el dinero. “Y para que todo sea transparente, hay auditores que revisan todas las cuentas”, afirma Tamarit.

Cuando se anuncia un aumento del gasto, según explica el Catedrático de la Universidad de Valencia la UE se tiene que hacer un “ejercicio de equilibrio”, donde hay que tener en cuenta las necesidades actuales, pero también deben tener presente la sostenibilidad de las finanzas a largo plazo.

En este sentido, es posible que los países tengan que poner más dinero, proporcionalmente a su economía, y que se creen nuevos impuestos europeos, como los que se están planteando sobre emisiones de carbono. A veces, también se recorta en unas áreas para gastar más en otras. Otra opción es pedir dinero prestado en los mercados financieros.

Según Tamarit, “todo esto tiene consecuencias”, ya que si los países deben aportar más, implica que deberán ajustar sus propios presupuestos nacionales. “Si la UE se endeuda, tendrá que pagar intereses durante años, y cualquier cambio importante puede requerir modificar el plan presupuestario a largo plazo, lo que siempre genera debates intensos”.


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Una de las fuentes de ingresos a la que se ha recurrido en los últimos años es la financiación en los mercados de capitales, que básicamente consiste en pedir dinero prestado a inversores : la UE emite bonos, que los inversores compran, y promete devolver el dinero con intereses en el futuro.

Explica Tamarit que la UE ha recurrido cada vez más a este tipo de financiación porque “le permite conseguir dinero rápidamente cuando lo necesita, sin tener que pedir más a los países miembros”. Este sistema resultó muy útil durante la pandemia, cuando se creó el programa Next Generation EU, porque necesitaba mucho dinero sin dilación.

De este modo, la UE puede financiar grandes proyectos, como la transformación digital y ecológica, que requieren mucha inversión al principio, pero que darán beneficios posteriormente durante mucho tiempo. “La UE utiliza este sistema para ser más flexible y no depender tanto de lo que los países estén dispuestos a aportar en cada momento”.

¿Quién vigila el gasto?

En cuanto al control de cómo se gastan estas partidas, las instituciones europeas tienen un sistema de vigilancia para asegurar que el dinero se emplea correctamente. El principal guardián es el Tribunal de Cuentas Europeo, que es un auditor independiente encargado de revisar todas las cuentas y comprobar que el dinero se ha usado de manera legal y eficiente.

Para perseguir los casos de fraude existe la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), que tiene poderes para investigar actividades ilegales en relación con el dinero europeo. Y, en 2021, se creó la Fiscalía Europea, que puede perseguir delitos contra el presupuesto de la Unión.

El principal guardián es el Tribunal de Cuentas Europeo, que es un auditor independiente encargado de revisar todas las cuentas y comprobar que el dinero se ha usado de manera legal y eficiente.

A nivel institucional, dentro de cada organismo hay controles internos: personas diferentes autorizan y ejecutan los pagos, hay verificaciones antes y después de cada transacción, y se mantienen registros detallados de cada acción. “Las normas de contratación pública son muy estrictas, y se publica información sobre quién recibe fondos europeos”, afirma Tamarit.

Por otra parte, también se protege a los funcionarios que denuncian irregularidades y se revisa regularmente las áreas de riesgo para identificarlas. En este sentido, el catedrático de la Universidad de Valencia afirma que se ha establecido que “los países que no respeten el Estado de Derecho pueden perder fondos europeos. Por tanto, el control del presupuesto de la UE es muy elevado ante casos de fraude”. Por este motivo, Tamarit considera que la sentencia absolutoria del Tribunal Constitucional español por el fraude de los ERES en Andalucía tiene una alta probabilidad de ser admitida como cuestión prejudicial por parte del Tribunal de Justicia de la UE.

¿Tienen acceso los ciudadanos a la información?

Aunque existen multitud de mecanismos para controlar la ejecución de los presupuestos y evitar el fraude, la información económica de la UE puede ser un laberinto incomprensible para la mayoría de los ciudadanos.

Según Tamarit, la UE hace importantes esfuerzos por traducir muchos documentos, pero no siempre están todos disponibles en todos los idiomas y, además, falta contextualizar los datos. “Ver cifras es una cosa, pero entender cómo esas cifras afectan a tu vida cotidiana es otra muy distinta, porque es como si te dieran un manual de 500 páginas en jerga técnica y te dijeran ‘aquí está toda la información que necesitas’”, señala el experto consultado.

Sobre este aspecto, la mayoría de la información publicada consisten en documentos presupuestarios repletos de términos especializados que la gente no usa en su día a día.

Por otra parte, se genera una cantidad ingente de información que se encuentra distribuida en diferentes webs y portales donde resulta muy fácil perderse.

“Ver cifras es una cosa, pero entender cómo estas afectan a tu vida cotidiana es otra muy distinta”, Cecilio Tamarit sobre el acceso a la información presupuestaria de la UE para los ciudadanos.

Tamarit señala que la transparencia de este tipo de información ha aumentado mucho en las últimas décadas, porque las webs de la UE han mejorado incorporando más visualizaciones interactivas y resúmenes simplificados, pero considera que todavía queda camino por recorrer para que cualquier persona, sin tener en cuenta su formación, pueda entender realmente cómo se gasta el dinero europeo y qué impacto tiene en su vida. “Creo que hay mucho margen de mejora y es posible explicar cosas complejas de forma sencilla, sin perder rigor”, señala.

En este aspecto, el experto consultado sugiere tener más herramientas visuales e interactivas donde se pueda explorar el presupuesto según lo que interese al ciudadano. Por ejemplo, ver exactamente cuánto dinero europeo ha llegado a una determinada región y en qué se ha invertido.

Además, ayudaría mucho que la información se adaptara a los diferentes públicos, ya que como señala Tamarit, un estudiante, un empresario o un jubilado tienen intereses diferentes y la comunicación debería adaptarse a sus perfiles.

Otra sugerencia que hace es unificar la información en un único portal donde toda la información esté integrada y sea fácil de encontrar, en lugar de tener que navegar por diferentes webs. Y se podría complementar los documentos con videos, podcasts e infografías para llegar a un mayor público. Un ejemplo de esta labor es la realizada por el Centro de Documentación Europea de la Universidad de Valencia, que coordina Tamarit, o los centros Europa Direct.

“En el fondo, se trata de hacer que la información no solo sea técnicamente accesible, sino realmente comprensible e interesante para los ciudadanos”, concluye el experto para Revista Haz.

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