La Casa Blanca de Obama, ¿la más transparente de la historia?

La Casa Blanca de Obama, ¿la más transparente de la historia?

Cuando los presidentes de gobierno inician sus legislaturas suelen hacer promesas de mejora en la administración. Algunas de estas promesas pueden ser muy ambiciosas, como es el caso del presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, quien se comprometió a dirigir la “Casa Blanca más transparente de la historia”.

Voces críticas han hecho balance de los ocho años de mandato de Barack Obama, que a pesar de los esfuerzos y medidas aprobadas durante su presidencia, no han sido suficientes para cumplir con su compromiso con la transparencia. Sobre este aspecto destaca la declaración de Brian Stelder, responsable de fuentes fiables de la CNN, quien declaró durante la última cena de corresponsales en la Casa Blanca que la administración Obama ha sido “la menos transparente” en cuanto a la relación con los medios de comunicación.

Además de la declaración de Stelder, otros periodistas también se han quejado del excesivo control del gabinete de prensa de la Casa Blanca, por no abrir las puertas del despacho oval a todos los periodistas, sino a una pequeña parte de elegidos que respondían a los intereses de la estrategia de comunicación del expresidente.

Del mismo modo, la organización Sunlight Foundation publicó un artículo en septiembre de 2016 haciendo un balance de las medidas y acciones que la Administración Obama había desarrollado durante las dos legislaturas sobre transparencia y gobierno abierto. Este balance de la fundación del “rayo de sol” fue su respuesta a la carta que el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, envió a The New York Times pidiendo a los periodistas que reconocieran los logros de Obama en transparencia y gobierno abierto.

Obama, una administración “translúcida”

En primer lugar, Sunlight Foundation hace una reflexión sobre qué es ser la administración más transparente de la historia y cómo se puede medir objetivamente para llegar a esta conclusión. Sobre este aspecto el artículo de la fundación comienza señalando que el cumplimiento de la Administración Obama con la Ley de acceso a la información estadounidense no es una vara adecuada, puesto que dicha ley fue aprobada hace 50 años y, por lo tanto, no permite la comparación con administraciones anteriores a 1970.

Por otra parte, para poder declararse como “la administración más transparente”, Sunlight Foundation afirma que deben tenerse en cuenta, además del cumplimiento de la ley y de la relación con la prensa, otros indicadores relativos al gobierno abierto que el secretario de prensa no incluyó en su carta.

En este sentido, la fundación evalúa hasta 11 aspectos más para determinar el grado de transparencia de la Casa Blanca de Obama, de los cuales solo destacan positivamente algunos, como son la divulgación de datos abiertos, la publicación del registro de visitantes de la Casa Blanca, la aprobación de la Directiva de Gobierno Abierto y el impulso de la Alianza Mundial de Gobierno Abierto –Open Government Partnership.

Destaca en positivo la divulgación de datos abiertos, la publicación del registro de visitantes de la Casa Blanca, la Directiva de Gobierno Abierto y la Alianza Mundial de Gobierno Abierto.

Sin embargo, el mandato de Barack Obama también tiene algunas sombras. Sobre este aspecto destacan negativamente la vigilancia secreta de periodistas, la no publicación de la reforma de la Ley de acceso a la información –FOIA-, el restringido y limitado acceso de la prensa a los científicos e investigaciones del gobierno o el secreto sobre el uso de drones para el asesinato selectivo y la vigilancia masiva en la lucha contra el terrorismo.

Por estos motivos, la conclusión de Sunlight Foundation es que la Administración Obama ha hecho importantes esfuerzos, poniendo en marcha reformas y medidas para impulsar la transparencia en Estados Unidos, pero no ha llegado a alcanza el grado de “administración transparente” que prometió el expresidente.

No todos los periodistas van a la Casa Blanca

Según publicó la periodista Margaret Sullivan en The Washington Post, la administración Obama ha mantenido a los medios de comunicación, y al público estadounidense en general, “en la oscuridad” durante el mayor tiempo de su mandato; la periodista afirmó en mayo de 2016 que el presidente no había sido entrevistado por su medio desde finales de 2009, es decir, desde hacía siete años.

El estudio realizado por Martha Joynt Kumar, profesora de ciencias políticas de la Universidad de Towson, refuerza esta idea al desvelar la estrategia de comunicación del presidente Obama basada en la concesión de muchas entrevistas -con un número de media muy superior a la de otros presidentes-, pero a una selección concreta de periodistas y sobre temas muy orientados por su gabinete.

En este sentido, Joynt Kumar destaca el interés del presidente de ser entrevistado por plataformas online y televisiones locales. Asimismo, la autora señala que a finales del sexto año de su legislatura, Obama había concedido 872 entrevistas a una amplia gama de reporteros, columnistas, blogueros, presentadores de radio y televisión locales, con el doble objetivo de difundir unos temas muy concretos a una audiencia muy amplia, pero a su vez segmentada por los canales de comunicación que consume.

Según el estudio de Joynt Kumar este tipo de entrevistas “dirigidas” es la manera actual que tiene Obama para acceder a grandes audiencias (cientos de millones) al mismo tiempo que bloquea a un público específico, el de los medios tradicionales. Como ejemplo de estas prácticas, Joynt Kumar describe la entrevista de Obama con Matt Bai de Yahoo News sobre la legislación de la Autoridad de Promoción Comercial y el Acuerdo Comercial de la Asociación Trans-Pacífico, la cual alcanzó récord de visitas gracias a la divulgación de la entrevista en redes sociales como Facebook, Twitter, Tumblr, Pinterest y Google +.

Funcionarios bajo sospecha

Medios estadounidenses de prestigio mundial como The Washington Post, The New York Times o Fox News han tenido serios problemas con la justicia por hablar con funcionarios estadounidenses, siendo acusados de filtrar información clasificada. Esta situación se explica en el Informe del Comité de Protección a Periodistas –Committee to Protect Journalists, CPJ– donde varios profesionales expresan su preocupación por el miedo de los trabajadores del gobierno a hablar con los medios de comunicación, puesto que la situación durante la Administración Obama se ha vuelto muy sensible al respecto.

El Comité de Protección a Periodistas se muestra preocupado por el miedo que ha encontrado en los trabajadores del gobierno a hablar con los medios de comunicación.

Según se explica en el informe del CPJ la diferencia entre información “clasificada” y la “no clasificada” no está definida claramente y se considera que es una “zona gris” en la que si un funcionario entra por hablar con periodistas, corre el riego de ser acusado por la Ley sobre Espionaje de 1917. Esta situación beneficia al Gobierno, motivo por el cual organizaciones pro-transparencia y periodistas estadounidenses se confiesan “decepcionados” de la política de la Administración Obama sobre el acceso a la información y cómo esta situación se ha ido agravando con cada año del expresidente en la Casa Blanca.

David Sanger, corresponsal de The New York Times en Washington, señaló que ésta ha sido la Administración “más cerrada y obsesionada” por el control de la información que haya cubierto en toda su carrera periodística.

La conclusión final sobre la transparencia y el acceso a la información durante la Administración Obama es que no ha sido una promesa cumplida al 100%, puesto que a la vez que se han tomado medidas acertadas de apertura y divulgación de información relevante, también se han controlado y bloqueado flujos de información que no estaban en línea con la estrategia de comunicación de la Casa Blanca, que dirigía el presidente saliente.

Si ésta es la conclusión de la Administración que prometió ser la más transparente de su historia, el futuro de la transparencia con la nueva dirección ejecutiva de Estados Unidos es incierto y poco alentador con un líder que manda callar a periodistas en plena rueda de prensa o los ridiculiza públicamente imitando su discapacidad.

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