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Fátima Báñez, presidenta de Fundación CEOE, y Javier Martín Cavanna, director de Fundación Haz.
El alineamiento estratégico, principal reto de las fundaciones empresariales
El Laboratorio de la Fundación Haz ha publicado el informe Fundaciones empresariales: estructuras híbridas al servicio del bien común. Cómo conjugar la independencia y el alineamiento estratégico; el primer estudio sobre las fundaciones corporativas que analiza los beneficios que conlleva constituir una fundación de este tipo y cómo conseguir el alineamiento estratégico entre la fundación y la empresa.
En él se analizan 73 fundaciones corporativas, es decir, configuraciones híbridas, que persiguen un fin de interés general y han sido constituidas por una empresa, aunque son independientes de ella.
El informe destaca que las fundaciones empresariales integran dos lógicas diferentes, las de una entidad lucrativa y otra sin ánimo de lucro, “esta situación provoca tensiones entre organizaciones que persiguen fines distintos, pero esa tensión puede ser una fuente de oportunidades para integran lo mejor de ambos sectores. El elemento crítico para integrar esas dos dinámicas es ser conscientes que la fundación es la que debe marcar el camino; es la empresa la que se pone al servicio de la fundación para impulsar fines de interés general y no la fundación la que se crea para alcanzar objetivos empresariales”, explica Javier Martín Cavanna, fundador y director de la Fundación Haz y coautor del informe.
Más allá del modelo elegido por cada una de las fundaciones y sus empresas, el reto que tienen por delante ambas entidades es el alineamiento estratégico: “Una fundación empresarial tiene que saber equilibrar el impulso de su misión y el compromiso a largo plazo con los recursos disponibles y los objetivos a corto de la empresa”, señala.
Este equilibrio se tiene que ver respaldado por resultados, es decir, con la medición de la creación de valor social y económico. “Lo que justifica la creación de una fundación es siempre su contribución real para mejorar la sociedad. Por esa razón los temas de medición de resultados e impacto tienen una especial trascendencia”, concluye Martín Cavanna.
“Es la empresa la que se pone al servicio de la fundación para impulsar fines de interés general y no la fundación la que se crea para alcanzar objetivos empresariales”, Javier M. Cavanna, codirector del estudio.
Fotografía del sector de fundaciones empresariales
Teniendo en cuenta el análisis de cinco dimensiones -gobierno (composición patronato), gestión (director), actividad, foco estratégico y metodología de medición- el informe clasifica las organizaciones analizadas en cuatro tipologías, desprendiendo que el grupo mayoritario sigue el modelo de fundación de grupos de interés. Este, elegido por 33 fundaciones de la muestra (45%), se caracteriza por desarrollar actividades para reforzar su relación con alguno de los stakeholders o mejorar algún eslabón de la cadena de valor.
Le sigue el modelo de fundación filantrópica con 18 instituciones (24%), que son mayoritariamente donantes, no ejecutoras. Es decir, el grueso de su actividad se destina a financiar a otras entidades, personas o colectivos que son los que desarrollan la actividad o prestan directamente el servicio.
12 de las fundaciones analizadas (16%) siguen el modelo reputacional, que se puede considerar como un subgénero del modelo filantrópico, donde el peso de la variable de la imagen corporativa y la comunicación en los objetivos de la organización está más acentuado.
Cierran las cuatro tipologías de fundaciones empresariales las diez (14% de la muestra) que siguen el modelo de valor compartido, es decir, que desarrollan una actividad con impacto social que está relacionada con el núcleo del negocio de la compañía.
El informe identifica cuatro modelos de colaboración entre la empresa y su fundación: filantrópico, reputacional, grupos de interés y valor compartido.
En la práctica
La presentación del informe de Laboratorio de Fundación Haz se ha enmarcado en una jornada titulada Fundaciones empresariales: cómo reforzar la colaboración entre empresa y fundación para aumentar el impacto social, celebrada recientemente y que ha contado con la participación de Fátima Báñez, presidenta de Fundación CEOE, donde tuvo lugar el acto ante un centenar de personas.
“La RSC no es una manera de repartir los beneficios empresariales, es una forma de generar esos beneficios y de hacer empresa”, afirmaba Báñez, que explicaba que muchas compañías canalizan la responsabilidad corporativa a través de entidades no lucrativas: “El alma de las empresas son sus fundaciones, que hacen que ese compromiso social tenga objetivos estratégicos, continuidad y sea una manera de transmitir a la sociedad que son agentes de cambio real”.
La exministra de Empleo ponía el acento en que la persona está en el centro de todas las decisiones importantes, tanto de las empresas como de sus fundaciones.
“El alma de las empresas son sus fundaciones, que hacen que ese compromiso social tenga objetivos estratégicos, continuidad y sea una manera de transmitir a la sociedad que son agentes de cambio real”, Fátima Bañez, presidenta de Fundación CEOE.
José Gabriel Martín, director de Fundación acciona.org; Arancha Jiménez, responsable de Estrategia, Fundraising y Desarrollo de Fundación Adecco, y Blanca Narváez, directora de Fundación Mutualidad de la Abogacía, abordaron cómo gestionan desde sus instituciones las relaciones con la empresa fundadora en una mesa redonda moderada por Martín Cavanna.
Narváez explicaba cómo la vocación de su fundación es independiente de la acción comercial de la empresa, aclarando que “no trabajamos para que la Mutualidad brille, para su mayor reconocimiento, sino al revés, para obtener los recursos de la empresa en beneficio de la sociedad”. Aunque reconocía que la acción social, al final, tiene su repercusión positiva en la reputación de la compañía, insistió en la necesidad de mantener la independencia y estar muy coordinados para que “no se instrumentalice la acción de la fundación como herramienta de marketing empresarial”.
La búsqueda de mayor independencia económica respecto de la empresa y la existencia de patronos externos en los órganos de gobierno se reconocieron en la jornada como herramientas útiles para defender la independencia y autonomía de la fundación frente a la empresa.
En el caso de Fundación Adecco, la fundación se constituyó con un patronato mixto formado mayoritariamente por miembros independientes y un órgano de gobierno ejecutivo “absolutamente independiente, que no tuviera nada que ver con el negocio, pero que conociera la realidad del mercado laboral”, además de la búsqueda de la autofinanciación completa desde el cuarto año de existencia, “porque la mercantil no iba a sustentar los proyectos a lo largo del tiempo”, explicaba Jiménez.
Por su parte, la Fundación Acciona aclaró que, aunque no cuentan con patronos externos, “el alineamiento estratégico con la empresa viene reforzado por contar con una misión muy clara y definida y también porque un tercio de los ingresos que genera la fundación proceden de sus beneficiarios”, explicaba Martín, lo que les permite no depender de la matriz.