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Uno de cada seis mayores, en riesgo de soledad no deseada en España
El 16,2% de los adultos mayores en España está en riesgo de soledad no deseada, según el informe Redes para la Vida, presentado por EmancipaTIC, con el apoyo del Imserso (Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030) y la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Santiago de Compostela. “La soledad no es una enfermedad, pero sí es una condición que la produce, un fenómeno que genera problemas de salud mental y física. Por ello es fundamental abordarla desde todos los frentes posibles”, indica José Manuel Azorín, presidente de EmancipaTIC.
El estudio, basado en una encuesta a 1.000 personas de 49 años o más, detecta las tasas más elevadas de soledad en los tramos iniciales del envejecimiento: casi el 24% de quienes tienen entre 55 y 59 años declara sentirse solo, y el 16% de las personas de 60 a 65 años presenta soledad no deseada. Los resultados señalan que esta etapa de la vida es clave para prevenir la soledad y el aislamiento; en el resto de segmentos, las cifras se mantienen en niveles similares.
Aislamiento en mayores de 75 años
Además, este trabajo de EmancipaTIC revela que el 8% de los adultos mayores están en riesgo de aislamiento. Los mayores porcentajes (por encima del 12%) corresponden a las personas de 75 y más años. El estado civil se asocia con la soledad y el aislamiento social, de manera que las personas solteras y viudas (especialmente las primeras) muestran altas prevalencias, siendo significativamente más bajas en el caso de las personas casadas y divorciadas.
Por otra parte, los análisis realizados sugieren que la soledad emocional constituye un problema de gran relevancia para las personas de 80 y más años, siendo también elevado el porcentaje de personas entre 55 y 59 con altas puntuaciones en esta dimensión. También conviene señalar que el porcentaje de mujeres en riesgo de soledad emocional (26%) es significativamente mayor que el de hombres (19%),
Tecnología, soledad no deseada y aislamiento
En cuanto al uso de tecnología por parte de los mayores, el informe destaca que la utilización del teléfono fijo se relaciona con un mayor porcentaje de personas en riesgo de soledad (20% frente al 8,5% de las personas que no lo usan). El 94,6% tiene teléfono móvil (del cual, en el 91% de los casos es un teléfono inteligente); el 84,8% tiene Wifi y solo el 62% del total de la muestra usa un ordenador.
Los mayores que usan el fijo también se sitúan en riesgo de aislamiento en mayor proporción (11,5%) que las que no lo hacen (3%), mientras que el uso del teléfono móvil se relaciona con menor aislamiento (7% de los casos, frente al 24% de los que no tienen teléfono móvil). El uso del ordenador y la disponibilidad de Wifi se asocian con menor riesgo de aislamiento.
El 72% de las personas que participaron en el estudio hacen uso de internet los siete días de la semana, mientras que el 18% no lo hace ningún día. Esta frecuencia de uso no se relaciona con un mayor riesgo de soledad, pero sí con el riesgo de aislamiento. “La tecnología puede y debe ser una herramienta y aliado fundamental para combatir la soledad no deseada, especialmente en poblaciones vulnerables, como las personas mayores”, explica Azorín.
Edadismo percibido ante instituciones y empresas
Por otra parte, Redes Para la Vida evaluó la percepción de comportamientos edadistas (discriminación por la edad) entre los participantes. El ámbito en el que mayor edadismo perciben las personas que participaron en el estudio es en su relación con las administraciones públicas y con determinadas compañías y entidades privadas. “El edadismo constituye una forma de discriminación especialmente relevante para las personas que están envejeciendo. Nuestros resultados confirman esta realidad y sugieren la necesidad de incidir en el ámbito educativo y en la sensibilización”, añade el presidente de EmancipaTIC.
Destaca la dificultad que experimentan los mayores en el acceso a los servicios sanitarios. Un 25% de los encuestados ha tenido dificultades o problemas al pedir cita médica en un centro sanitario (a través de cualquier medio); y un 22% se ha encontrado con dificultades en un hospital ya que le han hecho pasar por varias ventanillas sin solucionarle lo que planteaba inicialmente. También un 27% de los participantes en el estudio ha tenido dificultades para realizar trámites en organismos de la Administración Pública y el 20% ha sido o se ha sentido engañado por una empresa de servicios al contratar algo que no necesitaba.
“Es bastante frecuente que las personas que participaron en el estudio hayan tenido dificultades con empresas para gestionar contratos o incidencias con compañías de la luz, telefonía, etc., así como al realizar gestiones en el banco y otras entidades de ahorro. Además, una alta proporción ha tenido problemas al realizar trámites en las administraciones públicas, incluido el ámbito sanitario, especialmente relevante en la vida de las personas mayores”, precisa Azorín.
Combatir el aislamiento con WhatsApp
En cuanto a los nuevos canales de comunicación, WhatsApp se ha convertido en una de las formas más habituales de mantener el contacto social con las redes significativas (especialmente, familiares y amistades). De hecho, el 31% señaló que se trata de la forma en la que se comunica con mayor frecuencia con sus familiares y el 35% que es la más frecuente en el caso de las amistades. Los encuentros cara a cara alcanzan el 37% y el 36%, respectivamente. Sin embargo, es preciso destacar las diferencias existentes en función de la edad, de manera que las personas con 80 o más años hacen un uso significativamente menor del WhatsApp tanto para relacionarse con sus familiares(solo el 17% lo considera su vía principal) como con sus amistades (20%), si se compara con el resto de la muestra.
Por otra parte, casi el 21% de las personas señalen que tienen menos relaciones familiares de las que quieren y el 17% señalen lo mismo con respecto a sus relaciones con amigos/as pone de manifiesto el alto riesgo de soledad y aislamiento en nuestra sociedad. Sin embargo, el 41% de la muestra visita un centro para personas mayores y hace uso de sus servicios. Además, un 17% de las personas que participaron en Redes Para la Vida participa en alguna entidad de carácter social o comunitario aunque al aumentar la edad se reduce el porcentaje de participación, hasta el 10%. También las personas más mayores acuden en menor proporción a los centros de personas mayores que el resto.
