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América Latina tiene la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes del mundo y se estima que casi el 18% de todos los nacimientos corresponden a mujeres menores de 20 años. Foto: Juanfe.
Empoderar para transformar: soluciones al embarazo adolescente en América Latina
Cuando una adolescente queda embarazada o tiene un hijo, su salud, educación, potencial de obtener ingresos y todo su futuro pueden estar en peligro, y puede quedar atrapada en una vida sumida en la pobreza, la exclusión y la impotencia. El embarazo adolescente sucede en todos los rincones del mundo; sin embargo, las niñas pobres, sin educación, de minorías étnicas o de grupos marginados, y de áreas remotas y rurales, tienen tres veces más riesgo de quedar embarazadas que sus pares con educación y de las zonas urbanas.
En su informe Consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en seis países de América Latina y el Caribe, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) estima que en esta región existe una población de 140 millones de jóvenes y uno de los elementos que incide de manera significativa en la situación de vulnerabilidad de las adolescentes es el embarazo no planificado. La región tiene la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes del mundo y se calcula que casi el 18% de todos los nacimientos corresponden a mujeres menores de 20 años.
Cada año, un millón de adolescentes entre los 15 y los 19 años dan a luz. Esas cifras se tornan más críticas al observar que muchos de estos embarazos son consecuencia de la falta de información, el limitado acceso a métodos anticonceptivos, y la violencia sexual y de género.
La mortalidad materna en América Latina y el Caribe se ubica entre las tres primeras causas de muerte en las adolescentes entre 15 y 19 años. En las menores de 15 años, el riesgo de morir por causas relacionadas con el embarazo es hasta tres veces más que en mujeres mayores de 20 años. En América Latina se cree que el número anual de abortos inseguros entre las adolescentes de 15 a 19 años alcanza un número de 670.000.
Otro dato a tener en cuenta es que en América Latina el 36% de los casos de desvinculación escolar de niñas y adolescentes se da por el embarazo o la maternidad. Por otra parte, un artículo de investigación publicado en la Revista Brasileira de Ginecología y Obstetricia revela que existe evidencia de que la interrupción escolar se puede dar por presión de la familia, porque la adolescente embarazada se siente avergonzada de su estado o, incluso, porque considera que no es necesario estudiar. También puede existir rechazo de la escuela, presión de sus compañeros o incluso de algunos docentes.
Alejandra Menis, de la organización argentina Fundación Kaleidos, afirma que las dificultades que enfrentan las adolescentes para finalizar sus estudios son multidimensionales: “El sistema educativo presenta problemas estructurales que complican la continuidad escolar para las adolescentes en general. A esto se suman la falta de acceso a salud mental y las urgencias económicas. En el caso de adolescentes madres y padres, el aislamiento, la saturación de las instituciones y los prejuicios agravan aún más su exclusión”.
Jakairá es un programa especializado en primera infancia y adolescencia creado en 2003 por Fundación Kaleidos y Fundación Children Action. En su recorrido se ha convertido en un proyecto de referencia en la región, que implementa estrategias integrales de acompañamiento a adolescentes que se convierten en madres y padres y a sus hijos.
El programa argentino Jakairá atiende de forma integral a adolescentes que son madres y padres y a sus hijos, y es referente en la región. Foto: Fundación Kaleidos.
Tras su paso por Jakairá, la mitad de las adolescentes termina la escuela secundaria, el 65% tiene trabajo y el 92% de las egresadas usa métodos anticonceptivos.
El programa ofrece un trabajo cotidiano, integral e interdisciplinario, que incluye espacios de encuentro grupales, talleres de crianza, trabajo sobre un proyecto personal, talleres para las familias y un acompañamiento individual a cada uno de ellos.
Además, se trabaja en la sensibilización a la comunidad (adolescentes, equipos de salud, educación y gestión) para el abordaje de temáticas tales como la violencia de género, la educación sexual integral, la construcción de vínculos saludables y los proyectos personales. Esta iniciativa se desarrolla en dos localidades argentinas: Traslasierra (Córdoba) y en la Ciudad de Buenos Aires.
“Los adolescentes que son madres y padres ven muchas veces sus derechos vulnerados. Frecuentemente se encuentran solos frente a la mirada negativa de los adultos que los rodean con respecto a la maternidad o paternidad que tienen que asumir”, expresa Alejandra Scialabba, directora ejecutiva de la Fundación.
En las comunidades en las que trabaja la organización, el embarazo no intencional en la adolescencia está afectado por múltiples problemáticas sociales como la falta de educación sexual integral y la violencia de género. Cada año, se acompaña a aproximadamente 70 adolescentes y a sus hijos.
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Acompañamiento en los primeros meses
En Perú, la organización Tani desarrolla el programa Red Mami, que se dedica a acompañar a adolescentes madres y sus hijos durante el primer año de vida del bebé. El objetivo principal es fortalecer las competencias y habilidades de las adolescentes. Para ello, se realizan distintos tipos de intervenciones a través de un equipo técnico y un equipo profesional a domicilio o dentro del centro de salud de Tani.
Este programa se realiza desde 2008 junto a Children Action e impacta anualmente en más de 350 adolescentes madres y sus bebés.
La organización busca identificar signos de alerta en el recién nacido y fortalecer el vínculo con las madres adolescentes a través de una intervención que incluye una consulta médica, talleres de lactancia y talleres de fortalecimiento del vínculo maternoinfantil.
El equipo realiza visitas domiciliarias para conocer más de cerca la situación familiar de las madres, su salud física y emocional con el fin de crear estrategias de desarrollo. Al terminar el programa, Tani se asegura de que tanto las adolescentes como sus bebés estén en una buena condición física, se sientan empoderados y cuenten con un proyecto de vida.
El programa Red Mami, de la organización peruana Tani, atiende a más de 350 madres adolescentes al año.
Salud, educación y empleo
En Colombia, en 2001, Catalina Escobar creó la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar, hoy en día conocida como Juanfe. Dos experiencias motivaron el nacimiento de la organización: el fallecimiento en sus brazos de un bebé de dos semanas en la Clínica de Maternidad Rafael Calvo porque su madre, de 14 años, no pudo reunir 60.000 pesos (30 dólares en aquella época) para el tratamiento que necesitaba, y la muerte de su propio hijo, Juan Felipe, de un año y medio, en un accidente doméstico.
Escobar decidió crear una entidad social que, en memoria de su hijo, empoderara a madres adolescentes y salvara la vida de niños que, por falta de recursos, estaban destinados a fallecer. Viajó a Anaheim (California, EE. UU.) para conocer cómo había logrado ser la ciudad con la menor prevalencia de mortalidad infantil en el hemisferio, para replicarlo en Cartagena.
La organización implementa el Modelo 360 Grados, que tiene una duración aproximada de dos años y consiste en la provisión integral de servicios de salud (mental, emocional y física), educación de calidad (básica, técnica laboral y complementaria) y vinculación al mercado laboral formal. De esta manera, se contribuye al bienestar de las jóvenes, de sus familias y de sus comunidades.
El programa, de la más alta exigencia, tiene como eje fundamental el apoyo biopsicosocial. El proyecto educativo es académico y emocional, y su principal pilar es el autoconocimiento, que permite a las estudiantes descubrir sus fortalezas y recuperar la confianza en ellas y en los demás.
Este modelo se replicó en Chile y Panamá. En Chile, en 2017, la Fundación Soymás abrió sus puertas en la comuna de La Pintana de Santiago, que tiene el mayor índice de pobreza a nivel metropolitano y una alta tasa de embarazo adolescente. Allí, las madres reciben, principalmente, atención psicosocial, estudios y formación en artes culinarias, peluquería y belleza o atención y servicio al cliente; y sus hijos, atención en las salas de apego.
El programa Las Claras de Voces Vitales de Panamá ofrece alternativas de acceso y mantenimiento para la formación personal, académica y profesional. Ofreciendo una intervención integral de 360 grados a través de un equipo multidisciplinario que incluye alianzas comunitarias que colaboran en la formación para que obtengan el Bachiller y un grado de Técnico Asistente Administrativo que les permite ingresar al mundo laboral.
A través de estos programas, se demuestra que el embarazo adolescente no tiene por qué condenar a las jóvenes a una vida de exclusión y pobreza. Con un enfoque integral que abarca la educación, el acceso a la salud, el apoyo emocional y la inclusión laboral, es posible romper el ciclo de vulnerabilidad. El impacto positivo de estas iniciativas no solo transforma la vida de las adolescentes y sus hijos, sino que también genera comunidades más resilientes e inclusivas.