Este sitio web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuaria/o posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestro web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de este sitio web encuentras más interesantes y útiles.
Más de la mitad de las víctimas de ciberacoso escolar guardan silencio
Uno de los grandes problemas del acoso escolar y el ciberacoso es la ley del silencio que lo envuelve, un silencio social que, entre otras graves consecuencias, no permite que los casos se detecten y aborden a tiempo.
La Fundación ColaCao y la Universidad Complutense de Madrid han presentado una radiografía del ciberbullying en España que refleja ese silencio de las víctimas: el 55,1% de las víctimas de ciberacoso niegan habérselo contado a alguien, es decir, más de la mitad de las víctimas guarda silencio ante esta situación. Una cifra que supera a la del acoso escolar presencial, donde el 38% de las víctimas no lo explican.
En aquellos casos en que las cibervíctimas sí se lo han comunicado a alguien, los amigos (78%), la madre (68%) y el padre (58%) son las principales figuras a las que recurren para contar su experiencia.
Esta es una de las conclusiones que contiene el I Estudio sobre el acoso escolar y el ciberacoso en la infancia y adolescencia en España, llevada a cabo por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense y la Fundación ColaCao. Esta investigación social es una de las más completas en nuestro país, con la participación de 20.500 estudiantes.
La investigación pone de manifiesto la relación entre vivir un proceso de ciberacoso con la salud mental, y en concreto con la ideación suicida. Los problemas de salud mental pueden incrementar el riesgo de ser elegido víctima y también ser una consecuencia del acoso o ciberacoso sufrido. En este aspecto, los resultados muestran que la exposición a la violencia- ya sea presencial o virtual- incrementa el riesgo de emplear la violencia contra uno mismo. En el caso del ciberacoso, uno de cada cuatro ciberacosadores reconocen haber intentado quitarse la vida alguna vez (casi un 25%), y en el caso de las cibervíctimas una de cada cinco (un 21%).
“La relación entre el bullying y la ideación suicida es muy preocupante y exige una reflexión como sociedad. Es crucial ofrecer atención especial a los estudiantes que han sido víctimas, ayudándoles a mitigar las secuelas de su experiencia y acompañándoles en todo el proceso. Además, hemos de trabajar en las medidas de apoyo para los violentos, deben incluir el tratamiento de las dificultades emocionales que aumentan el riesgo de violencia hacia otros o hacia sí mismos”, reflexiona Javier Coromina, patrono de la Fundación ColaCao”.
“Los programas contra el acoso escolar deben prevenir también su actual extensión a través de dispositivos digitales, que aumentan su gravedad al hacer que las víctimas lo sufran de forma permanente y sin poder encontrar un lugar seguro que lo detenga, inhibe la empatía de quienes lo ejercen y potencia un anonimato e impunidad de graves consecuencias. Escuela y familias deben cooperar estrechamente en la lucha contra estas dos formas de acoso y necesitan la colaboración del resto de la sociedad”, explica por su parte la doctora María José Díaz-Aguado, directora de la investigación y de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid.
Entre las situaciones más comunes de ciberacoso que se reconoce haber vivido, de forma repetida en los dos últimos meses son de tipo verbal y relacional. Entre ellas se encuentran contar mentiras para causar rechazo entre los demás (5%), hablar mal del aspecto físico para herir los sentimientos (4%), llamar por motes, burlarse o ridiculizar (4%) e ignorar a propósito, excluyéndole del grupo (3%). Se trata también de las situaciones más frecuentes en el acoso escolar presencial, con porcentajes más elevados que con TIC.
Por otro lado, si tenemos en cuenta las formas específicas de ciberacoso que se pueden ejercer a través de dispositivos digitales y móviles, incluyendo los que reconocen haberlas sufrido alguna vez, las situaciones más preocupantes son: enviar o publicar fotos o vídeos sin permiso o para hacer daño (8%); llamar de forma anónima para amenazar o dar miedo (6%); coger el móvil y enviar fotos, vídeos o mensajes malos para meterte en problemas (6%); piratear tu cuenta para hacerse pasar por ti (4%), y crear un perfil falso con datos personales para hacer daño (4,2%).