<p>Casting para el programa 'Convo Nadine'. Foto: Fundación Nadine.<p>

Casting para el programa 'Convo Nadine'. Foto: Fundación Nadine.

Talento joven y arte con impacto: una combinación para mejorar el mundo

Cine entre vecinos para reconstruir la identidad de los barrios, arteterapia como medio para luchar contra la enfermedad, y producción de nanas para ayudar a madres en riesgo de exclusión. Son algunos de los proyectos impulsados desde la Fundación Nadine, que lanza una de las pocas convocatorias de inversión en el emprendimiento social y artístico que existen en España.
4 noviembre 2022

El emprendimiento social es, a veces, un acto de fe. Emprender con un proyecto artístico bajo el brazo lo es aún más; y las dificultades se multiplican en los emprendedores jóvenes, primerizos a la hora de salir al mercado.

No obstante, existen algunas oportunidades que muchas veces llegan desde el tercer sector. Una de las organizaciones que apuestan por apadrinar a jóvenes artistas es la Fundación Nadine, que desde 2020 -en plena desescalada de la pandemia- lanza una convocatoria anual para financiar y acompañar proyectos artísticos con vocación social.

El objetivo último: causar impacto a través del arte. Ayudar a mejorar el mundo haciendo viables los proyectos y la vida de los emprendedores, y reformar ese concepto que idealiza al arte con fines sociales como un mero acto de voluntariado.

“Muchos artistas salen de las escuelas de arte intentando encontrar una relación entre lo que han estudiado y el mercado de trabajo. Hay un gran salto entre ambas etapas. Estos jóvenes tienen altas capacidades en creatividad, pero pocas herramientas en emprendimiento”, resume María Suárez, directora de la Fundación Nadine.

La Fundación nació en 2019 impulsada por una vivencia personal de su presidenta, Evelyn Joyce, que la llevó a querer promocionar el arte con impacto social en la juventud. La organización selecciona cada año seis proyectos artísticos y los dota de un capital semilla de 12.000 euros que los artistas deben invertir para desarrollar su idea.

Las iniciativas se eligen tras un proceso concienzudo de preselección y dos cástines. En el primero, los jóvenes emprendedores tienen ocho minutos para explicar ante un jurado qué quieren ayudar a solucionar, y cómo piensan hacerlo a través del arte. En la convocatoria de este 2022, se han presentado 90 proyectos, y a lo largo de noviembre se seleccionarán los finalistas, y los ganadores.

“Ofrecemos a los ganadores seis meses de incubación muy intensa a través de un proceso personalizado. Contamos con facilitadores y mentores que ayudan a los artistas a pilotar y a que salgan al mercado. La idea es que el proyecto sea realista, sostenible y medible en cuanto al impacto”, detalla Suárez.


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Para la directora es vital la actitud del artista, “sus ganas de aprender y su capacidad para detectar una oportunidad y desarrollar la idea”. De los diez proyectos ganadores en los que la Fundación ha invertido en las dos primeras ediciones de 2021 y 2021, nueve de ellos continúan vivos y creciendo.

Las iniciativas que se presentan a ‘Convo Nadine’ pueden tener como herramienta numerosas disciplinas artísticas: las más frecuentes son las artes escénicas o visuales, pero también hay música, literatura, fotografía, o incluso gastronomía o arquitectura. Los retos sociales a los que apuntan también son variados: salud mental -buena parte de ellos-, emigración, crisis climática, inclusión o diversidad sexual, entre muchos otros.

Todos ellos impulsados por un motor común: la vocación y la mentalidad innovadora.

Nanas para cerrar heridas    

Cuando una madre le canta una nana al bebé que tiene en brazos, lo hace por costumbre, por intuición, y porque, de alguna forma, ese canturreo ayuda a calmar al recién nacido. Utiliza el maternés, un lenguaje muy peculiar, lleno de sonidos agudos, palabras cariñosas y una entonación musical propia.

Esta relación entre madre, hijo y música atesora una red de implicaciones afectivas que vinculan de manera asombrosa el bienestar de la progenitora y el desarrollo del bebé. Por una parte, ayuda a sanar a la madre. Se estima que, en todo el mundo, una de cada cinco mujeres sufre depresión posparto, y que esta es la primera causa de muerte materna durante el primer año después de dar a luz. Por otra, el bebé entiende que no está solo en el mundo.

No todas las madres viven la maternidad de la misma manera. Es en este punto donde aparece Proyecto Nana España, una iniciativa que ayuda a madres con procesos traumáticos de embarazo y maternidad a componer sus propias nanas para cerrar heridas, estrechar lazos y, a veces, reducir distancias con el bebé.

“Hay muchas familias que por diferentes situaciones no son capaces de comunicarse con sus recién nacidos. Un caso es el de las familias de riesgo con embarazos no deseados. A través de la música se logra establecer esos vínculos afectivos, que son muy importantes para los bebés durante sus primeros meses. Además, para las madres, se ha comprobado que seis semanas de proceso creativo reducen en un 35% los síntomas severos de depresión posparto”, explica María Magdalena Sánchez, directora de Programas de la Asociación Grandes Oyentes y alma del Proyecto Nana España.

Para llevar a cabo su idea, María Magdalena, con 30 años, ya se ha formado en Canadá, Estados Unidos y Londres, alimentando una vocación por la pedagogía y la investigación en música de primera infancia que nació durante una bonita experiencia familiar propia.

En 2020, ella y su compañero Yera de Alba presentaron el proyecto a ‘Convo Nadine’ y resultaron como una de las cuatro primeras iniciativas ganadoras. Desde entonces, el Proyecto Nana continúa escribiendo versos.

Proyecto Nana España es una iniciativa que ayuda a madres con procesos traumáticos de embarazo y maternidad a componer sus propias nanas para cerrar heridas y estrechar vínculos con sus hijos.

Las madres que llegan al programa emprenden un proceso de creación y grabación de su propia nana, asistidos por ambos jóvenes y otros artistas colaboradores. “Es un trabajo precioso, que como artistas y músicos nos reporta algo diferente a nuestro papel habitual. En este proceso tenemos que estar a disposición de las madres. La escucha tiene un papel esencial”, resume María Magdalena.

En los últimos años, además, desde Grandes Oyentes han extendido su campo de actuación a la organización de eventos de música familiar, la celebración de ciclos de conciertos o el diseño de actividades educativas. Lo hacen dentro del Lullaby Project, una red internacional de organizaciones dedicadas a la investigación e innovación en música infantil que nace en el prestigioso teatro Carnegie Hall de Nueva York.

El reto para Grandes Oyentes es mayúsculo, y pasa por seguir convenciendo a inversores y a la industria cultural para dar respaldo a proyectos musicales que giran en torno a un público especial: el de los bebés. Algo que en España no está tan arraigado. “Por suerte, dedico el 150% de mi tiempo al proyecto y a Grandes Oyentes, y actualmente es mi forma de vida”, esboza María Magdalena.

Video: Proyecto Nana España. 'Valentina', tema creado con Fabiola S.

Arte para empoderar ante la enfermedad

La enfermedad y las largas estancias en hospitales también suponen una lucha contra la soledad y las emociones negativas. Desde 2016, el equipo de Artepaliativo, un grupo formado ahora por cinco jóvenes vinculadas a la rama de la educación social, psicología y bellas artes, se deben a una misión: paliar el sufrimiento a través del arte.

“El arte nos ayuda en procesos de pérdida, no solo de la propia vida, sino de capacidades, roles o habilidades. Ayuda a expresar conceptos a los que no puedes acceder a través de las palabras”, explica Silvia Fernández, fundadora de Artepaliativo. Su fundación quiere proveer de un “espacio de libertad” a través de diferentes líneas creativas a las personas con enfermedades crónicas, avanzadas o incluso terminales, en espacios sociosanitarios.

Para ello, acuden cada semana con un kit enorme de materiales a siete centros de Cataluña para asistir a enfermos o personas vulnerables en la búsqueda de su propia motivación artística. Incluso aunque esta sea “no hacer nada”, solo tocar, ver o experimentar. El protagonista es el paciente y su decisión de cómo enfrentarse a su dolencia.

“Con muy poco puedes hacer mucho”, comenta Silvia, que recuerda momentos en los que una carcajada espontánea puede ser un alivio vital para pacientes y sus familiares.

Artepaliativo encontró en la Fundación Nadine un apoyo clave para profesionalizar su actividad, hacer viable la figura del arteterapeuta en centros sociosanitarios, y poder vivir de la que actualmente consideran su profesión. “Empezar siendo tan jóvenes fue complejo, pero también un logro”, concluye Silvia, que ya tiene planes de extender la actividad de la fundación a otros puntos de España.

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Talento joven y arte con impacto: una combinación para mejorar el mundo

Foto: Artepaliativo. En este proyecto, los jóvenes acompañan a personas enfermas en hospitales, residencias o domicilios.

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Foto: Artepaliativo. En este proyecto, los jóvenes acompañan a personas enfermas en hospitales, residencias o domicilios.

Cine de barrio para recuperar la memoria perdida

Barriometrajes es un proyecto que recupera las pequeñas historias de los barrios a través de cine producido por sus propios vecinos. Uno de los impulsores de esta iniciativa fue Luis Lanchares y los integrantes de la asociación Con Salero; y el lugar piloto, varios barrios de la isla de Tenerife.

“Nuestro objetivo es recuperar esa identidad de barrio que se ha perdido. Generar nuevas identidades colectivas, y construir barrios más vivos y unidos”, explica Luis.

Con Salero y Barriometrajes también llevaban cierto recorrido cuando Luis y sus compañeros decidieron presentarse a ‘Convo Nadine’ en 2021. En particular, funcionaban desde 2018, a través de un primer proyecto en un barrio de la ciudad de La Laguna.

“Pretendemos copiar el proceso de creación audiovisual tradicional, con el añadido de que hay que hacerlo de manera colectiva, y dar cabida a todo el mundo que quiera participar”, explica. Para ello, el equipo de Barriometrajes, formado por cinco personas y muchos colaboradores, se sumerge en la vida de los barrios para captar el interés de la gente.

“Preguntamos, escuchamos a los vecinos y hacemos una base de datos de ideas”, dice Luis. Luego toca ponerse manos a la obra a través de talleres en los que se forma a los vecinos en conceptos básicos de guion, dirección y producción y se organizan las tareas entre los participantes.

El resultado hasta hoy es un abanico variopinto de cortometrajes que mezclan el humor negro, la nostalgia, el drama e incluso el romance. A lo largo de estos cuatro años, Barriometrajes ha producido 18 cortos -todos ellos disponibles en la plataforma YouTube-, implicado a 3 barrios canarios y a más de 1.100 participantes directos e indirectos.

A pesar del éxito de las anteriores cuatro ediciones, el equipo de Con Salero busca terminar de encontrar los recursos necesarios para poner en marcha una nueva edición, algo difícil, puesto que “es siempre volver a la casilla de salida”, relata Luis.

Actualmente, el equipo se ha diversificado y lleva a cabo otros proyectos aparte de Barriometrajes, como Bailadero, que pretende reconstruir la memoria de las mujeres de distritos rurales. Todos los proyectos unen cine, memoria y arraigo.

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Foto: Barriometrajes. Se trata de un proyecto que recupera las pequeñas historias de los barrios a través de cine producido por sus propios vecinos.

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Foto: Barriometrajes. Se trata de un proyecto que recupera las pequeñas historias de los barrios a través de cine producido por sus propios vecinos.

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Foto: Barriometrajes. Se trata de un proyecto que recupera las pequeñas historias de los barrios a través de cine producido por sus propios vecinos.

Más allá de estas tres iniciativas con impacto, a las tres convocatorias de Nadine -la última, en proceso- se han presentado alrededor de 500 proyectos, de los cuales 304 han llegado al proceso de casting. Una muestra de que el emprendimiento social en arte existe, está latente, y espera oportunidades.

“Nosotros invitamos a que haya inversores que, desde la filantropía inteligente, destinen partidas semilla a proyectos artísticos con impacto. Tenemos que ser el espejo para que las generaciones de artistas emergentes sientan que su idea es posible, que se puede probar, y que se puede fallar y no pasar nada”, expresa María Suárez.

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