Un paso más allá de la rehabilitación energética contra la vulnerabilidad

Por ello es importante que este tipo de medidas se aborden desde dos perspectivas: el social y el técnico. Efectivamente, trabajar para paliar la pobreza energética requiere un perfil profesional social, ya que debemos tratar con familias vulnerables, a la par que técnico, por el lado de la energía, ante la necesidad de definir qué medidas son las más eficaces a tomar según el estado de la vivienda. La colaboración entre entidades de ambos tipos resulta clave para que los programas de rehabilitación energética que se lleven a cabo tengan éxito.

La rehabilitación energética exprés puede ser de diversa índole, desde medidas más sencillas como el reparto de bombillas led y kits de micro eficiencia; hasta otras que, aun no siendo complicadas, pueden tener un coste mayor, como la reparación de humedades, la sustitución de ventanas y persianas, el aislamiento de muros y techos, la reparación de instalaciones eléctricas, o la sustitución de calderas, instalaciones de calefacción o electrodomésticos por otros más eficientes.

Sin embargo, es necesario que, entre todos, vayamos un poco más allá, implementando otros aspectos que contribuyan a que estas medidas tengan un impacto mayor. El cambio en las condiciones de contratación de los suministros en hogares vulnerables, contar con un IVA de tipo reducido del 10% para la ejecución de estas rehabilitaciones o la exención de tributación por IRPF si se reciben ayudas, para no perjudicar a los propietarios de viviendas, son otras tres posibles medidas de impacto en la economía de los hogares.

Con ellas, se puede complementar la rehabilitación exprés, mejorando significativamente la calidad de vida de los hogares con menos recursos.

Colaboración

Desde Fundación Naturgy, hace ya varios años que estamos focalizados en promover la rehabilitación de viviendas a través nuestro Fondo Solidario -hemos realizado actuaciones ya en más de 3.000- y en ayudar a las familias a cambiar sus hábitos de consumo, con formación de nuestra Escuela de Energía y el asesoramiento de nuestros voluntarios.

Todo ello lo hacemos de la mano de entidades sociales, que nos permiten llegar de forma efectiva a las personas que más lo necesitan, pero es necesario que también desde las administraciones podamos contar con más apoyo para seguir desarrollando con éxito este tipo de programas de rehabilitación.

Una medida importante identificada por las entidades sociales con las que trabajamos es poder disponer de una línea de financiación pública específica para la rehabilitación exprés de viviendas vulnerables, que pueda complementar las líneas privadas de actuación.

Se trata de una opción necesaria y diferente, por ejemplo, a las relativas a la rehabilitación integral de edificios, por varias razones: ayudan precisamente donde otras líneas no llegan; se gestionan a través de las entidades sociales, con lo que no son donaciones directas a las personas y, por lo tanto, no afectarían a la renta de las personas vulnerables, y al gestionarse a través de organizaciones sociales, se asegura que se utilizan los fondos adecuadamente donde realmente se necesita.

La vulnerabilidad energética es una cara más de la pobreza, un problema social complejo que nos atañe a todos, empresas, entidades sociales y administraciones. Por ello es necesario que sigamos trabajando en red como lo hemos hecho hasta ahora, y que apliquemos toda la imaginación e innovación que podamos para encontrar nuevas fórmulas que mejoren la calidad de vida de las familias más necesitadas.