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El 90% de los beneficiarios del Programa Europeo de Alimentos vive en pobreza extrema
Las principales conclusiones del estudio reflejan que el programa FEAD es muy valorado por las personas beneficiarias y se configura como una herramienta que contribuye a paliar formas extremas de pobreza, siendo un importante instrumento de apoyo a la alimentación familiar, aunque solo cubre de forma parcial las necesidades de la dieta familiar. Para las personas beneficiarias se trata de un apoyo fundamental “que les saca de muchos apuros”. Las organizaciones implicadas señalan que el programa cumple el objetivo y constituye un factor clave en la detección de problemáticas sociales.
Según los datos aportados en la investigación, el 71% de las personas beneficiarias son mujeres, en tres de cada cuatro hogares hay niños menores de 15 años y en el 16% hay personas con discapacidad. La población atendida presenta problemáticas en múltiples ámbitos: escasez de ingresos, desempleo, problemas de vivienda, de salud, entre otros.
El 90,2% vive en situación de pobreza extrema y el 52,4% está en paro de larga duración. Entre la población atendida hay personas que están trabajando.
Estos datos muestran que las personas y familias beneficiarias del Programa FEAD presentan condiciones socioeconómicas y ocupacionales extremadamente precarias. El 36% lleva entre 3 y 5 años o más en el programa, lo que apunta el riesgo de cronificación de las situaciones de pobreza y carencia material.
El 96% de las personas beneficiarias recomendaría el programa a otras personas que lo necesiten. Además, el 81% valoró con la máxima puntuación la amabilidad del personal que les atiende.
Propuestas de mejora del programa
Desde Cruz Roja Española, su presidente Javier Senent García recordó que: “Estos alimentos son una herramienta imprescindible para luchar contra la pobreza que, también en nuestros países europeos, sufren una parte importante de los ciudadanos. El programa pretende paliar las peores formas de pobreza, suministrando a las personas más desfavorecidas ayuda no financiera en forma de alimentos y medidas de acompañamiento. Pero las conclusiones de la investigación indican que el programa alimentario es una pieza clave del engranaje, y que para que las personas y familias que se encuentran en situación de precariedad puedan salir adelante, precisan políticas de empleo inclusivas y una garantía de ingresos, además del apoyo de toda la sociedad”.
Por parte de Fesbal, su presidente Juan Vicente Peral Ayala destacó que: “Efectivamente, el programa europeo de alimentos FEAD se ha mostrado como un instrumento de apoyo alimentario fundamental, que contribuye a suavizar las necesidades parciales de la dieta de aquellas familias que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad. No obstante, a pesar de estar muy valorado por estos beneficiarios, aún debemos mejorar y ahondar en las políticas de lucha contra la precariedad y la pobreza con otras medidas complementarias”.
Entre las propuestas de mejora están aumentar la frecuencia de reparto, incluir mayor variedad de productos (como alimentos frescos, productos de limpieza e higiene personal), considerar necesidades familiares y de salud, así como aspectos culturales y regionales en relación al tipo de alimentos, revisar las modalidades de entrega, así como trámites más flexibles y ágiles. También contemplar tarjetas de consumo y supermercados sociales, que eviten colas y situaciones que puedan resultar estigmatizantes.
Por otro lado, también se destaca la necesidad de incrementar las medidas complementarias de acompañamiento a las personas beneficiarias, apoyando su acceso al empleo o con ayudas para mantener la vivienda y el pago de suministros (agua, luz, gas…), así como realizar acciones de capacitación con las familias que les ayuden a mantener una alimentación adecuada o administrar los gastos del hogar.