<p>En sus siete años de vida, CoCircular ha logrado reintroducir hasta un 92% de residuos de la construcción en el ciclo productivo. Foto: CoCircular.<p>

En sus siete años de vida, CoCircular ha logrado reintroducir hasta un 92% de residuos de la construcción en el ciclo productivo. Foto: CoCircular.

Residuos de construcción, del vertedero a la economía circular

Entre las grúas que salpican el horizonte y los edificios que emergen en cada esquina, surge una pregunta indispensable, ¿qué ocurre con los residuos que deja tras de sí este reguero de construcciones? CoCircular irrumpe con una propuesta clara: convertir los escombros en recursos. Esta ‘startup’ española, aporta trazabilidad en tiempo real y métricas ambientales que permiten valorizar hasta el 92% de los residuos. Demuestra que la economía circular en obra no es un ideal, sino un estándar posible.

La magnitud del problema salta a la vista, porque para construir todos esos edificios que ocupan el horizonte se han tenido que generar muchos restos: materiales desechados, escombros, etc. ¿Dónde están? En Europa, los residuos de construcción y demolición (por sus siglas RCD) representan alrededor del 30% de todos los residuos generados. Solo en nuestro país, según el último dato disponible del INE (2021), proveniente de datos extraídos de la Plataforma Electrónica Nacional de Gestión de Residuos (eSIR), la cifra ronda los 37 millones de toneladas al año, un volumen suficiente para llenar de escombros el estadio Santiago Bernabéu 1.250 veces. Gran parte de estos materiales siguen teniendo el mismo destino, el vertedero, y una vez aquí el cómo se gestiona esta enorme cantidad de materiales es un reto ambiental inaplazable.

En un momento en que la economía circular se ha convertido en prioridad en Europa, el sector de la construcción, uno de los que más materiales consume, continúa gestionando sus residuos de manera opaca e ineficiente, como veremos a lo largo de este reportaje. Este hecho contrasta con unas normas cada vez más exigentes: la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados, la reciente Orden TED/295/2023 y el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR 2024–2035).

Según las investigaciones de Paola Villoria Sáez, autora del trabajo Sistema de gestión de residuos de construcción y demolición en obras de edificación residencial. Buenas prácticas en la ejecución de obra, en el sector de la construcción, las grandes compañías han comenzado a ir más allá de la legislación para incorporar buenas prácticas ambientales, aunque el reto sigue siendo que pequeñas y medianas empresas adopten esta tendencia. Pese a que la Directiva Marco de Residuos estableció que el 70% de los RCD debían reciclarse en 2020, la realidad es que en la UE apenas se alcanza el 50%, y en España la gestión sigue lejos de esos objetivos.

Esta es la razón por la que un grupo de emprendedores puso en marcha CoCircular, una startup que facilita que los residuos de la construcción no terminen en el vertedero haciendo uso de la tecnología. En estos siete años de vida han logrado reintroducir hasta el 92% de los materiales en el ciclo productivo, superando tanto la media española como los objetivos marcados por la legislación.

Un problema que pesa toneladas

“La gestión ineficiente y opaca de los residuos de construcción y demolición es uno de los mayores desafíos ambientales en España y Europa”, afirma Paula Sánchez, CEO de CoCircular. Su diagnóstico no se queda en lo abstracto: “En nuestro país, más del 54% de estos residuos van directos a vertedero y solo un 30% llega a gestoras autorizadas. Pero incluso ahí, hasta un 90% acaba igualmente en vertederos por la falta de segregación inicial”.

A nivel europeo, se estima que los RCD alcanzan los 461 millones de toneladas al año. Su impacto va mucho más allá de la ocupación de espacio: los vertederos españoles emiten unas 11 millones de toneladas de CO₂ anuales, se incluyen en esas emisiones los gases generados por la descomposición anaerobia de residuos biodegradables y por la energía no renovable consumida en operaciones relacionadas con transporte y tratamiento. Su efecto no se limita a la atmósfera: los vertederos autorizados, aunque regulados, también pueden generar lixiviados, filtraciones o contaminación del suelo y de aguas subterráneas, especialmente cuando los residuos contienen elementos peligrosos o metales pesados presentes en algunos componentes de los RCD como sellantes, pinturas, restos metálicos, yesos o productos químicos de tratamiento de la madera. Detrás de esas cifras se esconde un modelo que todavía no ha sabido adaptarse a las exigencias de la economía circular ni a las directivas comunitarias.

Pese a que la Directiva Marco de Residuos estableció que el 70% de los RCD debían reciclarse en 2020, la realidad es que en la UE apenas se alcanza el 50%, y en España la gestión sigue lejos de esos objetivos.

El despertar de una conciencia medioambiental más fuerte y la aplicación de una normativa más estricta propician que todos los actores del sector de la construcción implicados deben cambiar su mentalidad y comprometerse activamente. Sin embargo, tal y como recogen diferentes estudios, como el realizado por un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, en España los RCD todavía encuentran una vía de escape fácil en los vertederos. Esto es debido, fundamentalmente a la falta de segregación y los costes de gestión. Tradicionalmente, las obras se han gestionado con procesos manuales y una insuficiente preocupación sobre el destino de los materiales desechados. Ni las promotoras ni las constructoras pueden garantizar qué ocurre realmente con los materiales que salen de sus obras.

El tipo de vertedero —autorizado o no— también marca una diferencia práctica. En vertederos autorizados se aplican medidas de impermeabilización, control de lixiviados, periódicos análisis ambientales y clausura técnica obligatoria, pero si la fase de segregación no es adecuada desde el origen, muchos residuos peligrosos o contaminantes pueden terminar mezclados, lo que debilita esas protecciones legales. En los vertederos no autorizados, esos controles no existen o son mucho más deficientes, lo que aumenta los riesgos para la contaminación del suelo, aguas subterráneas y para la salud humana.


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Desde la asociación Seopan, que agrupa a empresas constructoras y concesionarias de infraestructuras, también identifican la falta de separación en origen y la escasa práctica de la demolición selectiva como uno de los principales cuellos de botella. En muchas obras, especialmente en las de menor escala o rehabilitación, los residuos se mezclan desde el inicio, lo que dificulta su valorización pese a ser una obligación legal. Para revertir esta situación, la patronal sugiere exigir estudios y planes de gestión específicos que aseguren la separación efectiva y revisar los pliegos públicos para incorporar criterios que fomenten esta práctica.

Otro de los retos es que la falta de plantas próximas encarece el transporte y desincentiva la gestión adecuada. Desde Seopan proponen fomentar la creación de plantas autorizadas y simplificar los procesos de autorización y operación, tanto para instalaciones fijas como móviles.

En paralelo, la normativa europea ha elevado el listón. Además del mencionado 70% de los residuos que deben someterse a valorización, reciclaje o reutilización, la ley también introduce la responsabilidad ampliada del productor: ya no basta con delegar la gestión en terceros, las empresas deben demostrar con datos verificables la trazabilidad y valorización de sus residuos.

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Residuos de construcción, del vertedero a la economía circular

CoCircular define protocolos de segregación de residuos en origen y asesora sobre cómo separar cada tipo. Foto: CoCircular.

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La escasa práctica de la demolición selectiva de residuos es uno de los problemas del sector de la construcción, según la patronal Seopan. Foto: CoCircular.

En este contexto, desde la asociación Seopan señalan que buena parte de las dificultades se deben a un marco regulatorio poco claro y fragmentado. Según explican, no existen criterios unificados sobre quién debe considerarse productor o poseedor de los residuos, y las diferencias entre comunidades autónomas generan incertidumbre legal e ineficiencias en el transporte, la recepción y el tratamiento. Por ello, consideran imprescindible clarificar los roles de todos los agentes y unificar los criterios entre administraciones en materia de documentación, fianzas y obligaciones administrativas.

La asociación apunta también a la necesidad de revisar el marco contractual, especialmente en la contratación pública. Los contratos deberían incorporar requisitos ambientales y de circularidad, y ajustarse a las variaciones de costes derivadas de los materiales. La actualización de los pliegos con criterios alineados a la taxonomía verde europea contribuiría a impulsar el uso de materiales reciclados y prácticas sostenibles.

Pero en un sector que ha crecido tanto en las últimas décadas, cumplir con estos requisitos se ha convertido en un desafío mayúsculo. “Las consecuencias son enormes”, recuerda la CEO de Cocircular. “Estamos desaprovechando materiales que podrían reincorporarse al ciclo productivo, incrementando las emisiones de CO₂ y saturando un sistema de vertederos que ya está al límite”.

Los responsables de Seopan subrayan el papel clave de la innovación y la digitalización. Los materiales deberían diseñarse desde su origen para ser reciclables y trazables, integrando herramientas digitales a lo largo de toda la cadena de gestión. Fomentar la I+D+i en materiales reciclados, tecnologías de separación y trazabilidad digital es, a su juicio, esencial para avanzar hacia una economía circular real. La asociación participa en iniciativas orientadas en esta dirección. En su informe Análisis de la Inversión Prioritaria en Infraestructuras en España, identifica inversiones por valor de 2.733 millones de euros en infraestructuras medioambientales, incluyendo plantas de tratamiento, valorización de residuos y proyectos de biogás.

Seopan reclama cambios en la contratación pública que introduzca criterios ambientales y de circularidad que incentiven el uso de materiales valorizados en obras e infraestructuras.

CoCircular y el software 360° Advisor

En 2018, el venture builder Zubilabs propuso a Paula Sánchez liderar un proyecto pionero: aplicar la lógica de la economía circular al sector de la construcción. Arquitecta técnica con más de 15 años de experiencia, había vivido de cerca las ineficiencias del sistema y no dudó en aceptar el reto. Así nació CoCircular.

El proyecto se enmarca así en un ecosistema de innovación sostenible respaldado por un actor clave como es Zubi Labs, que además forma parte de la coalición Cleantech for Iberia, una iniciativa que busca posicionar a España y Portugal como líderes en tecnologías limpias. Apoyada por entidades destacadas como el Cleantech Group, la Fundación Breakthrough Energy (fundada por Bill Gates) y BBVA, entre otras organizaciones, su objetivo es unir esfuerzos con otros inversores y empresas para impulsar la transición hacia una economía más sostenible.

Tras una primera etapa de consultoría, el equipo entendió que la verdadera palanca de cambio debía ser la tecnología. Fue entonces cuando se gestó 360° Advisor, una plataforma digital diseñada para acompañar a las empresas en todo el ciclo de vida de los residuos. “Queríamos crear una especie de torre de control para los escombros”, explica Leo Martínez, CTO y cofundador de la compañía. “Un sistema que no solo registrara qué ocurre con cada material, sino que generara datos en tiempo real, ofreciera métricas ambientales y asegurara que nada quedaba fuera del radar”.

Todo comienza en la obra, donde el software define protocolos de segregación en origen y asesora sobre cómo separar cada tipo de residuo. A partir de ahí, cada traslado queda registrado y digitalizado, con documentación trazable que permite seguir el rastro de cada material. La plataforma conecta además con una base de más de 33.000 actores de la cadena de valor y recomienda siempre la opción más sostenible y cercana para el tratamiento.

La innovación no se queda en la logística. 360° Advisor calcula toneladas de CO₂ evitadas, metros cuadrados de vertedero ahorrados, porcentaje de valorización alcanzado… “Son métricas ambientales inéditas hasta ahora en el sector, que aportan una transparencia radical”, subraya Martínez. Y, si los objetivos fijados para un proyecto no se cumplen, la herramienta lanza alertas automáticas para corregir desviaciones. “Estamos incorporando machine learning e inteligencia artificial para ir un paso más allá”, añade. “El siguiente avance será el reconocimiento por imagen: con una simple foto, el sistema podrá identificar la tipología del residuo, estimar su pureza y recomendar la mejor gestora a la que enviarlo, incluso programando la recogida de manera automática”.

360° Advisor es una plataforma digital que acompaña a las empresas en todo el ciclo de vida de los residuos, una especia de ‘torre de control’ para los escombros, según explican desde CoCircular.

Más allá de la digitalización

La tecnología es el corazón de CoCircular, pero no lo es todo. Lo primero que se hace es un análisis junto al cliente para conocer su punto de partida real: cuántos residuos genera, cómo los gestiona y qué capacidad tiene para reducirlos. Ese diagnóstico permite fijar objetivos claros y alcanzables, que luego se monitorizan en tiempo real a través de la plataforma.

La trazabilidad en origen es otro pilar clave. Desde el mismo momento en que un residuo aparece en la obra, se registra en el sistema, lo que evita la opacidad habitual y asegura que cada material pueda reincorporarse al ciclo productivo.

A ello se suma una red única en el sector: más de 33.000 actores mapeados en todo el país, incluidos 10.000 gestores y valorizadores clasificados por criterios de calidad, sostenibilidad y proximidad. Esta base de datos no solo agiliza la toma de decisiones, sino que garantiza que los residuos se canalicen hacia las mejores opciones disponibles en cada territorio.

Los clientes pueden monitorizar en tiempo real los materiales y comprobar por sí mismos cuántos residuos han generado, a dónde han ido y qué impacto ambiental se ha evitado.

Pero la parte humana es igualmente determinante. CoCircular cuenta con técnicos que acompañan a pie de obra, ayudando a los responsables de las constructoras a implantar los protocolos sobre el terreno. Esa presencia se complementa con formación específica a los equipos, para que interioricen la importancia de la circularidad y reducir así las resistencias al cambio.

El resultado es un modelo híbrido: datos y algoritmos por un lado, asesoramiento y cultura por otro. “Al final, lo que marca la diferencia es que no dejamos solos a nuestros clientes: les damos herramientas, pero también apoyo humano para que la circularidad sea real”, concluye Sánchez.

Presentando resultados

Desde su creación, la empresa ha gestionado 4,65 millones de toneladas de residuos, de las cuales más del 92% se han reincorporado al ciclo productivo como materias primas recicladas. Esto supone triplicar la media española, situada en torno al 30%, y superar el 70% exigido por la legislación.

Las consecuencias ambientales son igualmente contundentes. Gracias a esta valorización, se han evitado unas 73.470 toneladas de CO₂, el equivalente a más de 1,7 millones de viajes en coche entre Valencia y Madrid. Además, se han preservado 620.000 metros cuadrados de suelo natural que, de no haberse intervenido, habrían terminado convertidos en vertederos.

73.470
toneladas de CO₂

se han evitado con la valorización de residuos de Cocircular. Además, se han preservado 620.000 metros cuadrados de suelo natural.

Pero los beneficios no son solo ambientales. La digitalización de procesos aporta también eficiencia operativa: los clientes de Cocircular ahorran de media 10 horas de trabajo por persona al mes, reducen sus costes en un 26% y mejoran en un 45,6% la segregación de residuos en obra.

Más de 200 clientes han confiado ya en esta solución. En el ámbito de la construcción residencial, promotoras como Metrovacesa o Aedas Homes han utilizado la plataforma para asegurar que los residuos de sus obras eran controlados casi en su totalidad. En el sector de las infraestructuras, Ferrovial y Sacyr han incorporado Cocircular para reforzar sus compromisos ESG y mejorar la transparencia frente a sus clientes e inversores. La herramienta también ha dado el salto a otros sectores: L’Oréal, en la industria cosmética, o Iberia, en el transporte aéreo, han confiado en la solución para optimizar la gestión circular de sus residuos industriales.

Incluso las administraciones públicas han empezado a apoyarse en esta tecnología. La Diputación Foral de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Castellón han contado con CoCircular como socio para trazar estrategias de economía circular más ambiciosas, capaces de demostrar con datos verificables el impacto real de sus políticas.

En CoCircular destacan el proyecto Barcelona City Hub, desarrollado por Goodman, como un ejemplo de cómo su tecnología puede transformar la gestión de los residuos en grandes operaciones de reindustrialización. En la primera fase del proyecto, centrada en la deconstrucción circular y el desmantelamiento de las antiguas instalaciones de Nissan en Barcelona, la compañía aplicó su metodología para alcanzar estándares de sostenibilidad muy por encima de lo habitual en el sector. Gracias a la trazabilidad del software 360 Advisor, se realizó un control exhaustivo desde la identificación inicial de los residuos hasta la verificación final de su tratamiento. En este caso, se establecieron objetivos ambiciosos, como la valorización mínima del 90% de los residuos no peligrosos, el 100% de valorización de tierras y materiales de excavación y una segregación en origen que evitó que más del 10% de los residuos quedaran mezclados.

Los resultados, de acuerdo con los datos de Cocircular, fueron especialmente significativos. Se logró valorizar el 100% de los residuos pétreos y fracciones minerales —más de 24.000 toneladas— que fueron transformados en áridos reciclados para su posterior reutilización en el propio proyecto. El resto de residuos no peligrosos alcanzó una tasa de valorización del 99,28%, y la segregación en origen permitió separar hasta 15 flujos diferentes, duplicando lo exigido por la normativa. Además, se dio un paso más en la aplicación de la jerarquía de residuos mediante la donación, venta o cesión de maquinaria, mobiliario e instalaciones modulares que aún no habían llegado al final de su vida útil. La trazabilidad completa de casi 26.000 toneladas de residuos certificó el éxito de un modelo que hoy se aplica de manera sistemática en los proyectos promovidos por Goodman.

Residuos de construcción, del vertedero a la economía circular

CoCircular cuenta con técnicos que acompañan a pie de obra, ayudando a los responsables de las constructoras a implantar los protocolos sobre el terreno. Foto: CoCircular.

Muros en el camino

A pesar de confiar plenamente en su herramienta, los responsables del proyecto han encontrado importantes obstáculos. El primero ha sido cultural, enfrentarse a un sector tradicional, donde la resistencia al cambio sigue siendo una constante: “Muchos actores de la construcción y de la Administración estaban acostumbrados a procesos manuales y a la inercia de ‘hacerlo como siempre’”, reconoce Sánchez. Convencerlos de que la digitalización podía simplificar y mejorar la gestión de residuos ha requerido tiempo, pedagogía y que vieran resultados tangibles.

A esa resistencia se suma la dificultad de saber qué ocurre realmente con los materiales una vez salen del control de la empresa que los genera. Esta falta de transparencia complica la trazabilidad y limita la confianza en el sistema.

El despliegue tecnológico también ha sido un desafío. “No había soluciones previas en las que apoyarse; hemos tenido que desarrollar un sistema pionero desde cero”, explica Leo Martínez, CTO. Integrar bases de datos geográficas, inteligencia artificial y sistemas de documentación automatizada ha supuesto un proceso complejo, pero imprescindible para que la plataforma cumpliera su promesa de trazabilidad total.

Por otro lado, “la nueva Ley de Residuos y las directivas europeas han cambiado las reglas del juego”, señala Sergio López, responsable de regulación en la compañía. “Con la responsabilidad ampliada del productor, ya no basta con delegar: las empresas que generan residuos son directamente responsables de su trazabilidad y valorización. Eso ha acelerado la demanda de soluciones como la nuestra, pero también ha elevado las exigencias técnicas y legales a las que debemos responder”.

Experiencias que ayudan

Uno de los aprendizajes clave es la necesidad de partir de un diagnóstico realista. En muchas ocasiones, las empresas creen estar gestionando bien sus residuos cuando en realidad desconocen datos básicos sobre volúmenes, destinos o costes ocultos. CoCircular insiste en la importancia de este primer chequeo: solo conociendo la situación de partida se pueden fijar objetivos claros y medibles.

La implicación de toda la organización es otra lección que extraen. “Cuando la estrategia de circularidad se queda en la alta dirección, no llega a los equipos operativos. Y al revés: cuando son los técnicos quienes detectan los problemas, a menudo no cuentan con el apoyo de sus directivos para impulsar soluciones”, añade Sánchez. Por eso, CoCircular promueve que la circularidad sea una apuesta transversal, compartida por todas las capas de la empresa.

Finalmente, la compañía subraya la necesidad de que la administración pública dé ejemplo. “Nos hemos encontrado con administraciones que legislan sobre residuos pero que no tienen sus propios procesos integrados ni equipos técnicos formados para aplicarlos”, señala Sánchez. Para que la colaboración público-privada sea efectiva, es esencial que las instituciones también adopten modelos digitales y profesionales de gestión.

CoCircular afronta el futuro con un plan estratégico asentado en tres ejes: consolidar su crecimiento en la Península Ibérica, incluido Portugal, priorizando el llegar a otros sectores fuera de la construcción; conseguir que se cree la primera certificación digital en gestión circular de residuos, con datos verificables y trazabilidad completa que aporten transparencia y confianza; y convertirse en un gestor integral, asumiendo la coordinación entre todos los actores del sector para simplificar procesos y reducir costes en la gestión de residuos.

“El mensaje es claro: gestionar los residuos de manera circular ya no es un añadido, es una necesidad para cualquier empresa que quiera mantenerse en el mercado”, apunta Paula Sánchez.

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