<p>Este proyecto demuestra que el acceso a formación tecnológica puede ser un camino hacia la movilidad social. Foto: Potrero Digital. <p>

Este proyecto demuestra que el acceso a formación tecnológica puede ser un camino hacia la movilidad social. Foto: Potrero Digital.

De la exclusión al empleo: la formación digital que transforma vidas

El proyecto Potrero Digital nació como una respuesta a dos realidades opuestas en Argentina: por un lado, la exclusión socioeconómica que afecta a gran parte de la juventud, y por otro, la capacidad del país para destacarse a nivel global en el talento y las soluciones digitales. Desde 2018, esta iniciativa ha conectado a jóvenes con formación y empleo en la economía del conocimiento, impulsando una integración sociolaboral que trasciende fronteras.

En Argentina coexisten dos realidades marcadas: por un lado, muchos jóvenes enfrentan serias dificultades para ingresar al mundo laboral; por otro, el país se destaca como un referente global en talento digital, con una economía del conocimiento en constante crecimiento. Este contraste refleja tanto los desafíos como las oportunidades que enfrenta el país.

Según estimaciones de Unicef, la tasa de desempleo de los jóvenes de 18 a 24 años es casi tres veces más elevada (20,1%) que la de la población total (7,7%). Esto afecta aún más a los jóvenes que provienen de hogares de menores ingresos, y el género es otro factor de vulnerabilidad: en el caso de las mujeres de esta franja etaria es más elevada (21,7%). Además, entre los jóvenes que tienen trabajo asalariado, la informalidad alcanza el 57%, más de 20 puntos por encima del promedio general (36%).

De acuerdo con la Unesco, el panorama digital de Argentina ha experimentado avances significativos, posicionando al país como líder en la transformación digital de la región. Uno de los aspectos más destacados de este progreso es el notable aumento de la penetración de Internet, que ha alcanzado ya al 90% de los hogares.

Frente a este diagnóstico, Fundación Compromiso se propuso desarrollar hace seis años una edtech social (una organización que utiliza tecnología educativa para promover la inclusión social), a la que llamaron Potrero Digital. Impulsado por referentes de la sociedad civil como Silvia Flores, directora ejecutiva de Cooperativa La Juanita; Carolina Biquard, directora ejecutiva de Fundación Compromiso, y los cineastas Juan José Campanella y Gastón Gorali, el proyecto buscó insertar a jóvenes en la economía digital mediante formación intensiva y práctica.

Los cursos abarcan áreas clave como marketing digital, programación, comercio electrónico y animación gráfica, y se complementan con módulos de habilidades interpersonales, inglés técnico y emprendimiento. Este enfoque integral no solo prepara a los estudiantes para conseguir empleo, sino que también promueve su crecimiento profesional continuo.

Fundación Compromiso es una organización orientada a inversores de impacto en la región para ayudarlos a comprender las oportunidades que tienen en el arte, la creatividad y las cuestiones ambientales y sociales, atrayendo a todo tipo de socios del mundo entero, desde grupos comunitarios hasta fundaciones de innovación, con el objetivo de lograr el cambio social.

Potrero Digital busca insertar a jóvenes en la economía digital mediante formación intensiva y práctica, preparándoles no solo para conseguir empleo, sino promoviendo también un crecimiento profesional continuo.

El modelo de Potrero Digital combina cursos virtuales y presenciales, implementados a través de hubs digitales distribuidos en distintas regiones. La colaboración con empresas tecnológicas, municipios y socios internacionales (Google, Amazon Web Services, Epic Games y Cisco, J.P. Morgan Chase Foundation, entre otros) ha sido clave para ofrecer formación gratuita y de alta calidad. Iniciativas como Potrero Empleos, que conecta a los egresados con el mercado laboral (trabajos formales), y Potrero Tech, que permite a los estudiantes participar en proyectos reales, fortalecen la inserción laboral y la experiencia práctica de los participantes.

Se generan vínculos con empresas que incorporan talento IT y digital a sus equipos de trabajo. Analizan, difunden las propuestas y hacen una preselección de perfiles acordes a los requerimientos de cada búsqueda recibida. De acuerdo con datos de Potrero Empleos, se generan tres ingresos formales por mes.

“Nos dimos cuenta de que no solo basta con enseñar una disciplina técnica, sino que también hay que trabajar habilidades interpersonales y el inglés, porque en la economía del conocimiento esas competencias son esenciales para que los jóvenes puedan progresar”, expresa Juan José Bertamoni, director general de Potrero Digital.

Ana Caro es docente de habilidades socioemocionales en Potrero Digital desde 2020. Su trabajo se enfoca en temas como liderazgo, trabajo en equipo, gestión del tiempo, resolución de conflictos e inteligencia emocional. Este enfoque complementa la formación técnica de los participantes. “Lo más motivador es ver el proceso de transformación de las personas. Alguien que al principio no se animaba a hablar, en las últimas clases es quien más participa. Eso es muy poderoso”, explica.

Caro destaca la transformación que observa en los participantes a lo largo del curso, especialmente en su confianza y capacidad de expresión. Valora cómo el modelo fomenta el aprendizaje grupal y la construcción de comunidades virtuales.

“A la gente se la contrata por sus habilidades técnicas y se la despide por su falta de habilidades socioemocionales. Por eso, cada vez más necesitamos desarrollar estas habilidades para el futuro del trabajo”, señala.

De la exclusión al empleo: la formación digital que transforma vidas

En Potrero Digital no solo se enseñan disciplinas técnicas, también se trabajan habilidades socioemocionales. Foto: Potrero Digital.

Cuantitativamente, los resultados de Potrero Digital son contundentes: más del 60% de los egresados consiguen empleo en áreas digitales, cifra que en alianzas como Amazon Web Services (AWS) supera el 70%. Además, desde su inicio, Potrero Digital ha otorgado unas 28.000 becas, demostrando su alcance y capacidad de impacto.

Potrero Digital se financia principalmente a través de donaciones y aportes privados, incluyendo empresas y fundaciones. También recibe apoyo de algunos municipios y organismos provinciales que buscan desarrollar talento digital en sus territorios.

Los participantes tienen entre 16 y 35 años (80% de los estudiantes), con más del 50% de mujeres. En su mayoría, enfrentan barreras socioeconómicas y buscan oportunidades para insertarse en el mercado laboral digital.

Los cursos de Potrero Digital son completamente gratuitos y están dirigidos a personas mayores de 16 años que no cuentan con los recursos económicos para costear una formación en el mercado. Para acceder a una beca, es necesario tener conocimientos básicos de informática y demostrar interés en insertarse laboralmente de manera inmediata. La inscripción se realiza a través de un formulario digital en su sitio web. Dado el alto interés, los cupos son limitados, y en algunos casos, se implementa un proceso de selección para garantizar el compromiso de los participantes.​


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A lo largo de 2024, Potrero Digital otorgó más de 12.500 becas un logro que reafirma su compromiso con la generación de capacidades en el sector digital para la inclusión social. “Este proyecto busca crear un impacto positivo en nuestros estudiantes y en sus comunidades. La educación en tecnología abre las puertas a un mercado laboral en constante expansión, y estamos orgullosos de trabajar en conjunto con empresas y organizaciones para construir un futuro más inclusivo”, explica Bertamoni.

La participación de estudiantes en Potrero Digital es más frecuente en Gran Buenos Aires (27%), Ciudad Autónoma de Buenos Aires (17%), el resto Provincia de Buenos Aires (21%), incluidas también las provincias de Mendoza (13%) y Santa Fe (10%). Aquello muestra que su alcance geográfico está más centrado en sectores urbanos y suburbanos.

60%
de los estudiantes consiguen trabajo.

Los participantes son jóvenes mayores de 16 que no cuentan con recursos económicos para costear una formación.

Dentro de los cursos con mayor demanda, se evidencia una predilección por la Programación front end (40%) en hombres y Community manager (35%), marcado por presencia de mujeres.

A lo largo de estos seis años, se ha consolidado una red de centros de aprendizajes en oficios digitales orientado a personas mayores de 16 años en situación de vulnerabilidad social. Dicha iniciativa contribuye a la democratización e inclusión en el acceso a las oportunidades que presenta la economía digital a través del desarrollo de habilidades digitales para la inserción laboral.

Multiplicando su impacto

El modelo de Potrero Digital ha demostrado ser adaptable y escalable. Ha expandido su alcance regionalmente, implementando proyectos piloto en países como Uruguay, Chile y México. En Brasil, se inauguró el Campinho Digital en Río de Janeiro, con la ayuda de aliados locales y regionales.

Otra de las innovaciones más integrales de Potrero Digital es que entre junio y noviembre de 2024, grupos de hasta 30 presos próximos a recuperar su libertad participaron en un proyecto orientado a su integración social y formación en oficios digitales. La iniciativa incluyó capacitación en habilidades digitales, informática básica y desarrollo de páginas web durante dos cuatrimestres. Este programa, dirigido a personas privadas de su libertad, se llevó a cabo en el Centro Educativo del Complejo Penitenciario de San Martín del Servicio Penitenciario Bonaerense en Argentina, en colaboración con Fundación Espartanos. “Continuamos con nuestra misión de ayudar a personas con barreras sociales y económicas a insertarse en el mercado laboral mediante el acceso a una educación digital gratuita y de calidad. El éxito de este programa radica en el compromiso y esfuerzo conjunto de nuestros aliados del sector público y privado, quienes han sido fundamentales para ampliar nuestras capacidades y llegar a más comunidades”, agrega Bertamoni.

También se trabajó con los más pequeños en Argentina, con iniciativas como Picadito Digital, que ofrece talleres en robótica y videojuegos para niños, que fomentan vocaciones tempranas y generan impacto a largo plazo. Además, la integración con el sistema educativo formal ayuda a reducir el abandono escolar, creando un círculo virtuoso entre educación y empleabilidad.

Potrero Digital se está expandiendo a países como Uruguay, Chile, México y Brasil. Ha creado programas de formación en oficios digitales para presos y talleres para niños, fomentando vocaciones tempranas.

Articulación con el sector público

Un ejemplo de articulación con el sector público es la colaboración entre Potrero Digital y el municipio argentino de San Miguel. Esta alianza comenzó en 2021 durante un evento organizado por la Red de Innovación Local (RIL), Red que conecta, acelera e inspira a miles de personas trabajando para resolver desafíos públicos de las ciudades. Este encuentro permitió al municipio identificar a Potrero Digital como un socio estratégico. El modelo implementado en San Miguel combina cursos virtuales con instancias presenciales organizadas por el municipio. Estas actividades presenciales se llevan a cabo en escuelas locales y en la Usina Tecnológica de San Miguel (UTEC), un espacio equipado con aulas tecnológicas.

Además, el municipio ofrece un acompañamiento personalizado durante toda la duración del curso, fomentando el compromiso de los participantes y generando una comunidad activa que se sostiene más allá de la formación.

El impacto de la iniciativa puede observarse tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Desde su inicio, más de 800 jóvenes han participado en el programa. Gracias al modelo de acompañamiento personalizado, en el aspecto cualitativo, Potrero Digital genera cambios en la autoestima de los jóvenes participantes, fortaleciendo su confianza y su interés por continuar formándose en la educación formal o técnica. Una de las cosas que más encontramos es una falta de autoestima que hace que los chicos no crean que pueden hacer algo distinto a lo que hicieron sus padres. Este programa demuestra lo contrario. Vemos jóvenes que van cambiando esa mentalidad, quieren más y piden nuevas capacitaciones”, dice Belén Bianco, subsecretaria de Economía del Conocimiento del municipio de San Miguel.

Este 2025, el municipio y Potrero Digital planean continuar apostando por el programa, mejorando el proceso de selección para garantizar un mayor impacto. “Aprendimos en este tiempo que quizás vale la pena hacer un proceso de selección más exigente con menos cupos, que salir a dar un montón de plazas con criterios demasiado flexibles. Creemos que es importante que lo hagan quienes realmente les interesa y que se vaya contagiando de boca en boca”, dice Bianco.

Además, el municipio quiere vincular a Potrero Digital con carreras universitarias y técnicas para que los egresados tengan la posibilidad de continuar su formación en instituciones de educación superior.

De la exclusión al empleo: la formación digital que transforma vidas

Potrero Digital genera cambios en la autoestima de los jóvenes participantes, fortaleciendo su confianza y su interés por continuar formándose. Foto: Potrero Digital.

A pesar del éxito y la expansión de Potrero Digital, el programa enfrenta limitaciones en su capacidad de crecimiento y sostenibilidad a largo plazo. Uno de los principales desafíos es la necesidad de financiamiento adicional para atender la creciente demanda de becas. La cantidad de jóvenes interesados en capacitarse supera la oferta disponible.

Otro desafío es la brecha digital estructural que afecta a ciertos grupos de la población. Aunque Potrero Digital logró llegar a diversas regiones, todavía encuentra dificultades para extenderse a comunidades más aisladas o con menor acceso a infraestructura tecnológica. La conectividad y el equipamiento adecuado siguen siendo barreras para muchos potenciales estudiantes, lo que refuerza la necesidad de articular con actores públicos y privados para garantizar un acceso equitativo. Para Bianco, la experiencia con Potrero Digital ha demostrado la importancia de flexibilizar las estructuras estatales para poder articular con socios externos de manera efectiva. “Lo que aprendimos es que vale la pena apostar por procesos más largos y sostenidos. El impacto real llega cuando sostienes una política en el tiempo, como lo hemos hecho con Potrero Digital desde hace dos años”, señala.

Impacto  en primera persona

Potrero Digital demuestra que el acceso a formación tecnológica puede ser un camino hacia la movilidad social. Un ejemplo de este impacto es el caso de Sofía Paloma Surribas. Ella buscó capacitarse en Potrero Digital en 2020 tras quedarse sin trabajo en el sector de eventos por la pandemia. Descubrió a la Fundación Compromiso a través de X (antes Twitter) mientras buscaba cursos. Realizó las capacitaciones de Community manager y Animación gráfica. Gracias a los conocimientos adquiridos, logró insertarse en el mercado laboral al obtener su primer empleo en una agencia de marketing. Más tarde, decidió devolver parte de lo aprendido convirtiéndose en tutora de otras jóvenes. En este rol, compartió su experiencia y brindó apoyo a chicas en situaciones de vulnerabilidad, ayudándolas a desarrollar confianza y habilidades en sus respectivos proyectos.

“Potrero no solo te da una beca para un curso; es un voto de confianza. Te incentivan a seguir estudiando, te contienen y te apoyan”, expresa Surribas.

La experiencia de Surribas en Potrero Digital no solo fue transformadora a nivel profesional, sino también a nivel personal. Participar en los cursos fortaleció sus soft skills o habilidades blandas, como la empatía, la resolución de problemas y la comunicación efectiva. Además, destaca el enfoque colaborativo del programa, que fomenta un sentido de comunidad entre compañeros y tutores. Este apoyo mutuo no solo enriquece el proceso de aprendizaje, sino que también ayuda a los participantes a superar obstáculos y a sentirse parte de un entorno solidario.

“Potrero no solo te da una beca para un curso; es un voto de confianza. Te incentivan a seguir estudiando, te contienen y te apoyan”, Sofía Paloma Surribas, participante en el proyecto.

Respecto a las habilidades blandas, Surribas reconoce: “Me convertí en una persona más resolutiva y con una comunicación más efectiva, algo que celebro mucho a nivel personal y profesional. También conoces personas y generas vínculos”.

Sofía recomienda Potrero Digital especialmente a personas curiosas, con deseos de reinventarse y que enfrentan barreras económicas. Según ella, el proyecto ofrece oportunidades únicas para aprender y conectar con otros, destacando el valor del networking. Además, subraya la importancia de las conexiones humanas que la organización fomenta, las cuales son esenciales para avanzar en el mundo laboral y crear redes de apoyo que trascienden la experiencia educativa.

Sobre su rol actual en la organización, comenta: “Como tutora, compartes tu experiencia desde otro ángulo, con una mirada más empática y una escucha activa, ayudando a las personas a sentirse acompañadas”. Los chicos que participan en los tramos avanzados se convierten en tutores para los nuevos alumnos. Esto genera una retroalimentación de conocimientos y fomenta una comunidad activa de aprendizaje que es clave para el éxito del programa.

Uno de los aprendizajes de Potrero Digital tiene que ver con la importancia de la comunidad en el proceso educativo. El modelo fomenta un entorno de aprendizaje colaborativo, donde estudiantes, docentes y tutores se apoyan mutuamente. “Potrero no es solo formación técnica, sino un espacio colectivo que integra acompañamiento emocional, acceso a equipamiento y segundas oportunidades. Nuestros coordinadores territoriales están siempre cerca de los alumnos, ayudándolos a superar cualquier obstáculo”, explica Bertamoni.

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