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Foto: Observadores del Mar.

Observadores del Mar: ciencia ciudadana al servicio de la conservación de los océanos

Los océanos, que cubren más del 70% de la superficie terrestre, enfrentan una crisis ambiental sin precedentes. Proyectos que integran el esfuerzo de los científicos con la ayuda de los ciudadanos, como Observadores del Mar, conectan a las comunidades y ponen en marcha acciones para salvar los mares.

El sol de agosto brillaba sobre las aguas cristalinas de Menorca cuando Ramiro Picos se sumergió en el azul infinito. Los instructores del centro de buceo le habían hablado de un visitante inusual, un pez trompeta de aspecto extraño que había sido visto en varias inmersiones. No era parte del elenco habitual de aquel escenario submarino. Con su cámara en mano, Ramiro aceptó el reto: El pez era huidizo, pero con paciencia logró capturarlo en una imagen.

De vuelta en Barcelona, con la emoción de la “caza” aún latente, Ramiro subió su hallazgo a la plataforma Observadores del Mar. Poco después, un científico confirmó lo que sospechaban: era un Fistularia commersonii, una especie invasora que ocupaba territorio en mares ajenos. Desde aquel día, con cada fotografía, con cada hallazgo, Ramiro sigue contando historias del mundo sumergido y la ciencia se alimenta del ojo atento de quienes, como él, se aventuran más allá de la superficie.

Sus descubrimientos no solo revelan la belleza del océano, sino también las amenazas que lo acechan. Cada expedición subacuática es un recordatorio de que los mares están cambiando, y no siempre para bien. Los océanos enfrentan una crisis ambiental sin precedentes, con aproximadamente el 40% de sus áreas gravemente afectadas por actividades humanas, según la Unesco. La contaminación plástica, la sobrepesca y el cambio climático están erosionando la salud de los ecosistemas marinos. El último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) destaca que el calentamiento global está acelerando fenómenos como el aumento del nivel del mar, la acidificación del océano y la pérdida de biodiversidad. Estos procesos no solo amenazan la vida marina, sino que también afectan a las comunidades costeras que dependen de estos recursos para su subsistencia.

En respuesta a esta situación, organismos como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) subrayan la necesidad de proteger al menos el 30% de los océanos para 2030, un objetivo clave para revertir la pérdida de biodiversidad.

Por todo el mundo están surgiendo iniciativas para recuperar la biodiversidad marina. Un ejemplo es la Alianza para los Arrecifes de Coral (Coral), que empezó como un pequeño grupo de buceadores apasionados por la protección de estos ecosistemas y hoy es una alianza mundial dedicada a salvar los arrecifes de coral, considerados los pulmones del océano, que sufren blanqueamientos masivos debido al aumento de la temperatura del agua y la acidificación.

A las iniciativas de organismos internacionales, que son necesarias pero no suficientes, se suman proyectos más locales, pero con un alto impacto en sus territorios. Especies clave como tiburones y rayas, cuyas poblaciones se habían visto muy reducidas, empiezan a recuperarse gracias a iniciativas como el proyecto Sharko de la Fundación Marilles, que busca implicar a pescadores y responsables políticos para mejorar el estado de conservación de estas especies en el Mediterráneo español.

Los océanos enfrentan una crisis ambiental sin precedentes, con aproximadamente el 40% de sus áreas gravemente afectadas por actividades humanas, según la Unesco.

La preocupación por el evidente deterioro de nuestros océanos cala también entre ciudadanos individuales que en la medida de sus posibilidades quieren ayudar. Así fue como surgió la iniciativa Observadores del Mar. La idea nace a raíz de la creciente cantidad de consultas de ciudadanos preocupados por lo que observaban durante sus salidas al mar. Fenómenos extraños, especies desconocidas o problemas ambientales visibles despertaban preguntas que buscaban respuestas científicas. Este diálogo inicial entre ciudadanos y expertos fue la chispa que encendió el proyecto.

Los interesados en participar en Observadores del Mar se registran en la web y pueden unirse a distintos proyectos, como ‘Algas invasoras’, ‘Medusas’ o ‘Pesca fantasma’; cada proyecto tiene sus guías de identificación y unos protocolos de observación. Los voluntarios realizan observaciones en el mar o la costa, registrando información relevante y tomando fotografías cuando es posible. El siguiente paso es subir sus datos a la plataforma, indicando detalles como la ubicación y la fecha de la observación. Un equipo de expertos revisa y valida la información para asegurar su precisión, y una vez aprobada, se integra en bases de datos accesibles para la comunidad científica y el público en general.

Desde 2012, Observadores del Mar se ha consolidado como una plataforma pionera de ciencia ciudadana enfocada en la conservación del medio marino. Este proyecto está liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y coordinado por centros como el Instituto de Ciencias del Mar (ICM), el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB), el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea), el Instituto Español de Oceanografía (IEO), el Sistema de Observación Costero de las Islas Baleares (Socib) y el Instituto de Investigaciones Marinas (IIM). El objetivo es invitar a la participación activa de la ciudadanía para generar conocimiento científico sobre los cambios que están transformando los ecosistemas marinos. Desde pescadores hasta buceadores recreativos, la plataforma conecta a la comunidad con la ciencia para investigar fenómenos como la llegada de especies invasoras, la evolución de especies vulnerables y los impactos del cambio climático.

Observadores del Mar: ciencia ciudadana al servicio de la conservación de los océanos

Los voluntarios realizan observaciones, registrando información relevante y tomando fotografías cuando es posible. Después, suben sus datos a la plataforma y estos serán validados por expertos. Fotografía de un alga invasora tomada por un observador.

Joaquim Garrabou, coordinador de la plataforma, explicaba a Revista Haz que “la ciencia ciudadana tiene un altísimo componente de sensibilización y democratización de la información. El resultado es favorecer procesos transformadores hacia una sociedad más sostenible y respetuosa con la naturaleza”.

A lo largo de su trayectoria, Observadores del Mar ha involucrado a 5.071 observadores y a 572 entidades, generando 24.924 observaciones validadas por más de 100 investigadores de 45 instituciones científicas.

Un proyecto nacido de la curiosidad ciudadana

El primer paso del proyecto fue habilitar un canal de comunicación entre los científicos y los ciudadanos, para que estos pudieran transmitirles sus consultas y descubrimientos. A través de la plataforma, los usuarios pueden reportar observaciones relacionadas con la biodiversidad y la conservación del entorno marino. Por ejemplo, gracias a este canal de comunicación se ha investigado la reproducción de los caballitos de mar, la distribución de medusas o la aparición de especies invasoras como peces y algas que amenazan los ecosistemas mediterráneos.


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Más de 50 científicos coordinan diferentes proyectos, sus retos y objetivos. Uno de ellos es Jordi Boada, investigador del Centre d’Estudis Avançats de Blanes CEAB-CSIC y en Observadores del Mar miembro del equipo de Desiertos Submarinos: “Conocí el proyecto al inicio de mi carrera en unas jornadas donde se explicaba cómo la ciencia ciudadana había contribuido a la ecología y al estudio del cambio climático en el Mediterráneo. Años después, observamos la alarmante pérdida de algas en la Costa Brava debido a la sobrepesca, que provocaba un aumento descontrolado de erizos de mar, grandes herbívoros que devastaban el ecosistema. En el Mediterráneo oriental, los peces conejo, especies invasoras llegadas por el Canal de Suez, tenían un efecto similar. Observadores del Mar nos pareció una herramienta clave para abordar el problema y lanzamos el proyecto Desiertos Submarinos”.

Concretamente el proyecto Desiertos Submarinos estudia la desaparición de los bosques de algas, ecosistemas clave para la biodiversidad marina. Pero la plataforma tiene en marcha 15 proyectos más que abarcan áreas clave de la investigación marina mediante ciencia ciudadana. Se estudian especies invasoras y su impacto en los ecosistemas, cambios en los hábitats marinos, se hace seguimiento de especies clave, y también se analizan los efectos del cambio climático en el mar y la contaminación, incluyendo la presencia de plásticos y contaminantes químicos.

Observadores del Mar: ciencia ciudadana al servicio de la conservación de los océanos

Observadores del Mar ha involucrado hasta ahora a 5.071 observadores y a 572 entidades, generando cerca de 25.000 observaciones validadas por científicos. Foto: Observadores del Mar.

Si bien la colaboración de los ciudadanos fue desde el principio fundamental y entusiasta, en 2016 el proyecto quiso ir un paso más allá y puso en marcha una Red de Observatorios Centinela a lo largo de la costa ibérica y balear, formada por clubes de buceo, asociaciones deportivas, grupos de voluntarios, profesionales y Aulas del Mar. Al tratarse de entidades que conocen bien su territorio porque actúan sobre él, la idea era que pudieran aportar su conocimiento y también realizar el seguimiento en su zona de acción.

Meritxell Alorda es copropietaria del centro de buceo SuperDive en Tossa de Mar, aunque descubrió Observadores de Mar cuando aún no tenían su propia empresa: “Éramos buceadores interesados en todo lo relacionado con el mar y la biología marina, y esta plataforma era la manera perfecta de poder colaborar con la comunidad científica a través de nuestras observaciones y así ayudar a proteger el medio marino”.

“Una vez ya abrimos nuestro propio centro de buceo, decidimos dar un paso más y formar parte del Observatorio Centinela. La función principal de los observatorios centinela es la de crear una red que permita hacer seguimiento en todas nuestras costas de los distintos proyectos con los que trabaja la plataforma y detectar cambios en nuestro entorno”.

“Por ejemplo, nosotros hacemos seguimiento de los proyectos Signátidos (los caballitos de mar) para estudiar su reproducción, ubicación y distribución, y también del proyecto Rayas y tiburones. Cada vez que tenemos un avistamiento de estas especies, subimos la observación a la página web de Observadores del Mar para que el equipo científico que hay detrás de cada proyecto pueda disponer de esa información y hacer seguimiento de las distintas poblaciones”.

En una década de actividad, Observadores del Mar ha logrado resultados notables. Entre ellos se encuentra el estudio de la evolución de epidemias como la mortalidad masiva de nacras, un molusco emblemático del Mediterráneo. También han documentado cambios en la reproducción y distribución de especies marinas causados por el calentamiento global.

Una de las contribuciones más destacadas ha sido en la creación de Zonas de Especial Relevancia para la Conservación de Tiburones y Rayas (ISRA), reconocidas por la IUCN en 2023. Información aportada por la plataforma ha permitido delimitar áreas de conservación para especies como tiburones y rayas. Además, en colaboración con los equipos científicos, se ha publicado un hallazgo relevante sobre la Posidonia oceánica, una planta marina clave para el ecosistema: se descubrió su capacidad de ‘pseudo-viviparidad’, un mecanismo de reproducción que permite a las semillas desarrollarse parcialmente dentro de la planta madre antes de ser liberadas, y que podría ayudar en su conservación.

Este tipo de avances subraya el impacto tangible de la plataforma en la protección de los ecosistemas marinos.

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Observadores del Mar: ciencia ciudadana al servicio de la conservación de los océanos

El Observatorio Centinela hace seguimientos de los caballitos de mar, entre otras especies, para estudiar su reproducción y ubicación. Foto: Observadores del Mar.

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Observadores del Mar ha avanzado en el estudio de la Posidonia oceánica, con hallazgos importantes sobre esta planta marina clave para el ecosistema. Foto: Observadores del Mar.

Ciencia ciudadana con rigor científico

Una de las mayores fortalezas de Observadores del Mar es su capacidad para integrar la participación ciudadana con protocolos científicos rigurosos. Los datos enviados por los usuarios son validados por equipos de investigadores. Meritxell Alorda explica que “cada vez que subes una observación a la web, el equipo científico que hay detrás debe validarla. Y muchas veces se establece un diálogo con ellos, porque te piden más información o porque quizás te has equivocado a la hora de identificar la especie. Este contacto con los equipos científicos de cada proyecto te ayuda mucho a aprender y ampliar conocimientos sobre las especies que estás siguiendo”.

Los científicos que colaboran en esta red también se encargan de diseñar materiales didácticos y protocolos claros. Este énfasis en la formación incluye sesiones online y prácticas de campo, donde los participantes aprenden a realizar observaciones con precisión y a analizar los datos junto a expertos. Este enfoque asegura que la información recolectada sea fiable y útil para la investigación científica. Por ejemplo, en un reciente estudio publicado en 2023 se demostró que una sola sesión de formación para buceadores voluntarios era suficiente para obtener resultados comparables a los de los científicos en censos de mortalidad de corales.

Ramiro Picos cuenta con sus propios hitos: “Una de mis mejores experiencias fue poder participar en un documental para el programa Escarabajo Verde de RTVE, para el que entrevistamos a varios observadores del mar de la plataforma y descubrimos a la mejor observadora de Baleares y el Mediterráneo, Lenka Juskanicova, hoy tristemente desaparecida haciendo lo que más quería, buceando y fotografiando los fondos de su querida Mallorca. Subió miles de datos y fotografías para poder contrastarlos con los científicos, para ayudar a la ciencia marina. Fue la más fiel y apasionada observadora”.

Tecnología al servicio del conocimiento

A medida que el proyecto ha ido avanzando se han ido desarrollando más herramientas. Actualmente, el corazón tecnológico del proyecto es una plataforma digital integral que permite centralizar los datos reportados en diferentes proyectos. Con un mapa interactivo y canales de comunicación directos entre ciudadanos y científicos, la herramienta facilita una colaboración eficiente y el análisis sistemático de la información. Además, cada proyecto cuenta con protocolos personalizados diseñados para responder preguntas específicas sobre los ecosistemas marinos.

Esta infraestructura tecnológica no solo optimiza la recolección de datos, sino que también fomenta la participación activa al permitir que los usuarios sigan el progreso de sus aportaciones y los resultados de los proyectos en los que colaboran.

Los buenos resultados del proyecto han permitido ampliar su radio de acción con colaboraciones internacionales que han resultado fundamentales para abordar problemas que trascienden fronteras. Observadores del Mar mantiene alianzas con entidades como la Fundación Marilles en Baleares o RedPromar en Canarias, además de participar en proyectos europeos como Life Intemares y Life Oasis. Estas colaboraciones permiten recopilar y compartir datos que fortalecen la gestión marina global.

Observadores del Mar: ciencia ciudadana al servicio de la conservación de los océanos

Observadores del Mar pone énfasis en la formación con sesiones online y prácticas de campo donde los participantes aprenden a realizar observaciones con precisión y a analizar los datos junto a expertos. Foto: Observadores del Mar.

Desafíos y estrategias para superarlos

El cambio global representa uno de los mayores retos para la conservación marina. Desde el calentamiento del agua hasta la llegada de especies invasoras, los impactos se producen a ritmo acelerado. Observadores del Mar responde a este desafío con una red cada vez más amplia de colaboradores, que actúan como “ojos y oídos” bajo el agua, generando datos cruciales para detectar y monitorear cambios.

Desde el punto de vista de los científicos que coordinan los distintos proyectos, Jordi Boada reflexiona: “Mi visión después de los años de trabajo como coordinador del proyecto Desiertos Submarinos es que más allá de los avances científicos a los que las observaciones de ciudadanos y ciudadanas vinculadas al mar puede contribuir, la plataforma es una gran herramienta de comunicación de los retos a los que nos enfrentamos relacionados con la crisis de biodiversidad y la crisis climática. Asimismo, es una puerta al descubrimiento, comprensión y sentido de pertenencia al océano permitiendo combinar hobbies/pasiones con recogida de datos relevantes para el avance del conocimiento”.

Según estudios recientes de la organización Oikonos Ecosystem Knowledge, la involucración de las comunidades locales en actividades relacionadas con la conservación del entorno marino, como el monitoreo reproductivo de aves marinas, por ejemplo, contribuye a la protección de especies vulnerables y fomenta la educación y conciencia ambiental, al involucrar a las comunidades locales en la protección de su entorno.

El principal desafío actual de esta iniciativa es lograr que las Administraciones públicas usen los datos de Observadores del Mar en sus decisiones. Primero hay que asegurarse de que la información recogida por voluntarios sea precisa y confiable, ya que los gobiernos necesitan datos validados para tomar medidas. Aunque la plataforma cuenta con expertos que revisan las observaciones, puede haber dudas sobre su exactitud.

El principal desafío actual es conseguir que las Administraciones públicas usen los datos de Observadores del Mar en sus decisiones. También hay barreras tecnológicas por superar.

También hay barreras tecnológicas, ya que integrar estos datos en los sistemas oficiales requiere adaptar infraestructuras y procesos. Además, es clave mejorar la comunicación entre ciudadanos, científicos y responsables políticos para que todos comprendan cómo pueden colaborar de manera efectiva. Para ello, Observadores del Mar trabaja en la transferencia de datos a bases de información nacionales e internacionales, como GBIF o EMODnet, asegurando que estén disponibles para los gestores y responsables de políticas ambientales.

El futuro del proyecto pasa por los planes de expansión de su alcance hacia la región atlántica y consolidar una comunidad global de observadores. Para Ramiro Picos, “ser un observador del mar te permite aprender más sobre la biodiversidad marina y los retos a los que se enfrenta. Además, al compartir las observaciones y hallazgos, contribuyes a la educación y concienciación de otros”.

La red no para de crecer. Meritxell Alorda confirma que “tenemos contacto con el resto de Observatorios Centinela que están repartidos por toda la geografía española. Gracias a este contacto podemos conocer  las diferentes situaciones que tenemos a lo largo de nuestras costas y nos ha permitido crear un red que colabora en un fin común: comprender la transformación del medio marino mediante la implicación ciudadana”.

Como afirma Joaquim Garrabou, “cada observación cuenta, porque cada mirada al mar puede marcar la diferencia en su conservación”.

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