<p>Más de 13.500 personas han asistido hasta ahora a los talleres de la Fundación Stanpa. El último curso se han realizado más de 240 talleres en los 58 hospitales públicos adscritos al programa. Foto: Fundación Stanpa.<p>

Más de 13.500 personas han asistido hasta ahora a los talleres de la Fundación Stanpa. El último curso se han realizado más de 240 talleres en los 58 hospitales públicos adscritos al programa. Foto: Fundación Stanpa.

Cómo la cosmética mejora la autoestima de pacientes oncológicos

Los tratamientos contra el cáncer producen importantes alteraciones en la imagen corporal de los pacientes. La Fundación Stanpa imparte talleres de cuidados de la piel y maquillaje a enfermos oncológicos en 58 hospitales públicos de España para ayudarles a recuperar su imagen y su autoestima.
21 julio 2023

Eva se miraba en el espejo y no se reconocía. A los quince días de comenzar el tratamiento de quimioterapia para tratar su cáncer de mama empezó a perder el cabello; al poco tiempo se quedó sin cejas, y, más tarde, sin pestañas. “Cuesta verte sin pelo y los párpados sin pestañas. No eres solo una enferma, sino que además lo pareces, das la imagen de una persona totalmente enferma, y eso te aleja más de la normalidad. Es tremendo el deterioro y te pilla en un momento en que estás hundida emocionalmente”, nos cuenta con un nudo en la garganta Eva Palacios, al recordar el proceso que tuvo que pasar hacer solo año y medio.

Cada año se diagnostican en España unos 270.000 nuevos casos de cáncer y el de mama es el más frecuente en las mujeres -supone el casi el 30% del total-, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica. “Cuando una persona es diagnosticado de esta enfermedad, sufre un shock terrible. Y más adelante se da cuenta de que tiene que enfrentarse a un proceso que le va a causar una distorsión de la imagen corporal. No solo queremos curar a ese paciente, sino hacerlo dejándolo como estaba antes, con las menores secuelas posibles”, afirma Miguel Martín Jiménez, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Este hospital, uno de los más grandes de España, fue el primero en albergar en nuestro país el programa Ponte guapa, te sentirás mejor, destinado en una primera fase a mujeres bajo tratamiento oncológico. Es en ese momento, cuando la imagen personal suele experimentar cambios importantes.

Además de la caída del cabello, las pacientes, como le sucedió a Eva, pueden perder el pelo de las cejas y las pestañas; la piel se vuelve más seca y mucho más sensible, y a veces se producen reacciones alérgicas, descamación o picazón (prurito) e, incluso llagas; también, cambios en la pigmentación, como hipocromía (la piel tiene un color más claro de lo normal) o, lo contrario, la aparición de manchas por hiperpigmentaciones, y las uñas se vuelven oscuras y quebradizas, entre otros problemas.

Para hacer frente a esos efectos que la quimioterapia o la radioterapia producen en la imagen corporal, la Fundación Stanpa puso en marcha esta iniciativa, que consiste en talleres en los que se enseña a las pacientes técnicas para cuidar la piel y maquillarse, con la idea de tratar de normalizar lo más posible la apariencia de estas mujeres en un momento tan complicado de sus vidas.

El beneficio es físico, pero también emocional: “No solo estás cuidando de la piel, su hidratación o protección solar, sino también de su aspecto y, al mejorarlo, la persona logra una mayor seguridad en sí misma, una mayor autoestima y confianza”, asegura María Muñoz de Benavides, directora del programa, al tiempo que subraya que esta iniciativa facilita la incorporación al mundo laboral de aquellas mujeres que tienen que ponerse a trabajar al poco tiempo de haber recibido tratamiento.

“Antes me escondía. Cuando hice el taller, volví a pintarme de nuevo los labios y los ojos, a maquillarme… Era o empezaba a ser otra vez la misma de antes. Ayuda muchísimo, sobre todo emocionalmente”, comenta Olga, otra participante.


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El programa surgió en 2002, en paralelo al nacimiento de la Fundación Stanpa. La Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) agrupa a más de 400 empresas y entidades que fabrican y distribuyen productos cosméticos en nuestro país (el 98% del sector) y, para canalizar el compromiso y la responsabilidad social de estas compañías, se creó la Fundación. Su primera acción fue ‘importar’ a España el programa Look Good Feel Better, con 35 años de trayectoria en EE. UU. y presente en 27 países.

En sus diez años de vida en España (los cumplió el año pasado), esta iniciativa ha dado apoyo a más de 13.500 pacientes. Solo en el curso 2022/23 se han realizado más de 240 talleres en los 58 hospitales públicos que, a día de hoy, están adscritos al programa y que se reparten por toda la geografía (la ratio es de 4,3 talleres por centro). Unas cifras que contrastan con las del primer año de andadura del programa, cuando se impartieron 36 talleres en ocho hospitales. El promedio de participantes en los últimos cinco años ha sido de unas 1.500 personas anuales.

Empezar a rodar no fue fácil. Así como algunos hospitales abrieron sus puertas de inmediato al programa porque lo consideraron una mejora de la calidad de vida de los pacientes, en otros centros hubo reticencias. “No pensaban que fuera algo necesario. Hace unos años, quizás, tampoco se hablaba tanto de esa mejora de la calidad de vida, pero ahora somos más sensibles a temas relacionados con el bienestar emocional, cómo se puede contribuir a mejorar el estado anímico del paciente en situaciones que son difíciles. Al principio, no en todas las partes supieran entenderlo igual”, señala la directora del programa, María Muñoz de Benavides.

“Ahora nos encontramos con una ventaja enorme: ver que funciona tan bien en otros hospitales y conocer que todo son beneficios para el centro; además es totalmente gratuito y no pretende vender nada, porque no tiene un fin publicitario. Hoy en día, la mayoría de los médicos y clínicas tienen en cuenta esos criterios de humanización y apuestan por el valor de la imagen personal para conseguir un beneficio emocional”, añade. Todos los hospitales en los que se imparte el programa son públicos, pero la Fundación Stanpa está cerrando un acuerdo con un centro privado de Madrid, para que sus pacientes también puedan beneficiarse.

Cómo la cosmética mejora la autoestima de pacientes oncológicos

El beneficio de estos talleres es físico, pero también emocional: “La persona logra una mayor seguridad en sí misma, una mayor autoestima y confianza”, asegura María Muñoz de Benavides, directora del programa. Foto: Fundación Stanpa.

Los acuerdos de colaboración para implantar el programa en los hospitales se producen con cada centro o con la Consejería de Salud de la comunidad autónoma. De momento, hay convenios firmados con Madrid, Andalucía, Extremadura y la Comunidad Valenciana; en el resto de España, los acuerdos se firman con cada hospital, sin mediación del gobierno regional.

Berta Obispo, médico de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital Infanta Leonor de Madrid, destaca la labor de la Fundación porque “da soporte a las pacientes para que aprendan a autocuidarse, mantener la confianza en sí mismas y poder encontrarse como eran antes de sufrir tanto cambio físico”.

Señala también que, a veces, los médicos tienen difícil llegar a todo. “Alrededor del cáncer hay muchas más cosas que el diagnóstico y el tratamiento; existen otros factores que también hay que intentar cubrir para que el paciente pueda hacer su vida lo más normal posible. Ahora, se está mirando mucho hacer programas de deporte, estética o nutrición; cada vez se abordan más temas que, a lo mejor, en la consulta no se puede, pero que son importantes para el día a día del paciente”, afirma.

Es más, para la Dra. Obispo, en cuyo hospital se imparte el programa Ponte guapa, te sentirás mejor, el mejor estado de ánimo y mayor seguridad de los pacientes que se consiguen con iniciativas de este tipo puede incidir en su recuperación: “Hay estudios que apuntan a que el hecho de que psicológicamente uno se encuentre bien ayuda a una mejor tolerancia al tratamiento, con una consecuente posible mejor evolución. Aunque nunca sabes cómo va a responder un paciente, porque depende de muchos factores, un estado de ánimo positivo ayuda a una mejor tolerancia y a una mayor recuperación”, ha señalado a nuestra revista. Una idea en la que inciden también el Dr. Miguel Martín, del Gregorio Marañón, para quien estos talleres “tienen un efecto terapéutico e indudablemente contribuyen a la recuperación de la paciente” o Antonia Rebollo, supervisora del Hospital de Día de la Paz, que afirma que ese ‘sentirse mejor’ “se traduce en una adhesión al tratamiento mucho mayor”, según afirmaron en un acto organizado por Stanpa.

"Aunque nunca sabes cómo va a responder un paciente, porque depende de muchos factores, un estado de ánimo positivo ayuda a una mejor tolerancia al tratamiento y a una mayor recuperación”, Berta Obispo, oncóloga.

¿Cómo funcionan los talleres?

Los talleres se realizan de manera presencial en los propios hospitales, aunque en la pandemia se impuso el formato online por las restricciones hospitalarias. Constan de una sola sesión y la media de asistentes por taller en 2022 ha sido de 27 personas.

Cada sesión dura aproximadamente dos horas y la imparten dos voluntarias, que suelen contar con la asistencia de una representante de la Fundación Stanpa y, en ocasiones, personal de Enfermería de los hospitales. “Es muy valorado que el personal asista porque las pacientes con posterioridad nos hacen partícipes de dudas o preguntas en cada caso concreto”, señala Inmaculada Gandía, supervisora del Hospital de día de Burgos. Esta profesional destaca como uno de los puntos fuertes de los talleres el hecho de que las pacientes se relacionan entre ellas “de igual a igual”, lo que les hace sentirse mucho mejor.

Actualmente, más de 30 empresas cosméticas están implicadas en esta iniciativa como colaboradoras o patronos de la Fundación. En los talleres, esteticistas y maquilladoras voluntarias -algunas empleadas de esas compañías- enseñan a las pacientes a cuidar su piel y a maquillarse con productos donados por las empresas. A cada participante, se le entrega gratuitamente un neceser de productos, en una iniciativa totalmente solidaria. “El programa es gratuito, no médico y neutro respecto a las marcas y productos utilizados, sin finalidad promocional ni publicitaria”, subrayan en la Fundación.

“Hacemos una primera parte de cuidado de piel, en la que explicamos la importancia de la limpieza, hidratación y protección solar, y cómo trabajar zonas que pueden verse más afectadas, como el contorno de ojos. Las asistentes preguntan mucho qué productos de belleza pueden utilizar y, después, pasamos al maquillaje y les damos unas pautas para que se vean con el ‘guapo subido’. Les mostramos, por ejemplo, cómo disimular las cejas o las pestañas cuando no las tienen, o cómo pintarse los ojos o los labios con colores que dan alegría”, nos explica Agus San Valentín, consultora de belleza de Mary Kay y voluntaria desde 2019.

“Al principio están un poco escépticas. ¿Qué me va a enseñar?, se preguntan, pero después empiezan a participar. Al terminar noto que todas están contentísimas; se ven más guapas y han pasado un rato superagradable. Te dicen que incluso han olvidado por un momento lo que tienen”, añade San Valentín, que considera, “muy gratificante desde el punto de vista personal el proyecto. Hoy son ellas las que están ahí, pero mañana puedo ser yo y, si puedo lograr que se sientan mejor, por mí que no quede”. Stanpa cuenta en la actualidad con más de 70 voluntarias para el desarrollo del programa.

Estas reciben formación sobre las características que más frecuentemente presentan estas pacientes desde el punto de vista estético y emocional: “Les hacemos ver que esa mejoría en el aspecto físico va a ayudar mucho en el estado de ánimo que puede estar bajo, y que van a conseguir ese bienestar emocional que queremos aportarles”.

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La mayoría de las participantes en los talleres son mujeres con cáncer de mama, pero el año pasado el programa se abrió también a los hombres y a otros pacientes no oncológicos. Foto: Fundación Stanpa.

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La mayoría de las participantes en los talleres son mujeres con cáncer de mama, pero el año pasado el programa se abrió también a los hombres y a otros pacientes no oncológicos. Foto: Fundación Stanpa.

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La mayoría de las participantes en los talleres son mujeres con cáncer de mama, pero el año pasado el programa se abrió también a los hombres y a otros pacientes no oncológicos. Foto: Fundación Stanpa.

Las participantes conocen la existencias de los talleres a través de los hospitales, la Asociación Española contra el Cáncer, con quien Stanpa tiene un convenio marco, la Fundación y otros pacientes. Eva Palacios se enteró por las redes sociales y asistió a uno en el Institut Català d’Oncologia. “Estás tan hundida que dudas que te puedan ayudar. Pero, verdaderamente, es un punto de encuentro superinteresante y muy bonito. Estás con personas que tienen lo mismo que tú y las voluntarias son muy profesionales. A nadie le gusta verse con ese deterioro físico. El verte guapa, te hace sentir más fuerte y coger con más ganas el toro”.

Eva cumple con el perfil de las participantes: mujeres, de entre 40 y 60 años, y con cáncer de mama la mayoría  -un 70%-, algo que desde el programa relacionan con la mayor incidencia de este tipo de cáncer.  Las pacientes pueden asistir las veces que quieran, pero se les entrega un neceser anual. La única condición es que estén en tratamiento ‘activo’ porque es entonces cuando se manifiestan los principales síntomas a nivel cutáneo.

Según los datos extraídos por la Fundación Stanpa de encuestas realizadas al finalizar las sesiones, el 94% de las asistentes se muestran entre ‘satisfechas’ y ‘muy satisfechas’ con los talleres. En cuanto al impacto emocional, el estado de ánimo tras la experiencia es entre ‘bueno’ y ‘muy bueno’ en el 97% de las pacientes, por lo que resulta evidente, según apuntan, el impacto emocional positivo que la experiencia genera en las participantes. El 98% recomendaría el taller a otra persona.

"A nadie le gusta verse con ese deterioro físico. El verte guapa, te hace sentir más fuerte y coger con más ganas el toro”, Eva Palacios, participante en los talleres.

Talleres para hombres

Los efectos que los tratamientos oncológicos producen en la imagen de las pacientes, también los padecen los hombres, así que Stanpa decidió el año pasado, coincidiendo con su décimo aniversario, diversificar su actividad y dirigirse también a ellos. Adaptaron las sesiones a las necesidades de la piel masculina, preocupándose también, por ejemplo, del afeitado. Además, cambiaron el nombre del programa ya que, según explican sus responsables, no se sentían identificados con el nombre ‘ponte guapo’, y lo llamaron Fundación Stanpa Men.

Los organizadores también se percataron de que a los hombres no les convencía asistir a sesiones presenciales: “No les gusta tanto como a las chicas interactuar entre ellos, o aplicarse las cremas cuando los demás están mirando, así que decidimos que el formato tenía que ser online y las sesiones formativas, en vez de prácticas, ya que ellos tienen otra sensibilidad. Fue un poco ensayo y error, hasta que dimos con la fórmula”, asegura Muñoz de Benavente. En la última sesión online masculina participaron 74 hombres de 27 hospitales diferentes.

Además, la Fundación ha decidido extender el programa a otros pacientes no oncológicos y ya han realizado un primer ‘taller-ensayo’ en el Hospital 12 de Octubre de Madrid para adolescentes ingresadas en Salud Mental, la mayoría con trastornos de la conducta alimentaria. Santiago de Compostela es el próximo destino del próximo taller Generación Z , que es como se ha bautizado a esta extensión del programa.

Cómo la cosmética mejora la autoestima de pacientes oncológicos

En la imagen un curso de formación para las voluntarias que imparten los talleres. En la actualidad, el programa cuenta con más de 70 voluntarias. Foto: Fundación Stanpa.

Una de las mayores dificultades a las que ha tenido que hacer frente el programa fue la llegada de la pandemia, según sus responsables. “Fue un shock; era una iniciativa totalmente presencial y no se concebía hacer un taller de maquillaje y cuidado de la piel de forma virtual. Tuvimos que adaptarnos de forma rápida para hacerlos totalmente online, y pensamos que no se iba a conseguir. Pero lo logramos, fue exitoso y el número de talleres se mantuvo estable a pesar de las restricciones”, cuenta Muñoz de Benavides.

Tanto es así que la Fundación quiere mantener los talleres online junto con los presenciales, conciliar ambos formatos. “Si bien es cierto que hay un hándicap tecnológico para algunas personas, el formato virtual ha facilitado que pacientes que viven lejos de los hospitales o tienen dificultades para desplazarse puedan participar, y personas que no se encuentran bien puedan hacerlo desde casa”, afirma la responsable del programa. Eso sí, reconoce que la presencialidad permite un trato más personalizado.

Para los próximos años, la Fundación Stanpa se marca el reto de consolidar los programas para hombres (Fundación Stanpa Men) y para pacientes no oncológicos, así como ampliarlos a otros grupos, siempre con la idea de que los participantes se sientan mejor a través de una belleza inclusiva y sin estereotipos, destacan.

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