<p>En las calles de Belém se celebró un funeral simbólico de los combustibles fósiles.<p>

En las calles de Belém se celebró un funeral simbólico de los combustibles fósiles.

COP30: el sur global demanda justicia climática en las calles de Belém

Comunidades indígenas, organizaciones de la sociedad civil, jóvenes y movimientos sociales ocuparon Belém para exigir una transición justa, el fin de los combustibles fósiles y una participación real en las decisiones de la COP30.
19 noviembre 2025

Después de más de una década, la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático volvió a América Latina, concretamente a la Amazonia brasileña, y la sociedad civil llegó a la ciudad de Belém, donde se celebra la cumbre, con una esperanza cautelosa.

De acuerdo con un informe de mitad de la COP30 de Climate Action Network (CAN), “los últimos años, el mundo vio cómo los países más ricos y responsables de la crisis climática fallaron una y otra vez en ofrecer la ambición necesaria para enfrentarla: no cumplieron con los recortes de emisiones, no aportaron el financiamiento climático prometido ni garantizaron transiciones justas en sus propios territorios. El sabor amargo de los compromisos incumplidos acompañó a la primera semana de la COP30”.

La cumbre había sido presentada como la primera verdadera “COP de implementación” desde París: una oportunidad para retomar los compromisos que el Acuerdo de París dejó sin cumplir. “Aquel acuerdo prometió una transición justa, pero en su lugar dejó una década de estancamiento y desconfianza. En Belém, avanzar en un acuerdo sólido sobre transición justa era visto como la prueba central de seriedad: la demostración de que los gobiernos al fin estarían listos para integrar la justicia en todos los aspectos del resultado final —finanzas, adaptación y rendición de cuentas—. Después del desastre de Bakú, una señal así no sería simbólica: era un requisito”, expresaron desde CAN.

En Belém se vivió una movilización masiva y pacífica de hasta 70.000 personas. Un funeral teatral para el carbón, el petróleo y el gas capturó el ánimo público y reforzó el llamado a una eliminación clara y sin ambigüedades de los combustibles fósiles. Líderes indígenas amplificaron los pedidos por derechos territoriales, decisiones basadas en consentimiento y el fin de la violencia extractiva asociada tanto a los minerales de transición como a la expansión fósil.

En los primeros días de la COP30, la voz de los recicladores comenzó a escucharse con más fuerza. Este año, el movimiento logró conformar una delegación de 15 representantes de América Latina, África y Asia, que participaron en reuniones y negociaciones para posicionar su trabajo como parte esencial de la transición justa y la gestión sostenible de residuos.

“La expectativa era contar con una delegación sólida de recicladores. El año pasado éramos solo dos, y ahora somos 15 delegados que pueden participar en las reuniones y negociar. Este es uno de los logros más significativos. Tenemos representatividad para que se preste más atención al trabajo de los recicladores”, señaló Severino Lima Jr., presidente de la Alianza Internacional de Recicladores (IAWP).


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Como muestra de la articulación entre acción local y agenda climática, en el marco de la COP30, el domingo 9 de noviembre se inauguró en Belém la primera unidad pública de compostaje de residuos orgánicos. La planta, implementada por el Instituto Pólis junto al Global Methane Hub y socios gubernamentales, procesará hasta 180 toneladas mensuales y será operada por cooperativas de recicladores. Para el movimiento, la COP30 marca un punto de inflexión. “El evento ha mejorado en términos de espacio y diversidad. Ahora estamos en el corazón de la Amazonía, lo que abre un nuevo paradigma de participación social”, concluyeron.

El miércoles 12 por la mañana comenzó la apertura de la Cumbre de los Pueblos. Unas 200 embarcaciones navegaron por la Bahía de Guajará dejando claros mensajes políticos: la crisis climática ya afecta de manera crítica los territorios y se exige participación real en las decisiones globales. Comunidades indígenas, aún con acreditaciones en la zona azul (donde se producen las negociaciones), denuncian que siguen encontrando barreras para acceder a los espacios de decisión.

Raoni Metuktire, uno de los grandes caciques del pueblo kayapó y una de las voces más respetadas de la Amazonía, advirtió en la apertura de la Cumbre de los Pueblos que el avance de la soja está agravando la deforestación. “No hace falta abrir más selva para plantar. Hay que aprovechar las tierras que ya se usan. Si siguen así, va a ser como tener petróleo derramado aquí en el corazón de la Amazonía”, señaló. También alertó que el gobierno impulsa obras de infraestructura sin considerar los impactos en las comunidades.

Lucas Tapinambá, del Consejo Indígena Tapajós-Arapiuns, describió la sequía histórica de 2023 y 2024 como un punto de quiebre. “Hubo aldeas que nunca imaginaron quedarse sin agua. La mandioca salía podrida de la tierra, faltó lo básico para sobrevivir”, afirmó. También denunció el avance del agronegocio y la falta de energía eléctrica en muchos territorios, lo que obliga a conservar alimentos con sal y agrava problemas de salud. “Nuestros derechos no se negocian. Queremos ser escuchados por el Estado brasileño y por los 150 países que están aquí”, remarcó.

Desde el Bajo Tapajós, la referente indígena Suzinida Cumaruara expuso los impactos del mercurio en los ríos, que contaminan los peces, base de la alimentación indígena, y afectan la salud de mujeres, niños y pescadores. También señaló que de las diez aldeas que coordina, cinco no tienen agua potable debido a la contaminación y al calor extremo.

Las comunidades indígenas reclaman participar en las resoluciones de la cumbre ya que la crisis climática está afectando de manera crítica a sus territorios.

La Marcha Mundial por el Clima

Después de tres años sin movilizaciones (Azerbaiyán, Dubái y Egipto no lo permitieron), el sábado 15 unas 70.000 personas salieron a las calles de Belém para presionar a los negociadores que participan de la cumbre oficial.

Comunidades indígenas, movimientos sociales, organizaciones de la sociedad civil, trabajadores y estudiantes participaron de la llamada Marcha Mundial por el Clima que partió del nuevo Mercado de São Brás y reforzó la urgencia de adoptar medidas concretas para limitar el calentamiento global y proteger los territorios más vulnerables.

Entre los principales temas planteados se encuentran la defensa de la Amazonía, el fin de los combustibles fósiles, la garantía de los derechos de los pueblos indígenas y una transición justa para los trabajadores afectados por los cambios en el sector energético.

Una de las propuestas que se destacó en la movilización fue el Funeral de los Combustibles Fósiles, una intervención artística y política que reunió a pueblos originarios de toda América Latina, activistas y más de cien organizaciones.

La performance, con ataúdes gigantes representando carbón, petróleo y gas, soles y aerogeneradores, más de 80 jaguares performáticos, una serpiente de 30 metros y más de cien artistas, simbolizó el inicio del fin de la era fósil. El evento fue impulsado por la Alianza Potência Energética, en colaboración con la Cúpula de los Pueblos, la dirección artística del Auto do Círio y la Escuela de Teatro y Danza de la Universidad Federal de Pará.

Esta intervención reforzó el llamado global a detener la exploración petrolera en la Amazonía y a eliminar progresivamente los combustibles fósiles del escenario mundial. “Con el funeral de los combustibles fósiles queremos decirles a los negociadores de la COP que ya tenemos las soluciones, que contamos con la tecnología y que el 80% de las personas en el sur global quiere la transición energética. Esto es una cuestión de voluntad política, y sabemos que esta es la salida a la crisis climática que vivimos hoy”, dijo Lina Torres, directora de programas de Movilizatorio y cofundadora de la Alianza Potência Energética.

“Los combustibles fósiles están tan presentes en la vida cotidiana que resulta difícil visualizar cómo sería un mundo sin ellos. Por eso quisimos darles también una despedida simbólica. Sentimos que, como humanidad, necesitamos un momento de transición, un ritual de paso que nos permita imaginar el futuro. El mensaje es que estamos preparados para la transición energética: hay apoyo popular”, añadió Torres.

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La sociedad civil pide que se adopten medidas concretas para limitar el calentamiento global y proteger los territorios más vulnerables.

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Se reclama que los líderes de la COP pongan la mirada en los pueblos indígenas y en quienes defienden la naturaleza desde sus territorios.

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El Funeral de los Combustibles Fósiles reunió a pueblos originarios latinoamericanos, activistas y más de cien organizaciones sociales para simbolizar el inicio del fin de la era fósil.

Juan Carlos Jintiach, secretario ejecutivo de la Alianza Global de Comunidades Territoriales (GATC), subrayó la urgencia de actuar: “Es fundamental que los gobiernos de Latinoamérica y del mundo estén a la altura de esta COP histórica y más humana. Cada vez que se destruye la selva por minería o petróleo, la Madre Tierra sufre. En Ecuador reconocimos los derechos de la naturaleza; ahora esperamos en Brasil una hoja de ruta clara para salir de los fósiles y proteger la biodiversidad, la naturaleza y nuestros derechos”.

Ilan Zugman, director de 350.org en América Latina y el Caribe, destacó: “Hoy marchamos enterrando simbólicamente los combustibles fósiles porque son la raíz de la crisis que amenaza nuestras vidas. La humanidad ya conoce el camino: energía limpia, justicia climática y respeto a los pueblos que protegen la vida. Falta valentía política para romper de una vez con el petróleo, el gas y el carbón. Es hora de poner esos viejos combustibles donde pertenecen: en el suelo de la historia”.

La ciencia es contundente: los combustibles fósiles provocan más de 5 millones de muertes prematuras al año debido a la contaminación del aire y son responsables de la mayor parte de los gases de efecto invernadero que calientan el planeta. Abandonarlos ya no es una opción: es un imperativo ético, ambiental y civilizador.

El Funeral de los Combustibles Fósiles se consolida como un hito histórico en las COP, una declaración cultural y política poderosa que demuestra que el mundo está listo para dejar atrás una industria obsoleta y destructiva y abrazar un futuro basado en la vida, la justicia y las energías renovables.

João Pedro Galvão Ramalho, de la Cúpula de los Pueblos, afirmó: “La Marcha Global refleja la diversidad de las decenas de miles de personas reunidas en Belém. En plena crisis climática, exigimos soluciones reales desde los territorios amazónicos y del sur global. El Funeral convierte esta voz colectiva en arte para afirmar un mensaje urgente: fin de los combustibles fósiles y una Amazonía libre de petróleo y gas”.

Otra de las voces presentes en la marcha fue la de Theresa Williamson, directora ejecutiva de Comunidades Catalizadoras. Señaló que las favelas y asentamientos informales de distintas regiones del mundo deberían estar en el centro de las discusiones climáticas. “Son las personas que más sufrirán los impactos del cambio climático y, sin embargo, siguen completamente excluidas de las decisiones”, advirtió. Su mensaje para los líderes de la COP fue claro: dejar de mantenerse a distancia, acercarse a la realidad y garantizar que los asentamientos humanos, las comunidades tradicionales y quienes viven en la informalidad formen parte del corazón del debate.

Jullie Silva, integrante de la organización brasileña EngajaMundo, marchó reclamando justicia climática. “Un año más estamos luchando por una transición justa, financiamiento climático y adaptación. No estamos viviendo esto solos. La juventud va a sufrir en el futuro y ya está sufriendo ahora”, señaló. También pidió que los líderes de la COP pongan la mirada en los pueblos indígenas, en las comunidades quilombolas y en todos quienes defienden la naturaleza desde sus territorios.

Para honrar el llamado del presidente de Brasil, Lula da Silva, a una COP “ de la verdad”, los líderes deberán resolver el bloqueo en la agenda de forma transparente y tendrán que enfrentar de lleno el debate de la brecha de financiación y demostrar que la implementación no es un eslogan, sino un compromiso.

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