¿Desconectar del trabajo en vacaciones?: ocho de cada diez españoles no lo consigue

¿Desconectar del trabajo en vacaciones?: ocho de cada diez españoles no lo consigue

El 88% de los trabajadores no logra desconectar en vacaciones debido a la cultura del “siempre disponible” y el auge de la hiperconectividad, según un estudio de Decix. Directivos, mandos intermedios y autónomos son quienes menos desconectan.
20 agosto 2025

En la era de la hiperconectividad, con el trabajo literalmente en el bolsillo y notificaciones que no entienden de horarios ni estaciones, desconectar de verdad en vacaciones se ha convertido en un reto para muchos profesionales. En España, el 88% de las personas trabajadoras permanece conectada en verano, según un estudio de Decix, lo que prolonga la fatiga mental y consolida la “cultura del siempre disponible”. Aunque el derecho a la desconexión digital está reconocido por ley, su aplicación real sigue lejos de ser la norma.

Los datos reflejan que no se trata de un fenómeno aislado, sino de una transformación profunda en la cultura laboral. El modelo tradicional, en el que la jornada terminaba al salir de la oficina, ha dado paso a un escenario difuso en el que las herramientas digitales, la expectativa de inmediatez y la presión por la disponibilidad constante diluyen las fronteras entre vida personal y profesional.

Conceptos como la “cultura del siempre disponible” o el stresslaxing —esa tensión de sentirse bajo presión e incapaz de relajarse en el tiempo libre por sensación de culpa— se han normalizado, impulsados por hábitos y dinámicas organizativas que extienden el tiempo de conexión más allá de lo permitido. UGT estima que cada trabajador recibe de media 120 correos corporativos al día; un 10% revisa compulsivamente su bandeja de entrada y otro 10% lo hace al menos una vez por hora. A esto se suman una media de 58 mensajes en chats enviados fuera del horario laboral.

Cifras de InfoJobs en su encuesta sobre salud mental y desconexión digital muestran que esta sobreexposición mantiene a muchos profesionales en “estado de alerta” incluso sin demandas inmediatas: tres de cada diez declaran no poder desconectar mentalmente en su tiempo libre. Las razones principales son la sensación de obligación (41 %), la presión del puesto (32 %) y los asuntos pendientes (23 %). “Dar valor a nuestro silencio nos hace más profesionales. La desconexión no es una ausencia, sino una forma de cuidar la calidad de nuestra presencia”, apunta María Luaces, Directora de Human Resources Solutions en Synergie España.

Los datos del estudio indican que ciertos perfiles y sectores están más expuestos. Directivos (79%), mandos intermedios (72%) y autónomos (78%) son quienes menos desconectan en vacaciones. Por sectores, comercio y servicios (18,2 %), educación (15,5%) y las áreas vinculadas al turismo, el ámbito legal o sanitario presentan las cifras más elevadas.

Generacionalmente, los millennials (71,4%) y la generación Z (66,7%) destacan por su conexión constante fuera de la jornada. Geográficamente, Madrid (68,75%) lidera, mientras que País Vasco (46,2%) y Castilla y León (41,4%) muestran mayores niveles de desconexión.

La hiperconexión no solo perjudica el descanso: incrementa el riesgo de problemas psicológicos. Según InfoJobs, el 42% de los trabajadores afirma haber experimentado algún problema de salud mental, frente al 27% de hace cuatro años. En un 28% de los casos, se vincula directamente al trabajo, y la falta de desconexión digital figura entre las cinco causas principales. “Cada vez más empresas nos solicitan formaciones en desconexión digital y bienestar integral. No se trata solo de cumplir la ley, sino de construir entornos laborales sostenibles para la mente y el cuerpo”, añade Luaces.

Las empresas que aplican medidas activas —desde limitar las comunicaciones fuera de horario hasta programas de formación y gestión del tiempo— no solo reducen el riesgo de burnout, sino que aumentan la implicación y la retención del talento.

La capacidad de ofrecer un entorno que respete los tiempos de descanso marca la diferencia, según el estudio. Cuando un profesional percibe que su bienestar es prioritario y que puede desconectar sin penalización, su compromiso con la organización crece. De lo contrario, la espiral de hiperconexión seguirá mermando tanto la productividad como la salud de la plantilla.

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