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Argentina y España: dos caminos hacia comedores escolares más saludables
En Argentina, el 40% de los niños, niñas y adolescentes en edad escolar presentan sobrepeso u obesidad, según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud. Casi la mitad consume bebidas azucaradas al menos dos veces por día, un factor de riesgo importante para enfermedades como la diabetes y el cáncer. Al mismo tiempo, solo el 44% de los estudiantes en la ciudad de Córdoba, la segunda más poblada del país, alcanza la ingesta diaria recomendada de agua.
A partir de un diagnóstico sobre la situación nutricional de la infancia, y especialmente de los quioscos o cantinas escolares, donde predominaban los productos ultraprocesados y las bebidas azucaradas, la ciudad de Córdoba tuvo la necesidad de proponer algo distinto al entorno escolar.
En 2021, Córdoba, se unió a la Alianza de Ciudades Saludables, lo que marcó un punto de inflexión en sus políticas alimentarias. Esta red global reúne ciudades comprometidas con salvar vidas previniendo enfermedades no transmisibles (ENT) y lesiones. Ese mismo año, Argentina sancionó la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable, que regula los entornos escolares, pero deja en manos de provincias y municipios la implementación de normas complementarias.
El proyecto arrancó con una campaña de comunicación a nivel municipal, “Córdoba elige agua”, que advertía sobre los riesgos del consumo de bebidas azucaradas. La campaña se difundió a través de redes sociales, televisión, radio y carteles.
Simultáneamente, se instalaron bebederos en escuelas municipales y parques educativos, y se realizaron campañas de concienciación con docentes, estudiantes y familias para reforzar el mensaje de que reemplazar las gaseosas por agua fresca mejora notablemente la salud infantil.
En junio de 2024, el intendente de Córdoba, Daniel Passerini, firmó el Decreto Municipal 310/2024, una ordenanza vigente desde 2013, que resultaba obsoleta al no prohibir la venta de alimentos no saludables y limitarse a sugerencias. Se estableció que las escuelas municipales tienen que ofrecer exclusivamente alimentos y bebidas incluidos en las “Guías de alimentos y bebidas saludables” de la ciudad. En otras palabras, las bebidas con gas y la comida chatarra quedan fuera. Todas las escuelas municipales de la ciudad deben cumplir con la nueva política, creando espacios de aprendizaje más saludables.
“Esta iniciativa la pensamos a partir de la creciente preocupación por los hábitos alimentarios poco saludables de nuestros niños y niñas”, explica el intendente Daniel Passerini. En su opinión, la escuela es un espacio clave para influir positivamente en la salud de la infancia. “En un contexto de crisis, la escuela es uno de los pocos resguardos en la comunidad en donde todavía podemos llevar adelante transformaciones que impacten de forma positiva en los estudiantes y su entorno”, expresa.
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“Hoy estamos en la segunda etapa del plan. Las escuelas ya no venden bebidas azucaradas y están incorporando progresivamente alimentos saludables. En 2026, el objetivo es que todos los quioscos sean 100% saludables”, detalla Verónica Robinson, licenciada en nutrición y consultora externa en políticas de alimentación para la Alianza de Ciudades Saludables de Vital Strategies.
Para acompañar esta transición, se han desarrollado guías alimentarias. Los quioscos ofrecerán alimentos variados como: frutas frescas, frutos secos, chips de fruta sin agregado de azúcar y productos envasados sin sellos de advertencia. Además, se ha involucrado a familias, docentes y quiosqueros en talleres y capacitaciones, e incluso se fomenta la producción de alimentos saludables como fuente de empleo para familias desempleadas. La política alcanza al menos a 38 escuelas municipales, que cuentan con 15.000 estudiantes.
“Creemos que al impulsar estas acciones podremos generar un cambio en los hábitos de los estudiantes, y que esos cambios perduren en el tiempo. Si logramos esta transformación podremos prevenir enfermedades crónicas como diabetes, obesidad, afecciones cardiovasculares, cerebrovasculares y caries dentales”, expresa el intendente Passerini.
“Asegurar una infancia saludable proyecta una adultez y vejez saludable. La alimentación es parte del derecho a la salud”, añade Daniela Abraham, doctora en salud pública y consultora externa para la Alianza.
España: una norma nacional para todos los colegios
En abril de 2025, España aprobó el Real Decreto de Comedores Escolares Saludables y Sostenibles, que obliga a todos los centros educativos no universitarios (públicos, concertados y privados) a ofrecer menús más saludables y sostenibles. La norma indica que los centros escolares con comedor deben garantizar a los estudiantes un consumo diario de fruta y verdura fresca, más pescado y legumbres, y la eliminación de las bebidas azucaradas. Estas son algunas de las novedades más importantes que introduce:
- Prohibición de venta de alimentos y bebidas poco saludables (altos en calorías, grasas trans, azúcares o sal) en máquinas expendedoras y cafeterías escolares.
- Prioridad en los menús escolares para alimentos frescos, de temporada y de proximidad, con al menos el 45% de las raciones de frutas y hortalizas de temporada y un 5% del coste de los platos procedente de alimentos ecológicos.
- Supervisión de los menús por profesionales en nutrición y adaptación a las necesidades de cada grupo de edad, incluyendo menús especiales por motivos de salud, religión o ética.
- Fomento de la educación nutricional y la información a las familias, así como el acceso a agua potable gratuita en las instalaciones.
- Promoción de la sostenibilidad mediante la reducción de envases y el uso de productos de proximidad y ecológicos.
En España, el decreto de comedores escolares exige el consumo diario de frutas y verduras frescas, más pescado y legumbres, y la eliminación de bebidas azucaradas.
Esta normativa, que unifica y refuerza criterios ya aplicados en muchas comunidades autónomas de España, establece unos mínimos obligatorios para todo el país, con el objetivo de combatir la obesidad infantil, mejorar la salud de los escolares y fomentar hábitos saludables y sostenibles desde la infancia, asegurando que los y las estudiantes accedan en igualdad de condiciones a la comida saludable. Según el último estudio Aladino: la mitad de los alumnos y de las alumnas (un 46,7% de entre los de 6 y 9 años) que pertenecen a familias con ingresos inferiores a 18.000 euros al año tienen exceso de peso infantil, debido a que no pueden permitirse consumir más alimentos frescos como frutas y verduras, ni realizar desayunos completos.
Puntos en común y desafíos
Ambas experiencias muestran la importancia de la acción pública y la colaboración entre distintos actores (Gobiernos, escuelas, familias, sector salud y sociedad civil) para transformar los hábitos alimentarios desde la infancia. Tanto en Córdoba como en España, la eliminación de bebidas azucaradas y ultraprocesados es un eje central, así como la promoción de alimentos frescos y de producción local.
Un aspecto destacado en Córdoba es la participación activa de la comunidad educativa y las familias, que no solo reciben formación sino que también pueden convertirse en proveedores de alimentos saludables. En España, la norma nacional busca homogeneizar los criterios en todo el país y reducir las desigualdades, asegurando que todos los niños tengan acceso a menús saludables, independientemente de su contexto socioeconómico.
El éxito de estas políticas depende de su implementación efectiva, la fiscalización y la evaluación continua de resultados. Córdoba ya está midiendo el impacto de su política con estudios comunitarios, y en España se prevé un seguimiento para asegurar el cumplimiento de la nueva normativa.
Ambos casos demuestran que transformar los entornos escolares es posible y necesario para garantizar el derecho a la salud y sentar las bases de una vida adulta más sana. La experiencia de Córdoba puede servir de inspiración para otras ciudades y países, mientras que la norma española marca un hito en la política alimentaria escolar a nivel europeo.