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“La sostenibilidad es la columna vertebral de las empresas: si falla, el negocio se resiente”
La sostenibilidad se ha convertido en un pilar fundamental para las grandes compañías, y L’Oréal lo demuestra con su ambiciosa hoja de ruta L’Oréal for the Future.
Bajo este marco estratégico, el grupo cosmético impulsa iniciativas que van más allá de la belleza, apostando por la innovación responsable, la reducción del impacto ambiental y el compromiso social. Entre sus apuestas más destacadas figuran los fondos de inversión de impacto, como el dedicado a la regeneración de la naturaleza, que refuerzan su compromiso con un futuro más sostenible.
En esta entrevista, hablamos con Delia García, directora de Sostenibilidad e Impacto Positivo de L’Oréal España y Portugal, sobre los retos y avances de la compañía en materia medioambiental y social, la importancia de la colaboración con proveedores y consumidores, y el papel clave de la ciencia y la transparencia en la transformación del sector.
¿Cuáles son los principales retos que enfrenta L’Oréal en materia de sostenibilidad?
Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos, y quizá el más relevante, es la velocidad con la que debemos abordar estos desafíos. El programa L’Oréal for the Future, lanzado en 2020 con horizonte 2030, establece objetivos muy ambiciosos en materia de sostenibilidad. Por ejemplo, uno de nuestros compromisos es que el 100% de nuestros centros operativos, fábricas y tiendas propias funcionen exclusivamente con energías renovables. En este sentido, puedo decir con orgullo que en España, y de hecho en toda Europa, alcanzamos este objetivo en octubre de 2024 en todos nuestros centros operativos, logísticos y fábricas.
Sin embargo, nuestros objetivos van más allá y algunos tienen plazos para 2025 y otros para 2030. Un reto especialmente relevante en el que estamos trabajando actualmente es la circularidad de todos nuestros ingredientes y materiales. Conseguir que todos los materiales sean reciclados o altamente biodegradables es un desafío enorme, que requiere innovación constante y colaboración a todos los niveles.
Para afrontarlo, no solo contamos con nuestro propio ecosistema de negocio, sino que también colaboramos estrechamente con el sector, como por ejemplo con la asociación Stanpa, para abordar el fin de vida de los materiales. Además, trabajamos de la mano con el ecosistema de innovación, conscientes de que no podemos avanzar solos. Por eso, hemos lanzado una aceleradora de innovación sostenible dotada con 100 millones de euros para los próximos cinco años, con el objetivo de impulsar soluciones junto a proveedores, clientes, consumidores y startups.
¿Qué proyectos o iniciativas destacaría como los más innovadores en sostenibilidad dentro de L’Oréal?
La innovación es un concepto muy amplio, especialmente cuando hablamos de innovación sostenible. En nuestro caso, somos la empresa del sector belleza que más invierte en innovación, destinando un 2,8% de nuestro beneficio, lo cual es un dato excepcional. Además, cerca del 90% de esa innovación es sostenible, desarrollada desde nuestros departamentos de I+D.
Por ejemplo, en innovación de procesos, colaboramos con Carbios en el bioreciclaje enzimático para el plástico. En materiales, trabajamos con Lanzatech para transformar carbono industrial en polietileno de alta densidad, que utilizamos en nuestro packaging. También innovamos en la relación con el consumidor, apostando por el rellenado y la recarga de productos para fomentar nuevos hábitos de consumo más sostenibles.
Incluso en la comunicación buscamos innovar. Un ejemplo es la iniciativa El pacto, que lanzamos primero internamente, animando a empleados y sus familias a adoptar hábitos más sostenibles, como ducharse en el tiempo que dura una canción o reutilizar envases. En definitiva, la innovación para nosotros abarca procesos, materiales, negocio y comunicación, siempre con un fuerte enfoque en la sostenibilidad.
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¿Cómo evalúan el impacto medioambiental de sus productos?
En L’Oréal utilizamos una herramienta propia de ecodiseño llamada SPOT (Sustainable Product Optimization Tool), que nos permite evaluar el impacto ambiental de nuestros productos a lo largo de todo su ciclo de vida. Esta herramienta analiza 14 factores de impacto diferentes, considerando desde los ingredientes y formulaciones hasta el packaging, desde las materias primas hasta el final de vida del producto, que en nuestro caso buscamos circularizar.
Todos los nuevos productos y lanzamientos, así como cualquier cambio en el packaging, son evaluados con SPOT, y nos hemos comprometido a que el perfil medioambiental de nuestros productos mejore continuamente según estos 14 indicadores. Además, algunas marcas como Garnier, L’Oréal Paris y Biotherm han incorporado el etiquetado de impacto ambiental, que comunica estos resultados al consumidor.
Recientemente, hemos dado un paso más allá lanzando, junto con el resto del sector y bajo una alianza internacional, el Eco Beauty Score. Esta nueva metodología, desarrollada en colaboración con competidores y avalada por entidades independientes como Ecocert, permite comparar el impacto ambiental de productos de la misma categoría de manera transparente y estandarizada, siguiendo criterios científicos y alineados con la Comisión Europea. Esto refuerza nuestro compromiso de mejora continua y colaboración sectorial para avanzar en sostenibilidad.
Contaba que esta transformación no la pueden hacer solos y que proveedores, clientes y consumidores juegan un papel clave en la estrategia de sostenibilidad de L’Oréal. ¿Cómo los involucran y qué resultados han visto hasta ahora?
Trabajamos de manera muy estrecha tanto con nuestros proveedores como con nuestros clientes para avanzar en nuestros ambiciosos objetivos de sostenibilidad, tanto en descarbonización, como en circularidad, naturaleza y comunidades. Involucramos a los proveedores en todas estas áreas, por ejemplo, organizando un gran evento anual donde compartimos objetivos, realizamos talleres y entregamos premios en estas líneas de acción.
Un ejemplo concreto es nuestro trabajo en circularidad con los proveedores de materiales de punto de venta (PLV). Utilizamos una herramienta específica, Eco Design Cloud, para medir y mejorar la sostenibilidad y la huella de carbono de nuestra PLV colaborando con ellos en el ecodiseño y la reducción conjunta de emisiones.
En cuanto a los clientes, desarrollamos planes conjuntos de sostenibilidad, como nuestros Green Joint Business Plans. Por ejemplo, con Clarel hemos trabajado en cuatro áreas: producto, materiales de punto de venta, transporte y logística, y estrategia comercial, siempre con el objetivo de reducir la huella de carbono de forma colaborativa.
En resumen, para avanzar más rápido en sostenibilidad, es fundamental trabajar de la mano de proveedores y clientes a lo largo de toda la cadena de valor, con una visión compartida de circularidad y descarbonización.
Trabajamos de la mano con el ecosistema de innovación y hemos lanzado una aceleradora de innovación sostenible dotada con 100 millones de euros para impulsar soluciones junto a proveedores, clientes, consumidores y ‘startups’.
Uno de los compromisos de L’Oréal es que para 2030 el 100% de las fábricas utilizarán energías renovables y, en este objetivo, una de las plantas en España lleva la delantera…
La verdad es que para mí la planta de Burgos es un auténtico orgullo patrio. De las 40 fábricas del Grupo L’Oréal, la de Burgos fue la segunda en ser 100% renovable, gracias a su central de biomasa, una inversión valiente y anticipada que se hizo en 2015, mucho antes de que la sostenibilidad fuera una tendencia global. Además, fue pionera en implantar el sistema waterloop, que recicla el agua de proceso, algo especialmente relevante en España, uno de los países europeos con mayor riesgo de estrés hídrico de cara a 2050. Este sistema se está incorporando en todas las fábricas del grupo.
Pero la innovación en Burgos no es solo tecnológica, también es social. La fábrica funciona como escuela de excelencia industrial, ofreciendo formación reglada y oportunidades laborales a personas de colectivos vulnerables, no solo para nuestra planta, sino para toda la región, en colaboración con la Administración pública.
Además, Burgos es un referente en igualdad de género. Muchas de las directoras de línea son mujeres, algo poco habitual en el sector industrial y especialmente en áreas STEM. Participamos activamente en programas como STEM Talent Girl, donde nuestras ingenieras y directivas mentorizan a alumnas desde edades tempranas, fomentando vocaciones científicas y tecnológicas.
L’Oréal está impulsando fondos de inversión de impacto para la regeneración de la naturaleza, apoyar a mujeres vulnerables y el desarrollo de la economía circular ¿Qué le ha llevado a elegir esta fórmula y poner en marcha estos fondos a los que destina cuantías importantes?
La aceleración, como te comentaba, es fundamental para nosotros. No solo innovamos con nuestros equipos internos —donde más de 3.000 científicos trabajan en proyectos de I+D—, sino que también apostamos firmemente por la innovación abierta. Creemos que apoyarnos en el talento y la ciencia que existen fuera de nuestra organización es esencial para acelerar el cambio, ya que la velocidad es uno de los principales retos actuales.
Dentro de nuestra estrategia de sostenibilidad, hablamos de la excelencia dual: la financiera y la no financiera, aunque preferimos no hacer esa distinción, porque la sostenibilidad es financiera y está integrada en las cuentas de resultados y en nuestros objetivos empresariales. Por ejemplo, la regeneración de la naturaleza es clave, ya que 1.600 materias primas que utilizamos provienen de la naturaleza. Protegerla, crear resiliencia y generar valor compartido con todos nuestros grupos de interés es fundamental, y por eso invertimos en proyectos y colaboramos con startups y organizaciones que ya están trabajando en estos retos.
Esta doble excelencia —pensar en la naturaleza, en el agua, en las personas y en la circularidad— no solo es positiva para el planeta y la sociedad, sino que nos ayuda también como negocio. Me gusta recordar que economía y ecología comparten la misma raíz griega, oikos, que significa casa, y siempre han estado conectadas. En L’Oréal tenemos clarísimo que economía y ecología van de la mano. Por eso, creemos que la mejor forma de acelerar el cambio es invertir en proyectos rentables y sostenibles, que impulsen tanto nuestro negocio como el bienestar común.
Tenemos clarísimo que economía y ecología van de la mano. Por eso, creemos que la mejor forma de acelerar el cambio es invertir en proyectos rentables y sostenibles.
Sin embargo, en su web subrayan que solo el 3% la financiación climática global se destina a la biodiversidad. ¿Qué barreras hay para que las empresas inviertan más en la regeneración de la naturaleza, que es fundamental?
Precisamente eso, que la sostenibilidad aún no se ha entendido como una verdadera palanca de negocio en muchas empresas, que la sostenibilidad es la columna vertebral de cualquier organización y debe abordarse desde tres dimensiones: económica, social y medioambiental. Si falla una de ellas, se cae la casa al suelo y el negocio se resiente. Por ejemplo, si no cuidas a tus empleados y no fomentas un entorno laboral positivo, la sostenibilidad social se pierde, y eso afecta directamente al negocio. Lo mismo ocurre si no proteges el entorno del que obtienes tus materias primas, o si no garantizas que tus fábricas sean lugares donde las personas quieran trabajar. En L’Oréal lo entendemos así y lo integramos en nuestra estrategia. Creo que este es el camino correcto y es una oportunidad que otras empresas quizás aún no han sabido aprovechar.
¿Cómo selecciona L’Oréal los proyectos que forman parte del fondo de regeneración de la naturaleza y otros fondos de impacto? ¿Qué criterios se siguen?
Los criterios básicos que seguimos se centran en una triple visión: la económica, la social y la medioambiental. Evaluamos la rentabilidad y la sostenibilidad económica de cada proyecto. También consideramos el impacto social, especialmente en la creación de empleo en las comunidades donde se desarrollan estos proyectos de regeneración de la naturaleza. Y analizamos la sostenibilidad medioambiental, valorando aspectos como la reducción de la huella de carbono y la protección de la tierra y los ecosistemas.
Actualmente, estamos trabajando en proyectos internacionales y hay muchos otros en proceso de selección. El equipo especializado se encarga de filtrar y seleccionar los proyectos que mejor cumplen con estos criterios, y esperamos poder sumar muchos más en el futuro.
La sostenibilidad aún no se ha entendido como una verdadera palanca de negocio en muchas empresas. Debe abordarse desde tres dimensiones: económica, social y medioambiental y, si falla una, se cae la casa al suelo.
Hábleme de algún proyecto en concreto que se esté financiando con este fondo de regeneración de la naturaleza.
Un ejemplo concreto de nuestro enfoque es la inversión en Seriops, un proyecto de restauración de manglares en Kenia. Este tipo de iniciativas no solo contribuyen a la regeneración de la naturaleza en comunidades locales vulnerables, sino que también generan empleo específico para estas poblaciones, muchas veces en zonas empobrecidas. Así, se cumple nuestra triple visión: impacto económico, social y medioambiental.
Los manglares son ecosistemas clave porque almacenan grandes cantidades de carbono y su protección ayuda a reducir las emisiones de CO2, apoyando la mitigación del cambio climático. Sin embargo, en Kenia han sufrido una degradación extrema, con una pérdida de hasta el 70%. Por eso, proyectos como este promueven la restauración liderada por la comunidad y comparten buenas prácticas, ayudando también a las poblaciones costeras a encontrar fuentes alternativas de sustento sostenible.
¿Qué tipo de inversores participan en estos fondos?
Es inversión de impacto, es decir, tienen esa visión de que sean proyectos rentables, que generen un impacto medioambiental y social.
Los proyectos que se eligen son proyectos de criterio que es la forma en la que queremos seguir trabajando la inversión.