Almacenamiento, el reto pendiente de la transición energética

Almacenamiento, el reto pendiente de la transición energética

El histórico apagón que dejó a España y Portugal sin luz el pasado 28 de abril puso en entredicho la solidez de un sistema energético inevitablemente complejo debido a la participación de fuentes de generación muy heterogéneas. Tras el suceso, toca aprender de la experiencia y tomar las medidas oportunas para que algo similar no vuelva a ocurrir, comenzando por reforzar uno de los puntos clave: el almacenamiento de energía.

Más de la mitad del suministro energético de nuestro país procede ya de fuentes renovables, llegando hasta el 56,8% de toda la generación en 2024, según Red Eléctrica Española. La tecnología que lideró el mix durante el pasado año fue la eólica, con el 23,2% del total, seguida por la nuclear (20%), la solar fotovoltaica (17%), el ciclo combinado (13,6%) y la hidráulica (13,3%).

Estos datos evidencian que España está avanzando en la transición hacia un modelo energético descarbonizado que no dependa de los combustibles fósiles, señalados por ser la principal causa del cambio climático. Al mismo tiempo, no debe olvidarse que el petróleo y el gas son, por definición, fuentes no renovables, y que por tanto tenderán a escasear y a provocar, por ello, episodios cada vez más críticos de tensión geopolítica, como ya se ha visto con el gas ruso o con los recurrentes conflictos en Oriente Medio.

Todo ello es, de sobra, conocido, si bien es cierto que el apagón arrojó, al principio, algunas sombras de duda sobre la idoneidad de proseguir por esta senda de la descarbonización. Tras el cero energético del 28 de abril, surgieron diversas interpretaciones sobre sus causas, incluyendo la posibilidad de que la alta penetración de energías renovables hubiera contribuido al colapso del sistema. En los momentos previos al mismo, la aportación de la solar y la eólica rondaba el 70% de la generación eléctrica, una cifra que puede superar el 80% en determinadas condiciones y que incluso ha alcanzado el 100% en ocasiones puntuales.

Sin embargo, según el informe del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), la causa principal del apagón no estuvo relacionada con la naturaleza de las fuentes de energía, sino con una serie de episodios de sobretensión y errores en la planificación por parte de los operadores del sistema. El informe concluye que el incidente fue consecuencia de una gestión inadecuada ante situaciones imprevistas, más que de la presencia de un tipo concreto de generación.

Este análisis pone de manifiesto la complejidad del sistema eléctrico y la necesidad de seguir reforzando aspectos clave como la planificación, la gestión y, especialmente, el almacenamiento de energía, para garantizar la estabilidad y la seguridad del suministro en un contexto de creciente participación de fuentes renovables.


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De hecho, el Real Decreto Ley 7/2025 del 24 junio, que el Gobierno llevó al Congreso para su aprobación, también conocido como decreto antiapagones, demostraba que el almacenamiento se ha convertido ya en una prioridad de la política energética. El texto incluía un paquete de medidas que contemplan el impulso del almacenamiento, “tanto mediante la hibridación en instalaciones de generación como con su incorporación al sistema eléctrico en general. Se agiliza la tramitación administrativa de los expedientes, especialmente en el ámbito de proyectos que sean competencia de la Administración General de Estado, con una reducción de los plazos a la mitad”, detallaban desde el Miteco.

El decreto fue tumbado por el Congreso este miércoles, lo que ha suscitado críticas por parte del sector de las renovables. Entidades representativas de esta industria, como la Asociación Empresarial Eólica (AEE), APPA Renovables, Unión Española Fotovoltaica (UNEF) y Protermosolar han emitido sendos comunicados en los que expresan su malestar.

Para la AEE, el texto “era de carácter eminentemente técnico y respondía a la necesidad urgente de dotar al sistema eléctrico de mayor resiliencia, seguridad operativa y de suministro, en un contexto de transformación profunda del modelo energético”. Mientras que para APPA Renovables, la decisión de la Cámara Baja “aumentará los desequilibrios en el sistema eléctrico”.

Como consecuencia de la no aprobación, muchos proyectos se verán afectados, lamentan desde UNEF, que vaticina una “paralización importante de inversiones en almacenamiento”. Por último, Protermosolar advierte de que la derogación del decreto antiapagones amenaza el futuro de la energía solar y “retrasa avances clave, como el impulso al almacenamiento y la revisión parcial del marco regulatorio de las tecnologías renovables”.

Tras la derrota en el Congreso, el Gobierno ha anunciado que volverá a traer un nuevo decreto antiapagones a sede parlamentaria, lo que evidencia que la discusión sobre cómo debe reforzarse el sistema energético va a continuar, con el almacenamiento como un componente destacado dentro del debate.

Desde el sector de las renovables se vaticina una paralización de las inversiones en almacenamiento después de que no saliera adelante en el Congreso el decreto antiapagones.

Un depósito de energía

“Todo el mundo utiliza el almacenamiento en su vida diaria: desde la batería del móvil hasta el depósito de gasolina del coche o el termo de agua caliente”, resalta Alberto Abanades, catedrático de Ingeniería Energética en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Ciertamente, la presencia de baterías en los hogares se ha convertido en un imperativo desde la popularización de dispositivos electrónicos como los móviles, los ordenadores portátiles o las tablets.

Esta presencia tan extendida no significa que necesariamente entendamos cómo funciona el almacenamiento. “Cuando se habla de una red o un sistema energético, hay personas que piensan en un sistema de almacenamiento como si fuera un sistema de generación, puesto que lo conciben como un contribuyente de energía que complementa a otras”, añade Abanades, que matiza: “Hay que ser consciente de que un sistema de almacenamiento funciona como un depósito de energía que se ha de generar por alguna fuente, y que la devuelve cobrando cierto peaje, que es el rendimiento de carga y descarga del sistema de almacenamiento”.

El catedrático explica, de forma sencilla y resumida, cómo funciona el almacenamiento cuando hay un exceso de energía en el sistema energético. “Cuando hay un excedente de energía, el sistema de almacenamiento se carga. Para que sea eficaz, la capacidad o cantidad de energía que se puede almacenar y la potencia de intercambio entre la red y el almacenamiento tienen que estar adaptados y dimensionados de acuerdo con esos excedentes que se prevean”.

¿Y qué pasa si sucede lo contrario, cuando falta energía en la red? “El almacenamiento descarga energía a la red energética en ese caso, cubriendo los huecos que se necesiten para satisfacer esa demanda. Igual que en el caso anterior, la potencia de descarga y la energía total que se pueda inyectar a la red tienen que estar diseñados de acuerdo con las necesidades que se prevean exigir al almacenamiento”, responde Abanades.

Una cuestión interesante que aclara el experto es que, en realidad, existen multitud de sistemas de almacenamiento, motivo por el que debería hablarse del “almacenamiento para qué propósito: para estabilidad de red, para reserva de energía a gran escala, a largo plazo, a corto plazo, con respuesta rápida, etcétera”.

“Un sistema de almacenamiento funciona como un depósito de energía que se ha de generar por alguna fuente, y que la devuelve cobrando cierto peaje, que es el rendimiento de carga y descarga del sistema”, Alberto Abanades (UPM).

El almacenamiento de renovables

Si centramos el foco en las especifidades del almacenamiento de energía basada en fuentes renovables, lo primero que hay que entender es lo que significa la intermitencia ya comentada. “Las fuentes de energía renovables que todo el mundo tiene en mente, fotovoltaica y eólica, generan electricidad cuando hay recurso solar o viento, pero no necesariamente cuando la demanda lo requiere. Puede decirse que no son gestionables en función de la demanda”.

En una red energética como la española, el resto de las fuentes permiten compensar dicha intermitencia, asumiendo la capacidad de adaptación a la demanda. “Para que las fuentes renovables intermitentes puedan sostener por sí solas la red, es imprescindible el almacenamiento. Por tanto, el coste final de la energía resultará de la combinación de la fuente renovable y el sistema de almacenamiento, lo cual, obviamente, será más elevado que el de la fuente renovable por sí sola”, aclara Abanades.

“En todo caso, sin almacenamiento, las fuentes limpias dominantes ya se encuentran en un punto de inflexión en cuanto a su rentabilidad, precisamente por la imposibilidad de aprovechar los excedentes de energía que producen en ciertos momentos del día. Así que invertir en almacenamiento es una necesidad”, asegura el experto.

Almacenamiento, el reto pendiente de la transición energética

Contenedor de almacenamiento de energía en baterías con tecnología BESS.

Tecnologías de almacenamiento

Abanades también es miembro de la comisión académica de la Cátedra Master Battery – UPM que impulsa Master Battery, empresa especializada en sistemas inteligentes de almacenamiento de renovables y baterías. La cátedra se puso en marcha en septiembre del pasado año y complementa el trabajo que Master Battery viene realizando con la comunidad educativa desde el año 2022, cuando puso en marcha Ciudadenergía, cuyos objetivos son divulgar entre los estudiantes el papel del almacenamiento energético, así como despertar vocaciones y generar interés por la investigación y la innovación.

En el caso de la cátedra de la UPM, su finalidad es fomentar la investigación, formación y transferencia de tecnología en sistemas inteligentes de almacenamiento energético. El pasado 8 de julio, la cátedra organizó su primera jornada técnica, que estuvo centrada en analizar la contribución de los sistemas de almacenamiento de energía en baterías (BESS, por sus siglas en inglés) a la flexibilidad y resiliencia del sistema energético.

“Los sistemas BESS son protagonistas clave en el avance de las energías renovables por su capacidad de almacenar electricidad en momentos de excedente y liberarla cuando se necesita. Esto mejora la estabilidad, eficiencia y resiliencia de la red eléctrica”, asegura Alfredo Gutiérrez, asesor de Comunicación de Ciudadenergía y miembro de la Cátedra Master Battery.

Basados en baterías como las de ion-litio, que dominan el mercado por su alta densidad energética y rápida capacidad de respuesta, los BESS cuentan con sistemas inteligentes de gestión, climatización y seguridad. Son versátiles y escalables, con aplicaciones tanto industriales como residenciales, aprovechables para diversos sectores. Al mismo tiempo, el desarrollo del almacenamiento BESS surge como una oportunidad, aseguran desde Ciudadenergía, para reforzar la producción nacional y la soberanía energética.

En palabras de Gutiérrez: No se trata solo de importar tecnología, sino de desarrollarla aquí, impulsando la investigación, la innovación industrial y el empleo cualificado. En un contexto global incierto, contar con una industria nacional de almacenamiento es esencial para reducir la dependencia exterior y garantizar un sistema energético seguro, sostenible y autónomo”.

“Contar con una industria nacional de almacenamiento es clave para reducir la dependencia exterior y para un sistema energético seguro, sostenible y autónomo”, Alfredo Gutiérrez (Ciudadenergía).

Para Juan Carlos Hernández, CEO de Master Battery, la colaboración público-privada tiene mucho que aportar en este camino: “La Administración debe impulsar la I+D+i, fomentar la fabricación nacional y ofrecer incentivos que refuercen la soberanía energética. Por su parte, las empresas deben invertir en innovación, impulsar el desarrollo de sistemas de almacenamiento y fortalecer la industria local mediante la generación de empleo y la promoción de talento. Juntas, a través de la colaboración público-privada, pueden acelerar la innovación, escalar soluciones, reforzar la soberanía tecnológica e industrial y garantizar un sistema energético más estable”.

Hernández asegura, con rotundidad, que “sin almacenamiento, no hay transición energética posible”. Lo cierto es que, allí donde más se está avanzando en esta materia, se están alcanzando hitos que parecían casi de ciencia ficción hace unos pocos años. Según Ember, un think tank experto en energía global, “las baterías son ahora lo suficientemente baratas como para liberar todo el potencial de la energía solar, pudiendo cubrir hasta el 97% del suministro de electricidad constante las 24 horas del día, los 365 días del año, de manera rentable en los lugares más soleados”.

Incluso en ciudades con menos sol, como la británica Birmingham, sería viable llegar al 62% del objetivo de un suministro constante a toda hora, todos los días del año, aseguran los expertos. Ember habla en su informe de energía solar, pero recordamos que también habría que incluir la eólica, que, como ya se ha dicho, lidera el mix energético en nuestro país. Todo ello hace pensar que un hipotético escenario futuro en el que se supere el 100% de generación renovable, exportando la energía sobrante, podría sonar cada vez menos utópico en un país como la soleada España.

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