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España se sitúa por debajo de la media europea en su progreso en sostenibilidad
El Green Transition Index, elaborado por Oliver Wyman, analiza el nivel de progreso en sostenibilidad y reducción de emisiones de 29 países europeos, considerando siete categorías principales: economía, naturaleza, industria manufacturera, energía, edificios, transporte y residuos. Y en la última edición del índice, España no sale muy bien parada, ya que retrocede cinco posiciones respecto a 2022, situándose por primera vez por debajo de la media europea y como el país que más cae después de Francia.
A pesar de haber realizado mejoras en la mayoría de los indicadores respecto al índice de 2022, España retrocede cinco puestos (hasta el número 19) por desempeño relativo respecto al resto de países europeos.
En esta nueva edición, España registra un crecimiento menor respecto al resto de países europeos que evidencia un deterioro en la mayoría de las categorías evaluadas, donde edificios y economía experimentan la mayor caída, y transporte y residuos consolidan la tendencia negativa que se manifestaba en 2022, definiéndose como las áreas con peores resultados. No obstante, el país muestra avances en la categoría de naturaleza, la única que escala hasta un total de 4 posiciones respecto a la anterior edición.
“Se ha producido un avance en la mayoría de los indicadores, pero no tan destacado como el de nuestros homólogos europeos, lo que ha hecho que retrocedamos posiciones frente a la anterior edición. Para poder escalar en el ranking, es necesario apostar por una combinación de tecnologías, con iniciativas que incentiven la innovación y estimulen la demanda en distintos sectores con visión de cadena de valor”, afirma Pepa Chiarri, Executive Director de Clima y Sostenibilidad de Oliver Wyman.
Análisis por categorías
En la categoría de edificios, España ha descendido cinco posiciones debido a la baja utilización en el uso de energías renovables para la calefacción de los hogares, que se sitúa por debajo de la media europea y muy alejado de los países líderes, donde más del 50% de la calefacción proviene de fuentes renovables, mientras que, en España, las calderas de gas siguen siendo la principal tecnología utilizada. No obstante, en otros indicadores, España muestra un desempeño más equilibrado: las certificaciones de edificios comerciales sostenibles (como Leed, Breeam, HQE y DGNB) han registrado una ligera mejora; mientras que el consumo eléctrico per cápita se mantiene un 7,2% por debajo de la media europea.
Por otro lado, en la categoría de economía, España ha registrado una notable mejora en sus KPIs; sin embargo, el desempeño superior de otros países le ha llevado a una caída de siete posiciones en el ranking. Algo similar que en el caso de la industria manufacturera, donde España ha demostrado avances en dos de sus tres indicadores: la intensidad de las emisiones se han reducido más de un 15%, y el consumo de energía por valor añadido ha disminuido un 24%. Sin embargo, al tratarse de una categoría que depende de la composición de la industria manufacturera de cada país, aquellos países con bajo peso de sectores emisores e intensivos en energía tienden a obtener mejor posición, consolidándose como líderes.
Respecto a la transición en el sector energético, España se sitúa en el puesto número 11, retrocediendo desde la séptima posición que ocupaba en la edición anterior. Este retroceso se debe principalmente a la pérdida de liderazgo en el indicador de proyectos de hidrógeno verde por PIB, en donde lideraba en la edición de 2022 con una tasa seis veces superior a la media de países europeos, un ámbito en el que Dinamarca ha tomado la delantera con una ventaja considerable. Y es que, a pesar de que España sigue siendo el país con mayor capacidad de megavatios en proyectos en términos absolutos, Dinamarca ha hecho una gran apuesta para apoyar la producción y utilización del hidrógeno verde en términos relativos al PIB, lo que hace que España descienda del primer al segundo puesto en este indicador, impactando significativamente su índice. A pesar de ello, España sigue avanzando en la adopción de energías renovables.
Transporte y residuos consolidan su tendencia negativa
Por segundo año consecutivo, transporte y residuos se consolidan como las áreas con peores resultados, situándose España en ambos casos entre las posiciones más bajas del ranking.
En transporte, se sitúa en el puesto 24, descendiendo dos posiciones respecto a la anterior edición. Aunque se ha observado un incremento en el porcentaje de coches de bajas emisiones, gracias a la introducción de zonas de bajas emisiones en el área metropolitana de las grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, y a los incentivos nacionales a los vehículos eléctricos, este valor sigue siendo inferior a la media y muy por debajo del país líder (Noruega). Además, España sigue a la cola en cuanto a intensidad de emisiones por pasajero, presentando más de 1 emisiones de CO2 per cápita, en comparación con las 0,86 de media del resto de países europeos.
En este sentido, la posición de España pone de relieve la necesidad de adopción de vehículos de bajas emisiones, y del incremento de la tasa de uso del transporte público, en donde ciudades como Madrid y Barcelona ya están haciendo grandes avances (en 2024, Madrid inauguró la mayor estación de carga de autobuses eléctricos de Europa, y tiene planificado aumentar el número de puntos de recarga de autobuses, superando los 500 en 2025; mientras que la ampliación del metro forma parte del objetivo para 2025 de Barcelona de que el 65% de los desplazamientos motorizados se realicen en transporte público).
Por otro lado, en gestión de residuos, España ocupa el puesto 25, dos posiciones menos que en la anterior edición, debido a su descenso en los tres principales indicadores: la tasa de material recirculado a la economía, donde los países líderes presentan tasas dos o, incluso, tres veces superiores a las de España; los residuos generados en hogares, los cuales suponen un 10% más que la media europea, alcanzando las 0,48 toneladas per cápita, y los residuos depositados en vertederos, que suman un 70% más que la media del resto de países, hasta los 245 kg per cápita.
Y es que más del 46% de los residuos que generamos acaban en el vertedero, lejos del objetivo comunitario de llevar al vertedero solo el 10%.
Transporte y gestión de residuos se consolidan como las áreas con peores resultados. Por el contrario, España mejora posiciones en la categoría Naturaleza gracias a un uso más eficiente de los recursos hídricos.
Naturaleza, única categoría en la que mejora su posición
Pese a este descenso, España ha mostrado una evolución positiva en la categoría de Naturaleza, donde ha mejorado cuatro posiciones gracias a un uso más eficiente de los recursos hídricos. Este avance refleja una reducción sustancial en el porcentaje de uso de agua en relación con los recursos hídricos renovables disponibles, situándose ahora por debajo de la media europea, aunque todavía lejos de los países líderes, que presentan valores inferiores al 1%.
En el resto de las áreas, España está en línea con la media de los países europeos, pero muy por debajo de los líderes, especialmente en áreas protegidas (14% de la superficie total del país frente al 25-35%) y en cultivo orgánico (10,8% de la superficie agrícola utilizada frente al 20-26%).
¿Cómo evolucionan los países europeos?
Esta nueva edición del Green Transition Index de Oliver Wyman muestra un panorama más heterogéneo en el progreso de los países europeos hacia la sostenibilidad. Dinamarca lidera el ranking, consolidándose como el país más avanzado en la transición verde gracias a su fuerte desempeño en el uso de energías renovables y en tecnologías de descarbonización. En particular, destaca por sus iniciativas pioneras en proyectos de hidrogeno verde y almacenamiento de carbono.
“Las diferencias en el progreso hacia la sostenibilidad no solo reflejan el nivel de recursos de un país, sino también la efectividad de sus políticas y su capacidad de innovación. Dinamarca, que lidera el ranking, es un claro ejemplo de cómo un enfoque estratégico y el impulso de tecnologías limpias pueden acelerar la transición”, ha señalado Sofia Marques Cruz, Associate de Oliver Wyman en España y Portugal.
Al analizar los resultados del índice desde una perspectiva regional, se observan importantes diferencias en el grado de avance de los países europeos. Los países escandinavos continúan mostrando un fuerte liderazgo, seguidos de Europa Occidental, los Estados Bálticos, Europa Oriental y Europa Meridional. En este contexto, se observan diferencias significativas en el progreso hacia la sostenibilidad entre las regiones europeas y, en muchos casos, dentro de las mismas. Escandinavia sigue liderando en las categorías de economía y transporte, mientras que Europa Occidental sobresale en industria manufacturera y en gestión de residuos.
Aunque Europa sigue siendo referente global en sostenibilidad, enfrenta grandes retos para cumplir los objetivos del Acuerdo de París. La UE está a seis puntos porcentuales de alcanzar su meta de reducir emisiones en un 55% para 2030, lo que exige un esfuerzo adicional para acelerar la transición energética. La implementación de políticas públicas más contundentes, junto con un cambio en el comportamiento de consumidores e industrias, será fundamental para consolidar economías y sociedades más sostenibles. Este enfoque no solo ayudará a cumplir los compromisos climáticos, sino también a fortalecer el liderazgo de Europa en la transición verde a nivel global.
“Si bien el corto plazo presenta grandes desafíos, avanzar en la transición hacia la sostenibilidad es no solo necesario, sino imprescindible. Para liderar el cambio, se debe establecer una hoja de ruta clara respaldada con inversión en I+D, simplificar los trámites administrativos para el acceso a las ayudas y la gestión de permisos, e impulsar iniciativas de colaboración público-privada que den estabilidad al plan a medio-largo plazo”, concluye Pepa Chiarri, Executive Director de Clima y Sostenibilidad de Oliver Wyman.