El reciclaje de aluminio: una oportunidad clave para la economía circular

El reciclaje de aluminio: una oportunidad clave para la economía circular

El aluminio es uno de los materiales más reciclados y valiosos del mundo. Gracias a sus propiedades únicas, -ligereza, resistencia y capacidad para ser reciclado indefinidamente sin perder calidad-, este material y su aprovechamiento se han convertido en pieza fundamental en la transición hacia una economía más circular. Según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), más del 75% del aluminio producido históricamente aún está en uso gracias al reciclaje, lo que supone un gran avance en términos de sostenibilidad y reducción de emisiones de carbono.

Técnicamente conseguido y rentable. Así es el proceso de reciclaje del aluminio que supone un ahorro energético muy significativo en comparación con su producción primaria. Según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), reciclar aluminio consume un 95% menos de energía que producirlo a partir de bauxita, su mineral base. Esto se traduce en un ahorro de hasta 14.000 kilovatios-hora (kWh) por tonelada reciclada.

En términos generales la industria del reciclaje de aluminio evita la emisión de unos 500 millones de toneladas de CO₂ al año, clave para mitigar el cambio climático y contribuir a la sostenibilidad de la economía, ya que este proceso no solo ahorra energía, sino que también reduce la sobreexplotación de recursos naturales. Desde 1990 el reciclaje de aluminio ha evitado la emisión de más de 1.1 gigatoneladas de CO₂, según datos de la Asociación Internacional del Aluminio (IAI). Además, las últimas cifras del estudio anual aditado y elaborado por la Asociación para el Reciclado de Productos de Aluminio (Arpal), indican que en 2023 se ha registrado un aumento del 15% en las tasas de reciclaje de aluminio a nivel europeo impulsado por la demanda de sectores clave como la automoción y la construcción.

Ventajas ambientales y económicas

Teniendo en cuenta la nueva metodología, y según establece la Directiva (UE) 2018/852 y desarrollada por la Decisión 2019/665–, España recicló en 2023 cerca de 80.000 toneladas de envases de aluminio a través de distintos flujos como las plantas de selección, las plantas de Residuos Sólidos Urbanos (RSU), las recogidas selectivas fuera del hogar, los recuperadores de residuos y las escorias de incineradora. Esta cifra supone un 52,2 % del total de envases de aluminio puestos en el mercado. Y casi el 50% de esta cantidad recuperada provenía de diversas recogidas selectivas, lo que significa que la población está cada vez más concienciada sobre la importancia de la reutilización de este material.

Respecto a la cantidad de toneladas de envases de aluminio puestos en el mercado, esta ha seguido creciendo, superando las 153.000 toneladas en 2023. Y es que este material se utiliza para múltiples aplicaciones gracias a sus propiedades que resultan ideales para fines muy variados: con el aluminio se fabrica desde latas de bebida hasta automóviles, aviones, vagones, camiones, ventanas y un largo etcétera. También se utiliza para construir barcos, ya que el aluminio es muy resistente a la corrosión del agua. Además, es muy ligero y aislante y conserva muy bien los alimentos, sin alterar su aroma ni su sabor, por lo que también se utiliza mucho en la cocina. Si nos fijamos, en nuestra vida diaria, estamos rodeados de infinidad de objetos fabricados con aluminio.

Por ello, “su reciclaje es fundamental, tanto para el medio ambiente como para la economía, pues todo el aluminio que se recupera se recicla, lo que lo convierte en el material de mayor valor en el sector del envasado, al igual que en muchas otras aplicaciones”, explica Gonzalo de Olabarria, Secretario General de la Asociación Española del Aluminio (AEA), quien también relaciona el éxito de esta tasa de reciclaje “al trabajo de asociaciones como la AEA, que acercamos al ciudadano las propiedades y ventajas del reciclaje y circularidad de este material por diversos canales”.

Otra área en la que se aprovecha al máximo el potencial de reciclado del aluminio es la construcción, en la que la tasa de recuperación llega a superar el 95%, lo que lo hace un material imprescindible para abordar el reto de la edificación sostenible. Desde la AEA recuerdan que el aluminio es 95% reciclable sin merma de sus cualidades, y que la energía que precisa su proceso de reciclado apenas alcanza el 5% de la necesaria para producir aluminio primario. Es decir, reciclar sale más a cuenta que producir aluminio nuevo. Además, es un material infinitamente reciclable. “Todo ello avala la idoneidad del aluminio como material que apoya el camino hacia la economía circular”, recalca la AEA.

El aluminio es 95% reciclable sin merma de sus cualidades y la energía que se precisa en este proceso apenas alcanza el 5% de la necesaria para producir aluminio nuevo, por lo que sale más a cuenta reciclarlo que fabricarlo.

Según explican desde la AEA, “esa inmutabilidad de sus propiedades por el proceso de reciclaje convierte al aluminio en una excelente materia prima para volver a fabricar productos de aluminio iguales o diferentes”. “De hecho, el 75% de todo el aluminio que se ha fabricado desde hace 100 años se encuentra actualmente en uso, gracias a su reciclado y su gran durabilidad”, aseguran.

En palabras de Olabarria, “desde la AEA confiamos en que este compromiso a nivel español y mundial de gobiernos y sociedad civil siga expandiéndose. De ahí nuestra apuesta por reforzar el reciclaje y sus procesos con el objetivo de que estas cifras se sigan incrementando en los próximos años”. “Buscamos lograr una tasa de reciclado de envases de aluminio del 100%, una cifra que, con las propiedades de nuestro material, no es algo ambicioso, sino posible y realista”, concluye el secretario general de la AEA.

Circularidad y ciclo de vida del aluminio

Desde Arpal coinciden en el hecho de que producir aluminio a partir de chatarra genera un ahorro del 95% de la energía si se compara con la producción a partir del mineral. “En el proceso de reciclado no cambian las características del material, ya que se obtiene un producto con las mismas propiedades”, por eso es uno de los mejores ejemplos de economía circular: puede reciclarse indefinidamente y no disminuye la calidad de este. “Además, las latas vacías se pueden aplastar fácilmente, ocupando poco volumen, por lo que son fáciles de transportar”, recuerda Arpal. El aluminio “es un metal valioso y, una vez recuperado, seleccionado y prensado, se funde y con él se fabrican nuevos lingotes de aluminio que se utilizan para cualquier aplicación”, remarcan.


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Existen varios tipos de envases de aluminio:  rígidos (latas de bebidas -de cada 100 latas que se depositan en el contenedor amarillo se reciclan el 99%, según datos del a Asociación de Latas de Bebidas-aerosoles, tarros de cosmética o latas de conserva); semi-rígidos (bandejas para alimentos, tubos o tarrinas de diferentes tamaños); flexibles (tapas de yogurt, envoltorios o cierres desgarrables), y otros, como cubiertas o cápsulas de botella, recipientes para velas o papel de aluminio.

Arpal, que trabaja junto con la Asociación de Latas de Bebidas, European Aluminium (EU) o la European Aluminium Foil Association (EAFA) y representa a la industria del aluminio en Ecoembes, recuerda que, según la Directiva (UE) 2018/852, en 2025 se deberá reciclar el 50% de los envases de aluminio y en 2030 el 60%, un objetivo que ya recoge la legislación española.

El ciclo de vida del aluminio empieza por la extracción de bauxita, un mineral que contiene óxidos de aluminio y la materia principal de este metal, que es el tercer elemento químico más abundante de la corteza terrestre. Después, es necesario convertir en alúmina la bauxita extraída y para ello se lava y se muele mezclándola con sosa cáustica a altas temperaturas. Así, los componentes de la bauxita que no interesan se separan de los óxidos de aluminio, quedando la alúmina suficientemente limpia para tratarla en el siguiente paso a alta temperatura, lo que hace que la alúmina se funda.

Una vez que se obtiene la alúmina, hay que convertirla en aluminio a través de un proceso llamado electrólisis. Así, se obtiene un aluminio muy puro en estado líquido. Cuando el aluminio se encuentra ya solidificado, pasa por un proceso de transformación para adaptarlo a las distintas aplicaciones para las que se va a utilizar y, para ello, se usan varios procesos: por ejemplo, si laminamos el aluminio, obtendremos material para fabricar latas; pero también se puede fabricar cables, o incluso fundirlo y forjarlo para construir vehículos.

La ventaja es que todo el  que se recupera después de ser utilizado se convierte en nueva materia prima para fabricar nuevos productos de aluminio. El proceso que sigue este aluminio pasa primero por la separación de otros materiales (por ejemplo, la hojalata), que ocurre en las plantas recuperadoras, el prensado en balas y finalmente la fundición. De esta manera, se fabrican nuevos productos de aluminio sin necesidad de extraer y hacer uso de la bauxita.

80.000
toneladas de envases de aluminio

recicló España en 2023, la mitad del total en el mercado.

Inversión en innovación

La localidad de Torija, en Guadalajara, espera tener funcionando para 2026 una nueva planta en España de reciclado de aluminio propiedad de la multinacional noruega Norsk Hydro. Con una inversión total de unos 180 millones de euros, esta nueva planta “producirá 120.000 toneladas métricas anuales de lingote de extrusión de aluminio reciclado, lo que permitirá suministrar productos reciclados con bajas emisiones de carbono a sectores europeos clave, como el transporte, la automoción, la edificación, la construcción, las instalaciones de energías renovables o los mercados de bienes de consumo duradero”, explican desde la compañía.

Esta nueva factoría en Torija se construirá a solo 20 minutos de distancia de la planta de reciclaje con la que la compañía ya cuenta en Azuqueca de Henares, en la misma provincia y explotada por la filial Hydro Aluminium Iberia, por lo que, combinando las dos plantas, Hydro producirá más de 200.000 toneladas anuales de aluminio reciclado en la región de Castilla-La Mancha y dará empleo a unas 140 personas.

Según explica Íñigo Aranguren, consejero delegado de Hydro Iberia, “las instalaciones serán capaces de producir aluminio certificado, bajo en carbono, con una huella de carbono inferior a 4 kg de CO2 por kg, con verificación de terceros por DNV, además del producto premium Hydro Circal, el aluminio reciclado de la compañía con un mínimo garantizado del 75% de chatarra posconsumo y una huella de CO2 correspondiente inferior a 1,9 kg por kilo de aluminio”.

Arpal, integrada por Aludium, Constelium, Speira GmbH y Novelis Europe, es autora del Libro Blanco interactivo sobre el aluminio y su reciclaje, en el que destaca algunas equivalencias sorprendentes:

  • Debido a que más del 75% del aluminio producido hace un siglo todavía está en uso gracias al reciclado, podrías estar bebiéndote una lata de refresco fabricada exactamente el día en que naciste.
  • Un avión comercial contiene más de 66.000 kilos de aluminio.
  • 80 latas de refresco pueden convertirse en una llanta de bicicleta.
  • 8 latas de conserva pueden transformarse en una olla de cocina de aluminio.
  • 550 latas de aluminio pueden transformarse en una silla.
  • El reciclaje de 6 latas de aluminio contrarresta la emisión de 10 minutos de un tubo de escape.
  • Actualmente, las latas de aluminio se diseñan con tecnología tan sofisticada como la que se emplea en la industria aeroespacial.
  • Las paredes de una lata, que son más delgadas que dos hojas de una revista, pueden resistir tres veces la presión de un neumático de coche.
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