Turismo y crisis climática: de la vulnerabilidad a la oportunidad

Turismo y crisis climática: de la vulnerabilidad a la oportunidad

El turismo es responsable del cambio climático en buena medida, pero también muy vulnerable a él. El aumento de las temperaturas, las sequías o las inundaciones influyen directamente en el desarrollo y crecimiento de este sector basado en la riqueza natural y paisajística y en su pervivencia y protección. Pero, frente a la vulnerabilidad que presenta, el turismo también tiene ante sí una oportunidad única de transformación para ser más responsable, consciente y comprometido con la naturaleza, la cultura y las comunidades locales.

El cambio climático es un ‘riesgo real’ para el patrimonio natural, cultural y también económico en el que se sustenta el sector turístico, según alertaba ya en 2022 el 6º Informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) titulado Cambio Climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad, que recordaba que, además, son precisamente las personas y los ecosistemas menos capaces de hacer frente a esta amenaza los más afectados y vulnerables ante ella, como es el caso de las comunidades costeras, expuestas a las inundaciones y las subidas del nivel del mar. Se trata de entornos clave para el sector turístico donde, solo en la región del Mediterráneo, viven 42 millones de personas en áreas costeras de baja altura, doblemente en riesgo por estos fenómenos climáticos.

Los científicos llevan años alertando de nuestra vulnerabilidad ante esta situación y, de manera directa, sobre el turismo español. Un reciente estudio publicado por el Banco de España asegura que el calentamiento global podría afectar negativamente a nuestro turismo, un sector fuertemente asentado en lo que se conoce como ‘turismo de sol y playa’ y al que la subida de temperaturas podría hacer mucho daño, al convertir los destinos españoles en menos deseables.

El buen clima de España durante prácticamente todo el año atrae a cada vez más turistas -en 2023 más de 85 millones de visitantes internacionales eligieron España como destino vacacional, según cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE)-, sin embargo, el aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático puede acabar con este tipo de récords. O, al menos, trasladar la elección de destinos de sol y playa tan consolidados como el Levante, Canarias o Baleares hacia otras zonas del norte del país donde las temperaturas son más frescas.

Algunas conclusiones del Informe del Banco de España alertan de que nuestro país “está particularmente expuesto a los riesgos físicos asociados al cambio climático, por lo que el impacto del calentamiento global sobre la actividad turística podría incidir de manera más adversa de lo observado en los últimos años”. El documento, titulado La reciente diversificación de los flujos turísticos internacionales hacia España y publicado el pasado mes de mayo, analiza el comportamiento de los visitantes internacionales a lo largo de 2023 y el primer trimestre de 2024 y compara estos resultados con los recogidos en el periodo 2016-2019, antes de la pandemia.

Cambios en los flujos turísticos

Según el análisis de los flujos turísticos realizado para este estudio, antes de pandemia, el turismo internacional en España se caracterizaba por una gran concentración, temporal y geográfica: cerca de la mitad de los turistas de fuera que nos visitaban a lo largo del año, y procedentes principalmente de Reino Unido, Francia y Alemania, lo hacían en los meses de verano, y cuatro comunidades autónomas concretas -Canarias, Baleares, Cataluña y Andalucía- recibían en torno al 80% de estos turistas. Sin embargo, estos comportamientos cambiaron drásticamente en 2023 y durante los primeros meses de este año.

Así, de visitar España sobre todo en los meses de verano, en el último año los turistas extranjeros -con una mayor llegada procedentes de América, especialmente de Estados Unidos-, prefieren hacerlo en los meses de otoño o de invierno. “En concreto, las llegadas en octubre, noviembre y diciembre de 2023 se situaron, respectivamente, un 10%, un 16% y un 25% por encima de las correspondientes a los mismos meses del período 2016-2019, frente al caso de los meses de verano, en que se colocarían un 1% por encima”, señala el informe del Banco de España. Los resultados del primer trimestre de 2024 apuntan en la misma dirección: las llegadas de turistas en estos meses estuvieron un 22% por encima de las correspondientes al periodo prepandemia.

De visitar España sobre todo en los meses de verano, en el último año las llegadas de visitantes extranjeros han aumentado en otoño y en invierno. Además, se ha registrado una subida del turismo en las regiones del norte.

La subida de las temperaturas relacionadas con el calentamiento global también ha hecho que los destinos elegidos por el turista extranjero cambien. De acuerdo con este informen, en 2023 “el número de pernoctaciones hoteleras de extranjeros ha crecido más en las regiones del norte de España en comparación con los archipiélagos y el sur peninsular, que presentaban las cuotas más elevadas en el pasado, lo que ha redundado en una mayor diversificación geográfica de los flujos turísticos en el conjunto del territorio nacional”. Y aclara que, mientras que las pernoctaciones han subido de manera muy concreta en las comunidades del Cantábrico, Navarra y La Rioja (+26%), las de otros territorios como Canarias, Baleares y Andalucía cayeron ligeramente (un -0,5%, -0,1% y -0,2%, respectivamente).

Todo parece indicar que estas variaciones tienen mucho que ver con la subida del termómetro. “Aunque aún es pronto para extraer conclusiones definitivas, el cambio climático podría estar originando desplazamientos de turistas hacia destinos con temperaturas más moderadas en verano”, indica el Banco de España, que explica que, como consecuencia, “se reduciría la concentración en las zonas de mayor afluencia en los meses estivales y aumentaría la ocupación de los destinos de playa durante los meses de otoño e invierno”.

Entre sus conclusiones, el Informe del Banco de España resalta la “elevada incertidumbre” que sufre en estos momentos el sector turístico en España a la hora de hacer previsiones de futuro. Además de las tensiones geopolíticas en algunas regiones competidoras, este organismo se refiere a algunos retos a abordar como la adaptación al proceso de transición energética y la adopción de las nuevas tecnologías digitales, pero también, y sobre todo, al hecho de que “nuestro país está particularmente expuesto a los riesgos físicos asociados al cambio climático”, y destaca el reto de lograr un uso eficaz de los fondos Next Generation EU para dirigir los proyectos de inversión “hacia la mejora de las infraestructuras de transportes y la regeneración de las áreas turísticas más congestionadas”.

“España está particularmente expuesta a los riesgos físicos asociados al cambio climático. El reto es dirigir la inversión hacia la mejora de las infraestructuras de transportes y la regeneración de las áreas turísticas más congestionadas”, Banco de España.

El turismo en España se transforma

Parece claro que el cambio climático ya está condicionando el turismo en nuestro país, el segundo más visitado del mundo, y es fundamental analizar las consecuencias que esto supone teniendo en cuenta que se trata de la principal industria nacional y que representa casi un 13% de nuestro PIB. Una de las zonas más afectadas por este fenómeno respecto a la llegada de turistas es la costa mediterránea, la zona más turística de España junto a las Islas Canarias, y un lugar particularmente castigado por olas de calor y por fenómenos extremos, cada vez más frecuentes e intensos con la crisis climática, según alertan los expertos.

“Sí, es una realidad, y cada vez hay más estudios que demuestran que el cambio climático afecta globalmente todos los sectores y en todos los ámbitos”, explica Isabel Torres, profesora de Turismo de la Universidad Europea de València y consultora en Turismo Sostenible, y se refiere como ejemplo a un reciente estudio que analiza la vulnerabilidad de los turoperadores holandeses y muestra riesgos de pérdida acelerada de valor y activos debido a los efectos del cambio climático, con particular énfasis en los viajes que incluyen desplazamientos por transporte aéreo. “Lo cierto es que va a ser necesario adaptar los servicios y productos a las nuevas realidades”, afirma en una entrevista para Revista Haz.

En cuanto a las Islas del Pacífico que están desapareciendo, “hay muchas islas en diversos lugares, como el mar Caribe, donde está ocurriendo lo mismo, como el caso del archipiélago Guna Yala en Panamá, unas islas con atractivos turísticos únicos y hogar de comunidades indígenas muy vulnerables que ya han sufrido las primeras consecuencias, no solo de desplazamiento social, sino también de pérdida de identidad cultural, ya que no se han respetado sus tradiciones y costumbres en las infraestructuras creadas para las reubicaciones”.


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Aunque el mensaje es catastrofista, parece que no acabamos de entender la interrelación entre calentamiento global y supervivencia de este sector y del resto de sectores en general, porque “seguimos teniendo una visión muy cortoplacista de la vida, tanto a nivel personal como para la sociedad en general, viendo que las políticas públicas se renuevan con cada periodo de gobierno y lamentablemente no se llega a una visión global y a largo plazo”, explica esta experta, que recalca que “reaccionamos a las crisis cuando las estamos sufriendo, y no tomamos medidas preventivas. No vemos más allá de la actualidad y somos incapaces de entender las interrelaciones y las grandes amenazas que están por venir”.

Según explica Isabel Torres, “ahora se avecina otro verano de récord de temperaturas para Europa y es innegable que los eventos extremos cada vez se repiten con más frecuencia. La ola de calor que está afectando actualmente el sureste de Europa ya ha causado varios fallecidos en Grecia, incluyendo turistas, y se están tomando medidas de cierre y ajuste de horarios de las principales atracciones turísticas”.

A su juicio, “en España puede ocurrir lo mismo este mismo verano y para evitarlo es crucial la prevención, la elaboración de protocolos claros y una buena comunicación, pero no todos los turistas son conscientes de los riesgos”. Y es que, “con la desinformación que existe actualmente en los medios de comunicación, y en particular en las redes sociales, se deben aunar esfuerzos para transmitir un mensaje único y consistente”, destaca Torres.

“Es necesario tanto la mitigación como la adaptación al cambio climático, lo que incluye hacer ajustes en la oferta de servicios y experiencias, la evaluación de riesgos, y la elaboración de planes de gestión para enfrentar la crisis climática”, Isabel Torres.

Soluciones de futuro

Respecto a los retos a afrontar, Isabel Torres señala que “falta muchísima más educación y sensibilización al respecto, partiendo de la ejecución de planes claros desde las instituciones públicas, y llegando tanto a los proveedores de servicios turísticos como a los propios turistas y residentes”. En cuanto al sector turístico, “es necesario tanto la mitigación, es decir, la reducción de emisiones de efecto invernadero a la atmósfera, como la adaptación al cambio climático”. Esto incluye “realizar ajustes en la oferta de servicios y experiencias, la evaluación de riesgos, elaboración de protocolos claros y planes de gestión de crisis para enfrentar la emergencia climática”.

La parte positiva es que “muchos estudios demuestran que los turistas son cada vez más sensibles a aspectos sociales y ambientales, y quieren viajar de una forma más responsable, en particular las generaciones más jóvenes, si bien existe una cierta parte que todavía no está dispuesto a cambiar sus hábitos de consumo, y menos cuando viaja, y otros más pesimistas que sienten que el daño ya es irreversible”.

Sin embargo, recuerda, “no podemos esperar simplemente a que los consumidores demanden productos o servicios sostenibles para actuar. El sector privado tiene una responsabilidad y cada más hay más regulaciones que lo exigen”. En este sentido, la nueva Directiva europea que lucha contra el greenwashing (EU Green Claim Directive) va a jugar un papel fundamental en asegurar que la sostenibilidad sea verificada y, por lo tanto, que las empresas turísticas que empleen términos sostenibles en sus comunicaciones, “realmente estén contribuyendo a la protección de los recursos naturales y culturales, y a mejorar la calidad de vida de las personas en los destinos turísticos”, concluye Torres.

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