La accesibilidad digital: reto y oportunidad para las empresas

La accesibilidad digital: reto y oportunidad para las empresas

En una sociedad crecientemente digitalizada, la inclusión e igualdad real entre todas las personas pasa necesariamente por garantizar la accesibilidad digital universal. La tecnología que plantea los desafíos es, al mismo tiempo, la herramienta que puede hacer que la brecha digital se reduzca. Un objetivo que pasa por la concienciación, compromiso y acción de todos los agentes públicos, privados y la ciudadanía.

En la actualidad, el 95,9% de las páginas web de inicio en el mundo sufren algún problema de accesibilidad, según el estudio que la organización WebAIM (Web Accessibility in Mind) realiza sobre un millón de webs cada año desde 2019. En estos cinco últimos años, se ha logrado una leve mejora, desde el 98% de páginas con errores hasta la ratio actual, pero, evidentemente, tanto este nivel como el ritmo de evolución dejan muy lejos el objetivo de accesibilidad universal digital, en un mundo en el que viven mil millones de personas con algún tipo de discapacidad.

La integración de la accesibilidad web no solo aporta una ventaja reputacional y se alinea con la responsabilidad social de la empresa, sino que también mejora la imagen de marca y amplía su alcance en cuanto a público objetivo, lo que se traduce en retornos de rentabilidad y resultados.

La normativa europea apunta hacia la obligatoriedad del diseño y la accesibilidad universal digital, que se irá implementando de forma progresiva para los distintos sectores y perfiles de empresa. Las que antes aborden el proceso, contarán con una ventaja competitiva y mejor posicionamiento comercial en motores de búsqueda, como Google, que valora la accesibilidad como un factor clave.

En el prólogo del libro Accesibilidad web. WCAG 2.2 de forma sencilla, del que es coautora, la experta Olga Carreras subraya: “Cabría esperar que la accesibilidad en los sitios web o las aplicaciones móviles ya estuviera superada. Sin embargo, sigo detectando los mismos errores en las auditorías de accesibilidad actuales que en las que realizaba hace cinco años: incumplimiento de muchos criterios de conformidad debido al desconocimiento o falta de comprensión de los mismos; documentos no accesibles; falta de aplicación del estándar WAI-ARIA o mala aplicación del mismo, así como dificultades para gestionar y mantener la accesibilidad en el tiempo”.

¿Qué implica la accesibilidad web?

La accesibilidad web consiste en garantizar que las páginas y aplicaciones sean comprensibles y utilizables por todas las personas, incluidas aquellas con discapacidades o limitaciones físicas, sensoriales o cognitivas.  Requiere tener en cuenta tanto el contenido, como la navegación y la interacción.

Es fundamental subrayar que la accesibilidad web no solo beneficia a las personas con discapacidades, sino que mejora la experiencia de usuario para todas. Una premisa que grandes compañías como Apple han integrado en todas sus estrategias, procesos y diseño de producto, constituyendo uno de los pilares de su liderazgo mundial.

La accesibilidad digital no solo aporta una ventaja reputacional y se alinea con la responsabilidad social de la empresa, también mejora la imagen de marca y amplía su alcance, lo que se traduce en mejores resultados.

En octubre de 2023, entró en vigor la versión 2.2 de las WCAG 2.2 (Web Content Accessibility Guidelines), que proporcionan pautas y directrices específicas desarrolladas por el World Wide Web Consortium (W3C). Las WCAG 2.2 establecen cómo hacer que el contenido web sea más accesible para personas con discapacidades visuales, auditivas, motoras, cognitivas o de otro tipo. Con ella, se actualizan las pautas anteriores para integrar nuevas tecnologías, canales y enfoques en accesibilidad digital.

Los cuatro principios de accesibilidad de las WCAG son:

  1. Perceptible: la información y los componentes de la interfaz de usuario deben ser presentados de manera que todas las personas puedan percibirlos. Esto incluye aspectos como el contraste de colores; proporcionar alternativas textuales para contenido no textual, como imágenes, o que el contenido pueda ser leído en voz alta por tecnologías de asistencia para personas ciegas o con baja visión, entre otros.
  2. Operable: supone que las personas usuarias deben poder interactuar con el contenido y los controles de manera predecible y manejable. Por ejemplo, diseñar páginas web que se puedan navegar utilizando solo el teclado, evitar acciones que exijan tiempos de reacción rápidos, o herramientas de validación como los captchas.
  3. Comprensible: que el contenido sea claro y fácil de entender y proporcionar ayuda y orientación cuando sea necesario. Por ejemplo, los formularios deben estar claramente etiquetados y organizados de manera lógica para que todas las personas puedan entenderlos y completarlos.
  4. Robusto: el contenido debe poder ser interpretado de manera fiable por una amplia variedad de tecnologías, incluyendo las de asistencia. Esto implica que debe estar correctamente marcado y estructurado, de acuerdo con los estándares web, y ser compatible con una variedad de navegadores y dispositivos.

Según el estudio de WebAIM, las causas más habituales que provocan situaciones de falta de accesibilidad en las páginas web son el bajo contraste del texto; la falta de texto ‘Alt’ en las imágenes -texto descriptivo, para personas con discapacidad visual-; links vacíos, y ausencia de etiquetas en los formularios, que complican o imposibilitan a personas con discapacidad comprenderlos y completarlos.

El W3C define tres niveles de accesibilidad, ‘A’, ‘AA’ y ‘AAA’, que implican diferentes criterios y requisitos para garantizar la accesibilidad en páginas web. La normativa española exige el nivel ‘AA’.


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En el caso de España, la normativa de accesibilidad web es obligatoria para todas las instituciones, empresas y organismos vinculados al sector público; entidades privadas que reciben financiación pública o que gestionan servicios públicos, y empresas con “trascendencia económica importante” en ámbitos como el financiero, suministro de electricidad, gas o agua; transporte de viajeros; centros educativos, o empresas de comunicación audiovisual.

La normativa española sanciona el incumplimiento de las obligaciones de accesibilidad web con multas desde 301 a un millón de euros, dependiendo de la gravedad del caso. Además, puede conllevar la exclusión temporal de la posibilidad de acceder a subvenciones y otras ayudas por un período de uno o dos años y, en los casos más graves, la eliminación, cancelación o suspensión total o parcial de este tipo de beneficios de forma indefinida.

Las multas por incumplir las obligaciones de accesibilidad web oscilan entre 301 euros y un millón, según la normativa española.

El Observatorio de Accesibilidad Web (OAW) -dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital- concluye, en su informe de seguimiento de 2023, que el 25% de las páginas web no cumplen con las exigencias de la Directiva europea sobre la accesibilidad de web y las aplicaciones móviles de las Administraciones públicas, que en España se recogió en el Real Decreto 1112/2018 sobre accesibilidad de los sitios web y aplicaciones para dispositivos móviles del sector público. Sobre una muestra de 1.510 páginas web revisadas, el 71% cumplen parcialmente y solo un 4% obtiene una conformidad plena. En el caso de páginas web de empresa, no contamos con este tipo de datos.

Algunas ventajas para las empresas

Jorge Iglesias, responsable de accesibilidad en Europa de IBM Technology, subrayó, en la IV Jornada de la Cátedra de Brecha Digital y Diversidad Funcional de la Universitat Politècnica de València (UPV), DicaTIC: “Cuando hablo con clientes me sorprendo de que pregunten por qué una parte de una página no está traducida a un idioma determinado y no pregunten si toda la página es accesible para todo el mundo. Las empresas tienen que empezar a trabajar para que todas las personas tengan las mismas oportunidades”.

En este sentido, apuntó que “es mucho más fácil y menos costoso construir tecnología digital accesible que adaptarla posteriormente”.

En opinión de los expertos, la divulgación, concienciación y formación, tanto de responsables de dirección y gestión de organizaciones públicas y privadas, como de desarrolladores, diseñadores y creadores de contenido, y de las personas consumidoras y usuarias de los servicios y productos, son clave para avanzar hacia la accesibilidad digital universal y la construcción de sociedades realmente inclusivas e integradoras.

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