<p>El departamento I+D+i2 del centro especial de empleo Esclatec diseña productos para que puedan ser fabricados por personas con discapacidad. Foto: Esclatec.<p>

El departamento I+D+i2 del centro especial de empleo Esclatec diseña productos para que puedan ser fabricados por personas con discapacidad. Foto: Esclatec.

El empleo de personas con discapacidad intelectual, una asignatura pendiente

Las organizaciones que trabajan por la inclusión de este colectivo buscan nuevas fórmulas para mejorar su empleabilidad. Se está apostando por forjar alianzas internacionales, aportar formación de alto valor añadido y crear centros versátiles en los que se combine el aprendizaje con la experiencia laboral, entre otras.

Potenciar el empleo de las personas con discapacidad intelectual sigue siendo un reto pendiente en nuestro país. Se calcula que la tasa de desempleo para este colectivo ronda el 70%, concretamente, de las 190.000 personas con discapacidad intelectual que residen en España, solamente unas 2.000 están empleadas en el mercado de trabajo ordinario y unas 38.000 están registradas en el mercado de trabajo protegido.

Alrededor de esta idea girará el Congreso Internacional sobre el Futuro del Empleo para Personas con Discapacidad Intelectual, que se celebrará en el Palacio de la Magdalena de Santander (Cantabria) los próximos 30 y 31 de mayo de 2024. Promovido por la Asociación Empresarial para la Discapacidad (Aedis) y por Plena Inclusión, este evento futuro ha sido presentado recientemente con una jornada de análisis, en la que se pusieron sobre la mesa varios proyectos relacionados que se están llevando a cabo en nuestro país.

Algunos de ellos están siendo alentados por Asprodes, una organización dedicada a la inclusión de personas con discapacidad intelectual que opera en Castilla y León, principalmente en Salamanca, con más del 50% de su estructura en la zona rural. “Tener frontera con Portugal nos abrió nuevas oportunidades para generar empleo, entrando en el terreno de las iniciativas europeas”, comentó Juan Recio, gerente de Asprodes, durante su presentación en el encuentro.

De esta manera surgió el proyecto Fronteira, con una serie de estrategias en el ámbito medioambiental, agrícola, en servicios de cuidados para mayores y en turismo accesible. Tiene como objetivo mejorar la competitividad de las pequeñas y medianas empresas de estas zonas rurales desde un punto de vista inclusivo, fomentando el empleo de las personas en riesgo de exclusión al mismo tiempo que aporta soluciones para la atención de personas dependientes.

Otra de las iniciativas, que lleva ya funcionando 23 años, es la del centro especial de empleo Esclatec, impulsado por el grupo social Esclat, en la zona de Barcelona. En este centro se fabrican productos con tecnología desarrollada en su departamento de I+D+i2 (Investigación, Desarrollo, Innovación e Inclusión), vinculada a los sectores industrial, logístico y energético.

Este departamento diseña productos para que puedan ser fabricados por personas con discapacidad, y suelen tener vínculo para facilitar la vida de las personas en el ámbito de la comunicación, la movilidad y las tecnologías de apoyo, como sillas de ruedas o ciertos tipos de vehículos de guiado automático. Además, colabora con organizaciones como la Universidad Politécnica de Cataluña y la Escuela Superior de Diseño e Ingeniería Elisava.

“Ofrecemos servicios de electrónica para empresas, realizamos montajes electrónicos, soldaduras, cableados, verificamos placas e, incluso, tenemos clientes que nos piden que diseñemos algún circuito para mejorar los suyos”, explicó Juan Ranera, director de Esclatec.


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Centros versátiles

Por su parte, Ángeles Leirós, gerente en la Asociación de Apoyo a Personas con Discapacidad Intelectual (Aceesca), comentó el proyecto que están llevando a cabo en una parcela cedida por el Ayuntamiento de Porriño (Pontevedra). “Hemos diseñado un centro que va a combinar formación y empleo, incluyendo una escuela de hostelería. Sería el primer centro de Galicia de estas características para enseñar a personas con discapacidad intelectual”, aseguró.

No obstante, el objetivo de este centro es ser versátil, “y que donde ahora impartimos talleres de jardinería, de limpieza y de hostelería, mañana podamos ofrecerlos de peluquería o de reparación de coches, por ejemplo, en función de la demanda que tengamos”.

Además, este espacio va a irse ampliando con zonas de venta al público en el ámbito de la jardinería, para formar también en este ámbito. Y además contará con una planta de agro compostaje con una visión de circularidad, con el fin de reciclar residuos de los talleres de jardinería y de los de hostelería.

La tasa de desempleo entre las personas con discapacidad intelectual alcanza el 70%. De las 190.000 personas de este colectivo en España, solo unas 2.000 están empleadas en el mercado de trabajo ordinario y 38.000 están registradas en el mercado laboral protegido.

Los retos

La jornada también planteó una radiografía actual de la realidad con la que lidian las personas con discapacidad intelectual en el entorno profesional y los problemas que podrían surgir en el futuro. Txema Franco, director gerente de Lantegi Batuak (que lleva 40 años trabajando por la inclusión en Vizcaya), indicó que uno de los grandes miedos en este sector son los puestos de trabajo que podría anular la automatización de los procesos en ciertas industrias.

“En la realidad del mercado de trabajo que nosotros conocemos en País Vasco, el 90% de los trabajos que ocupan personas con discapacidad intelectual están en riesgo de desaparecer. Ese es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos y para los que debemos buscar soluciones”, advirtió.

Por su parte, Susana Rodríguez Escanciano, catedrática de Derecho al Trabajo y Seguridad Social en la Universidad de León, puso sobre la mesa no solo las elevadas cifras de desempleo. También el elevado índice de pobreza que afecta a este colectivo.

“No solo por los mayores gastos que se han de afrontar para adaptar la vida cotidiana, sino también por esa dificultad a la hora de acceder al mercado de trabajo”. Y recordó que, a pesar de que hay multitud de normativas y estrategias enfocadas al estímulo y el fomento de oportunidades para el acceso y el mantenimiento de los puestos de trabajo en el entorno de las personas con discapacidad, todavía hay muchas carencias que se convierten en barreras.

Algo en lo que coincide Raquel Manjavacas, directora gerente de Aedis. “La evolución de las normativas que se han ido implementando desde los años 80 han dado muy buenos resultados. Pero estamos en un momento diferente. Las necesidades de las personas y de la propia sociedad han cambiado, así como el marco normativo, que debe responder a esa realidad en la que nos encontramos”.

Uno de los temores es el impacto que puede tener la automatización industrial en el empleo de este colectivo. Otro reto es hacer frente al elevado índice de pobreza que afecta a este grupo de personas.

En su opinión, existe una “gran laguna” desde la puesta en marcha de la antigua Ley de Integración Social del Minusválido, hoy Ley General de Discapacidad, en el ámbito de la formación de las personas con discapacidad intelectual. “Hay una necesidad de abordar cambios en el modelo actual para que el tránsito desde el sistema educativo a propuestas de empleabilidad sea adecuado y no se nos quede gente por el camino”, advirtió Manjavacas.

Y destacó algunas de las metodologías presentadas durante la jornada, y otras planteadas en diversas regiones como Baleares, Galicia o Castilla y León. “Una formación profesional dual que se acomoda a las posibilidades de aprendizaje de este colectivo y que tenemos que conseguir trasladar a otras comunidades autónomas”.

En este sentido, apostó por reducir la brecha digital habilitando fórmulas que mejoren las competencias del alumnado, así como de los profesionales del sector dedicados a su inclusión social. “Debemos ser capaces de aprovechar al máximo todas las herramientas a nivel informático o digital que tenemos al alcance de nuestra mano”.

De la misma forma que creyó necesario analizar la retención y atracción del talento de estos profesionales. “Desde hace años, los centros especiales de empleo se enfrentan a una realidad como es el envejecimiento de gran parte de sus plantillas”.

“En general, tenemos que trabajar bastante para generar mayores oportunidades para el empleo del colectivo, trasladando las conclusiones a nuestros políticos y representantes para que se mejoren con nuevas normativas las oportunidades también del empleador colectivo”, comentó Roberto Álvarez, vicepresidente de Aedis.

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