Festivales sostenibles en armonía con el entorno

Festivales sostenibles en armonía con el entorno

Tras un verano lleno de festivales y eventos musicales masivos, crece el número de los que miden sus impactos y ponen en práctica acciones concretas para reducir su huella de carbono en aspectos como la movilidad del público, el consumo de agua y energía o la gestión de los residuos.

El verano ha estado plagado de grandes festivales que, como cada año, están marcados en la agenda de los más aficionados a este tipo de eventos, en los que no solo se disfruta de la música en directo, sino también de una experiencia en todos los sentidos que incluye alojamiento, convivencia, actividades paralelas, gastronomía y sobre todo conocer gente nueva. España es el primer destino turístico en materia de festivales de toda Europa y, aunque aún no se han recuperado las cifras previas a la pandemia, solo en 2019 se celebraron 890 en toda la geografía española que congregaron a más de 1,8 millones de asistentes. Y se estima que los macroconciertos y festivales pueden superar, de media, los 25 kilos de CO2 por asistente.

Sin embargo, muchos de ellos han incorporado a su cartel una nueva variante: la preocupación por la sostenibilidad y la puesta en práctica de medidas enfocadas a reducir su impacto ambiental: desde el reciclaje de los residuos hasta el cálculo de las emisiones contaminantes o el fomento de la movilidad sostenible. Algunos ejemplos, como el Festival Fan Futura, en Murcia, no se han transformado: directamente nacieron siendo sostenibles, en este caso con el objetivo de defender el Mar Menor y con la programación de actividades paralelas a la música y las actuaciones centradas en la sostenibilidad. Portamerica, en Caldas de Reis (Pontevedra), ha hecho de la sostenibilidad desde sus inicios uno de sus principales pilares, al apostar por la economía circular y los productos y la contratación de ámbito local.

Como pioneros en este sentido se puede citar el festival  Rototom Sunsplash, dedicado a la música reggae y que se celebra en el municipio valenciano de Benicàssim. Fue el primero de toda Europa en verificar su huella de carbono y en 2019 eliminó por completo la presencia del plástico en el recinto.

Por su parte, el premio al festival más sostenible, que se entregó durante el Congreso de Festivales do Bizkaia International Music Experience (BIME), fue para el Festival Sinsal, que tiene lugar cada año a finales de julio en la Ría de Vigo (Galicia). En esta línea, destaca también la decisión de los organizadores del Festival Sonidos Líquidos de no crecer y cuidar el frágil entorno canario de La Geria en el que se desarrolla, una Reserva de la Biosfera y Espacio Natural Protegido, perteneciente al Geoparque Lanzarote y Archipiélago Chinijo. “Sonidos Líquidos es un festival diferente; sin hiperbólicos line ups, ni zona vip. Aquí lo más importante es el entorno, y nuestro cabeza de cartel es siempre el mismo, La Geria”, explican sus responsables.

En palabras de Jone Pérez Landa, auditora de A Greener Future, -una entidad ambiental sin ánimo de lucro con sede en Reino Unido que ayuda a promotores de eventos de todo el mundo a ser más sostenibles-, “para abordar cambios ambiciosos es necesario empezar por objetivos más pequeños y digeribles, preferiblemente con la ayuda de un asesor, interno o externo”. “No podemos pretender hacerlo todo de golpe, hay que ir poco a poco, pero sin parar”, señala. “Avanzar y medir continuamente”, remarca.


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Casos de éxito que son ejemplo

El Jardín de las Delicias, con Endesa como ‘partner’ sostenible y el eslogan #planetasanofestivalesparasiempre, acaba de celebrarse en Madrid en septiembre bajo la premisa de 18 compromisos de sostenibilidad que pasan por fomentar la compra de productos sostenibles, priorizar la contratación de servicios de proximidad, prevenir la generación de residuos o el desperdicio alimenticio y fomentar la movilidad eléctrica colectiva gracias a un acuerdo con la EMT que ha puesto a disposición del público un servicio de buses eléctricos y gratuitos que han utilizado unas 5.000 personas.

A esto ha sumado este año una reducción de emisiones de más del 20% gracias a la incorporación de baterías que han permitido el uso de energía renovable en el escenario principal, el montaje y el desmontaje. La reutilización de más dos tercios de los materiales del festival, el cálculo y compensación de la huella de carbono y las acciones de concienciación de los asistentes sobre prácticas responsables y respetuosas con el entorno, completan las medidas importantes en cuanto a sostenibilidad.

“Nuestra responsabilidad como festival promotor de la cultura entre miles y miles de personas también es incentivar que las actividades de ocio se lleven a cabo de forma más sostenible. Por eso nos comprometemos con la reducción de nuestro impacto negativo a nivel ambiental, social y económico mientras disfrutamos de lo que más nos gusta, la música en directo”, señalan desde la organización. El Jardín de las Delicias ofrece un espacio totalmente tematizado en el que además de las propuestas musicales, también se puede disfrutar de diferentes actividades artísticas e interactivas, además de una amplia oferta gastronómica, todo ello organizado bajo el paradigma de la sostenibilidad.

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En Jardín de las Delicias se puso a disposición del público un servicio de autobuses eléctricos y gratuitos que han utilizado unas 5.000 personas. Además, se han fomentado el consumo responsable de agua y el reciclaje de vasos, entre otras medidas. Fotos: Endesa/Jardín de las Delicias.

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En Jardín de las Delicias se puso a disposición del público un servicio de autobuses eléctricos y gratuitos que han utilizado unas 5.000 personas. Además, se han fomentado el consumo responsable de agua y el reciclaje de vasos, entre otras medidas. Fotos: Endesa/Jardín de las Delicias.

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En Jardín de las Delicias se puso a disposición del público un servicio de autobuses eléctricos y gratuitos que han utilizado unas 5.000 personas. Además, se han fomentado el consumo responsable de agua y el reciclaje de vasos, entre otras medidas. Fotos: Endesa/Jardín de las Delicias.

Endesa también ha sido patrocinador sostenible del Festival de Cruïlla, que se celebró en  julio en el Parc del Forum de Barcelona con el objetivo de alcanzar un hito que, hasta el momento, no se había logrado: ser el primer festival de gran formato del panorama nacional con un suministro de energía 100% procedente de fuentes renovables. Así, Endesa ‘enchufó’ toda la actividad de los cuatro días del Festival a su red eléctrica evitando la emisión a la atmósfera de 36.000 kg de CO2 y eliminando el consumo de 13.600 litros de gasóleo. Esta nueva edición también reivindicó la importancia del ‘kilómetro cero’ y opciones de transporte eficientes y ecológicas y ya ha iniciado el proceso para convertirse en un evento ‘cero residuos’. Además, mantuvo abierta entre junio y septiembre una convocatoria de startups dispuestas a aportar soluciones de ecodiseño y medidores de huellas ambientales entre otras propuestas.

A esta lista de festivales sostenibles que reciben el apoyo de Endesa se suma el Espacio Zity, que se celebra en octubre en el Recinto Ferial Valdespartera, Zaragoza. La energética se une por primera vez a este evento a través de la implantación de medidas y acciones concretas para reducir el impacto ambiental del festival y hacer que sea más respetuoso con el entorno en el que se celebra. En palabras del promotor de Espacio Zity, Michel Pérez, “la meta es un recinto 100% sostenible”. Por el momento, el 68% del consumo de este festival procede de la red eléctrica de Endesa, quien, además y por primera vez, ha calificado el origen renovable de toda esa energía. El 32% restante proviene de generadores. También se aplican medidas como la separación de residuos (con el vaso reutilizable, una medida que se adoptó de forma pionera en 2018 en este festival) o unos depósitos de vasos ubicados por todo el recinto

Casi el 70% del consumo del festival Espacio Zity, de Zaragoza, procede de la red eléctrica de Endesa, quien por primera vez ha calificado el origen renovable de toda esa energía.

Mayores exigencias, mejores festivales

Antes de crear EcoEvent, una cooperativa especializada en gestión y producción sostenible de eventos y con una plantilla formada por perfiles profesionales muy distintos, comenzaron a preocuparse por el impacto de este tipo de celebraciones cuando trabajaban en la organización de estos de forma puntual durante los veranos de estudiantes y en diferentes departamentos (hospitalidad de artistas, logística, producción, etc.).

“Ya entonces detectamos que existía una laguna en lo que respecta a contemplar aspectos de responsabilidad y gestión de la sostenibilidad en este tipo de eventos”, explica a Revista Haz Nuria Díaz, Socia de EcoEvent, que añade: “observábamos claramente como nadie se planteaba qué impacto o huella podían tener ciertas acciones y, menos aún la posibilidad de tomar decisiones alternativas que pudieran reducir o incluso revertir el impacto sobre el entorno inmediato o el medio ambiente”.

“Ahora el sector ha cambiado y estas cuestiones ya no se consideran extraordinarias o se hacen para diferenciarse de los demás, sino que, afortunadamente, se empieza a ver como una necesidad si, además, se quiere transmitir una buena imagen ya no solo hacia el público asistente, sino también al resto de agentes implicados (patrocinadores, Administración pública, artistas, colaboradores, etc.)”, apunta Nuria Díaz, que se refiere a la necesidad de considerar “no solo aspectos de sostenibilidad ambiental, sino también sociales y económicos” a lo que suma la dimensión cultural. “A partir de aquí, y considerando la situación de partida del evento o festival en cuestión, hay que diseñar una estrategia ambiciosa, aunque no inalcanzable y que pueda generar frustración y el consiguiente abandono de las metas que nos habíamos marcado”, agrega.

“Hay que considerar no solo aspectos de sostenibilidad ambiental, sino también sociales y económicos, y sumar la dimensión cultural. A partir de ahí, diseñar una estrategia ambiciosa, pero no inalcanzable para no poner en riesgo las metas marcadas”, Nuria Díaz, EcoEvent.

A su juicio, “también es muy importante implicar a toda la cadena de producción y gestión del festival, porque esto no es una cuestión de un departamento en concreto, sino que es vital que todas las áreas de producción y, por supuesto, la propia organización, se impliquen en los compromisos que se definan”. Además, “hay que ser riguroso, coherente y transparente, y reconocer tanto los éxitos y fortalezas como las debilidades y barreras que se hayan podido encontrar durante el proceso. Porque esta es la única manera en la que asegurar la mejora continua, edición tras edición, con el objetivo de aumentar el nivel de sostenibilidad, así como la concienciación y corresponsabilidad de todas las personas implicadas en el festival.

En opinión de Nuria Díaz “ningún festival puede tildarse de sostenible como tal, solo por el hecho de congregar a miles de personas en un tiempo determinado, en un lugar concreto. Y no solo los festivales de música, sino cualquier evento multitudinario, como unas olimpiadas o un partido de fútbol”. Por eso es más correcto decir “festivales más sostenibles”. En este sentido, entre las barreras o retos a superar a la hora de impulsar la sostenibilidad de estos eventos, la responsable de EcoEvent se refiere a cuestiones como el desconocimiento a la hora de pensar que la sostenibilidad solo conlleva costes sin valorar que ésta puede generar ahorros o abrir puertas a nuevas vías de financiación (subvenciones, patrocinios, colaboraciones, etc.).

“También es una barrera la falta de profesionalización del sector, porque, para poner en marcha este tipo de estrategias es muy importante contar con profesionales y personal capacitado, no vale asignarle el rol de “eco-manager” al coordinador de producción o al becario/a de turno”, explica Nuria Díaz, que también se refiere a la falta de rigor y transparencia que existe en ocasiones. “No todo vale. Pecar de greenwashing es muy fácil. Y lo cierto es que todo aquello que se comunica, debería poder ser demostrable”, concluye.

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