Descarbonización: los retos de financiar el gran cambio global

Descarbonización: los retos de financiar el gran cambio global

Es la mejor herramienta que tenemos para afrontar el cambio climático y requiere una transformación profunda de toda la economía. La tecnología será clave para lograr una economía neutra en carbono y su financiación, el impulso imprescindible para desarrollarla.
25 septiembre 2023

El de este verano no fue un calor normal. Hasta este mismo año 2023 no se había registrado un estío tan caliente como el que se dio en el hemisferio norte. El último informe del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, referencia en la monitorización del calentamiento global y sus consecuencias, así lo ha confirmado: los pasados junio, julio y agosto han sido los meses más calurosos desde que se tienen registros y lo han sido por un amplio margen.

Tras el calor inusual en la atmósfera y las altas temperaturas en el mar, llegaron las consiguientes lluvias torrenciales y, con ellas, las inundaciones: los ciclones tropicales mediterráneos dejaron miles de muertos y desplazados en países como Libia o Grecia. Incluso en España ha habido que lamentar fallecimientos causados por la lluvia intensa en septiembre.

El cambio climático ya está aquí y así lo apuntan los expertos. No es una quimera, ni una amenaza en el horizonte. No es algo que podamos dejar para mañana. Este fenómeno afecta actualmente a todas las regiones de la Tierra, incluida la nuestra, y lo hace de muchas maneras. El aumento de la temperatura y del nivel del mar o fenómenos extremos cada vez más virulentos son solamente algunos ejemplos.

El IPCC ya lo advertía en 2021: “Todo aumento del calentamiento exacerbará los cambios que estamos experimentando”. Por eso es tan importante estabilizar el clima y, para ello, es imprescindible reducir de manera eficaz las emisiones de gases de efecto invernadero. La descarbonización de la economía es la mejor herramienta que tenemos a nuestro alcance para combatir una amenaza muy real.

Qué es la descarbonización

El proceso de descarbonización consiste en una reducción paulatina de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por la humanidad, fundamentalmente—aunque no solo— dióxido de carbono (CO2). Estamos hablando de una transformación que abarca todo tipo de actividades, desde la producción de bienes y servicios a la propia vida cotidiana de las personas.

Países de todo el mundo se han sumado a este objetivo común. En el caso de la Unión Europea, se ha propuesto avanzar en la descarbonización de la economía hasta alcanzar la neutralidad climática en 2050. Esto quiere decir que, para ese año, la Unión Europea deberá producir únicamente las emisiones de carbono que se puedan llegar a procesar. Para ello, se ha fijado objetivos intermedios, como disminuir al menos el 55% de sus emisiones en 2030 respecto a 1990, o alcanzar la producción del 40% de la energía a partir de fuentes renovables para ese mismo año.

Se trata de una meta realmente ambiciosa. Carlos Torres Vila, presidente de BBVA, se refirió así a ella recientemente: “Esa profunda y necesaria transformación implica un cambio radical en sectores, modelos de negocio y actividades, y requerirá una inversión masiva del sector público y privado”. Una inversión de gran magnitud que solo se producirá, advirtió el presidente de BBVA, “si tiene sentido desde el punto de vista económico”.

“La descarbonización se producirá a medida que las inversiones en nuevas tecnologías verdes sean rentables”, Carlos Torres, presidente de BBVA.

Sabemos que transformar todos los ámbitos de la economía requerirá una gran cantidad de recursos, pero ¿cuánto será necesario invertir? ¿Qué cantidad de dinero puede llegar a ser suficiente para que la economía haga por fin las paces con el planeta?

La consultora McKinsey ha echado cuentas y calcula que la aportación anual necesaria para alcanzar las cero emisiones netas en 2030 debería alcanzar el 8% del PIB global anual esta década. Esto supone destinar unos 38 billones de euros más a lo que ya se invierte en tecnologías e infraestructuras bajas en carbono, es decir, el equivalente al 4% del PIB mundial cada año.

Descarbonización y tecnología, de la mano

Efectivamente, para alcanzar un objetivo tan ambicioso como la descarbonización de la economía global, la tecnología será fundamental. Gracias a ella, será posible reducir el enorme coste que supone realizar la transición a gran escala que requiere una economía más verde e inclusiva. Así lo aseguraba el presidente de BBVA: “La descarbonización se producirá a medida que las inversiones en nuevas tecnologías verdes sean rentables”.

Para Javier Rodríguez Soler, director de Sostenibilidad y Corporate & Investment Banking (CIB) de BBVA, “la reasignación de capital necesaria solo se materializa cuando tiene sentido desde el punto de vista económico. Las empresas, los inversores, los bancos, los ciudadanos… Nadie va a cambiar sus decisiones y hábitos financieros de forma masiva a menos que reduzcamos de forma drástica la prima de los costes verdes mediante la tecnología y un marco de políticas adecuado”.

Financiar la descarbonización

En lograr esas tecnologías que conseguirán llevar la descarbonización a la vida real ya trabajan startups, empresas y otros organismos. Las entidades bancarias se han convertido en un apoyo fundamental para que puedan llevar a cabo esta labor. Los bonos verdes o los fondos climáticos, que tienen como foco la descarbonización, son dos de los instrumentos que utilizan para canalizar recursos que permitan a estas empresas desarrollar las tecnologías necesarias para lograr una economía neutra en carbono.

La aportación anual necesaria para alcanzar las cero emisiones netas en 2030 debería alcanzar el 8 % del PIB global esta década, según McKinsey.

El nuevo Informe de Bonos Verdes y Sociales 2022 que ha publicado BBVA subraya que el banco llegó a duplicar el número de bonos verdes emitidos en el último curso. Desde 2018, la entidad financiera ha emitido ocho bonos verdes por un importe total de 4.723 millones de euros. De esas emisiones, la mitad se produjo el pasado año por un valor de 1.688 millones de euros.

La entidad también participa en fondos climáticos especializados en distintos aspectos relacionados con la descarbonización. Un ejemplo de ello son los fondos promovidos por Lowercarbon Capital, en los que BBVA ha invertido ya un total de 45 millones de dólares, que se destinarán a desarrollar soluciones disruptivas y de enorme potencial en este ámbito, como las tecnologías basadas en la fusión nuclear. También el fondo de activos climáticos Just Climate CAF 1, cuyo objetivo es invertir en soluciones de gran impacto destinadas a eliminar o reducir emisiones, ha recibido una inversión de 20 millones de dólares por parte de la entidad.


NOTICIAS RELACIONADAS
Más inversión en naturaleza, vital para la sostenibilidad del planeta
Los bonos verdes como herramienta contra el cambio climático
85.000 millones anuales para descarbonizar la economía española
Empresas multinacionales: entre el riesgo y la oportunidad del cambio climático


Ayudar a todos en su transición

No solo la tecnología verde necesita apoyo en su desarrollo. También los países emergentes deben ser capaces de realizar su recorrido hacia un futuro neutro en carbono. El presidente del BBVA ha manifestado la necesidad de que la inversión no se canalice exclusivamente a actividades y proyectos verdes, sino también allí donde reducir el impacto ambiental es más complicado. En su opinión, el éxito de los objetivos climáticos pasa por “ayudar a toda la economía en su transición”.

En este contexto, Carlos Torres Vila ha defendido la necesidad de aumentar el compromiso de inversión de los países desarrollados hacia los países emergentes y en desarrollo para descarbonizar la economía. Aunque ese compromiso alcanza los 100. 000 millones de dólares anuales, el presidente de BBVA considera que esa cifra debería multiplicarse para hacer frente al cambio climático.

También ha insistido en la necesidad de una mayor financiación combinada de fondos públicos para el desarrollo y de capital privado, potenciando el papel de las instituciones multilaterales y los bancos de desarrollo. Se trata de entidades que cuentan con los instrumentos para recaudar esos fondos y canalizar la financiación internacional.

La creación de marcos coherentes que ayuden a acelerar los flujos de financiación privada para el desarrollo sostenible también es necesaria, a juicio del dirigente. Normas, etiquetas y taxonomías son algunas de las herramientas que ayudarán a dotar de coherencia y seguridad un ámbito tan crucial para el futuro de todos.

Comentarios

Powered by Sindyk Content
Arriba