<p>La agricultura regenerativa ayuda a mantener la fertilidad del suelo, fundamental para garantizar un futuro sostenible en materia de alimentación para las próximas generaciones.Foto: Egor Komarov.<p>

La agricultura regenerativa ayuda a mantener la fertilidad del suelo, fundamental para garantizar un futuro sostenible en materia de alimentación para las próximas generaciones.Foto: Egor Komarov.

Agricultura regenerativa: la vía sostenible para el futuro del suelo y la alimentación

La agricultura regenerativa cobra cada vez más relevancia como parte de la solución a la crisis climática actual, entre otros motivos porque aumenta el contenido de materia orgánica y la capacidad del suelo de almacenar agua, suaviza el efecto de las inundaciones o la erosión y hace más productivos los cultivos en climas severos. Este nuevo enfoque busca restaurar la calidad y fertilidad de los suelos degradados y apuesta por reducir la maquinaria pesada, utilizar abonos verdes, mantener cubiertas vegetales o diversificar los sistemas de cultivo.

La desertificación avanza en buena parte del mundo. No solo por la ausencia de lluvias y las temperaturas cada vez más altas, intensificadas por el cambio climático, sino también por el deterioro del suelo y el aumento de la erosión que provocan las prácticas agrícolas y ganaderas poco sostenibles. Sin embargo, frenar este fenómeno, y garantizar a la vez la alimentación en el futuro, es posible a través de la recuperación del suelo y de lo que se conoce como agricultura regenerativa.

Y es que, la población del planeta ya ha superado los 8.000 millones de habitantes, y seguirá creciendo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que estiman que, de cara a 2050, esta cifra alcanzará los 10.000 millones de personas. Asimismo, esta Agencia de la ONU advierte en un reciente informe sobre la creciente degradación de los recursos de los suelos y acuíferos durante la última década y de las dificultades que implicará para alimentar a la población mundial.

Sin embargo, las ventajas de la agricultura regenerativa son, según coinciden expertos y organizaciones ecologistas, numerosas: entre ellas, la posibilidad de reconstruir y revitalizar el suelo permite mantener su fertilidad, algo fundamental para garantizar un futuro sostenible en materia de alimentación para las próximas generaciones. Además, facilita que los cultivos tengan mayor capacidad de absorber los nutrientes y el carbono y de resistir las condiciones climáticas adversas, lo que desemboca en un campo más saludable y, por tanto, más productivo.

Asimismo, una tierra fértil absorbe mucho más COatmosférico y es capaz de almacenarlo en forma de carbono en el suelo, disminuyendo su concentración en la atmósfera, a lo que se suma que este tipo de prácticas agrícolas producen muchas menos emisiones de gases de efecto invernadero al no utilizar prácticamente maquinaria pesada ni fertilizantes y, por tanto, no provocan la quema de combustibles fósiles.

La agricultura regenerativa recurre a técnicas como la utilización de fertilizantes orgánicos que sustituyen a los químicos, el uso eficiente del agua, la plantación de cultivos intermedios que ayudan a fijar nitrógeno en la tierra y evitar la erosión, el pastoreo con animales en determinadas plantaciones y las rotaciones de cultivos.

La apuesta de Europa

En junio de 2022 arrancó el proyecto de investigación europeo Siram (Sustainable Innovations for Regenerative Agriculture in the Mediterranean Area) con el objetivo de desarrollar sistemas agrícolas sostenibles, inteligentes y resilientes. El principal objetivo de este proyecto es proporcionar soluciones para la agricultura regenerativa del área Mediterránea, abordando al mismo tiempo la problemática de los bajos ingresos que se dan en las pequeñas explotaciones agrícolas. En este sentido, las soluciones pasan por restaurar la salud y la calidad del suelo a través de una gestión que integre la fertilización orgánica y las prácticas agronómicas (incluyendo la siembra directa y los cultivos cubierta), así como el uso de variedades resistentes y de microorganismos beneficiosos.

Desde España, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de la Generalitat de Catalunya (IRTA) participa en el proyecto junto a diez socios de ocho países del área Mediterránea. El investigador Francesc Domingo dirige y coordina los trabajos sobre los distintos escenarios de estudio mediterráneos y la gestión de agroecosistemas regenerativos.

Para ello, se han puesto en marcha ocho casos de estudio en cultivos experimentales de seis países: Italia, Marruecos, Portugal, Túnez, Egipto y España. con el objetivo de mejorar la aproximación a los diferentes retos bajo diversas condiciones climáticas y socioeconómicas. Además, se trabaja en cultivos locales como el tomate, la patata, el olivo y los cítricos para identificar sus variedades más resistentes.

El proyecto, con una previsión de tres años de desarrollo y financiado a través de la iniciativa Prima, dentro del programa de investigación europeo Horizonte 2020, también incluye una parte importante de transferencia y formación de los profesionales del sector, mediante la organización de cursos y jornadas y de la elaboración de materiales divulgativos.

Una tierra fértil absorbe más CO2, disminuyendo su concentración en la atmósfera. Además, al no utilizar maquinaria pesada ni fertilizantes, esta agricultura produce menos emisiones contaminantes.

Otro ejemplo de la apuesta europea por este tipo de agricultura es el proyecto LIFE Regenerate, gracias a la contribución del instrumento LIFE, el principal instrumento financiero de la Comisión Europea para el apoyo a los proyectos medioambientales y de conservación de la naturaleza. Esta iniciativa se centra en demostrar la viabilidad del manejo integrado de las dehesas basándose en los sistemas silvopastoriles. Estas importantes áreas, que se encuentran actualmente bajo amenaza, pueden transformarse en zonas autosuficientes y rentables apoyándose en el uso eficiente de los recursos e incorporando productos de valor añadido, tanto a nivel de demostración como a gran escala.

Según estimaciones de este proyecto, estos sistemas generan un déficit de 200 euros por hectárea y los propietarios de las tierras agrosilvopastorales se enfrentan a pérdidas de hasta 500 euros/hectárea, ya que han perdido hasta un 20% de su valor, provocando el abandono del medio rural y la pérdida de las microeconomías típicas de estas zonas.

Para solventar este problema LIFE Regenerate busca transformar los actuales modelos de producción en sistemas rentables que trabajen con la naturaleza y no contra ella y apostando por menores costes en insumos, fuentes alternativas de ingresos, reciclado de los recursos existentes, una mayor regeneración natural, y la mejora del suelo para aumentar la productividad agrícola. El objetivo es que las tierras puedan ser sostenibles desde el punto de vista económico y ambiental.

Grandes corporaciones por la agricultura respetuosa

Precisamente para poner freno a la degradación del campo causada por la agricultura intensiva o poco sostenible, algunas grandes compañías apuestan por impulsar procesos de producción más sostenibles en el campo, que disminuyan las emisiones de carbono y contribuyan a la mejora de la salud y la biodiversidad del suelo y a reducir la deforestación.

Es el caso de la multinacional PepsiCo, a través de su estrategia PepsiCo Positive, creada para implantar prácticas de agricultura regenerativa que mejoren la fertilidad del suelo y reducir las emisiones de CO2 en el sector agrícola, alcanzando de cara a 2040 los objetivos de cero emisiones netas. La compañía también apuesta por el uso de herramientas digitales como la inteligencia artificial y el big data, y a través de la aplicación exclusiva CropTrak, -basada en este tipo de tecnología-, proporciona información muy útil al agricultor para optimizar su explotación. La digitalización contribuye, entre otras cosas, a multiplicar la eficiencia y aumentar la producción, así como a reducir las emisiones o a combatir mejor las plagas.

“Aunque es costoso, creemos que este es el camino correcto para una agricultura positiva, la única vía para ser sostenibles tanto desde el punto de vista ambiental como económico”, explica Ángel Alonso, responsable del departamento agrario de PepsiCo para el suroeste de Europa.


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La compañía también ha impulsado un foro de horticultores líderes en sostenibilidad en el que comparten conocimiento, formación y buenas prácticas de agricultura regenerativa, algo “clave”, según Ángel Alonso, que reconoce que, implantar este modelo de agricultura, requiere crear una red de trabajo especializada con los agricultores y compartir con ellos las nuevas prácticas. “Estos profesionales deben adquirir nuevos conocimientos y habilidades sobre el trabajo de la tierra, y adaptarse a estos cambios, algo que no es fácil”, señala el responsable del PepsiCo, recalcando que este proceso es complejo y requiere tiempo. “Los proyectos de agricultura regenerativa son a medio y largo plazo, y sus efectos no son visibles hasta que han pasado al menos cinco años”, agrega.

En la misma línea, PepsiCo ha firmado recientemente un acuerdo con la multinacional Walmart, la cadena de grandes almacenes estadounidense, para implementar prácticas agrícolas regenerativas en la producción de los cultivos y productos agrícolas que utilizan en sus cadenas de suministro. Las inversiones, por valor de 120 millones de dólares, se centrarán en apoyar agricultores de EE.UU. y Canadá.

“Los agricultores conocen su negocio mejor que nadie, y lo que escuchamos de ellos es que, para que la agricultura regenerativa tenga sentido comercial, necesitan tres cosas: apoyo económico, social y cultural, y agronómico. Por eso, esta colaboración estratégica con Walmart impulsará nuestro objetivo compartido de contar con el respaldo de los agricultores a medida que transformamos la agricultura de una manera que beneficie al planeta y a las personas”, explica Jim Andrew, director de Sostenibilidad de PepsiCo.

“El objetivo es ayudar a mejorar los medios de vida de los agricultores, involucrarlos en cómo gestionar de manera más sostenible la salud del suelo, aumentar los rendimientos y crear un modelo que otros puedan imitar, incluido el fomento de inversiones adicionales en agricultura regenerativa por parte de otras marcas”, agrega la compañía, que señala que al unir fuerzas con Walmart, “estaremos empoderando a los agricultores a través de la educación, la inversión inicial en los resultados, el entrenamiento entre pares y el coste compartido. Y con suerte inspiraremos a otros a unirse a nosotros”, concluye Steven Williams, director Ejecutivo de PepsiCo Foods North America.

Proyectos piloto y casos de éxito

Otras grandes empresas de alimentación como Nestlé también impulsan este tipo de agricultura regenerativa entre sus proveedores de cereales en España con iniciativas conjuntas como la que han puesto en marcha en colaboración con Fundación Global Nature, dedicada a la protección de la naturaleza: un proyecto piloto con 19 granjas agrícolas españolas, que tiene previsto ampliar hasta alcanzar a todas sus granjas colaboradoras en un futuro cercano.

Gracias a estas prácticas, la compañía obtuvo en 2022 un total de 4.200 toneladas de cereales, lo que ha supuesto una reducción del 6% de las emisiones de gases de efecto invernadero y una mejora del suelo y de la biodiversidad, así como una importante reducción de insumos.

Nestlé y Fundación Global Nature han lanzado un proyecto piloto en España gracias al que se han obtenido 4.200 toneladas de cereales, reducido las emisiones contaminantes y mejorado el suelo y la biodiversidad.

Las prácticas implementadas están centradas en la gestión de nutrientes y del suelo, la protección de cultivos y la conservación de hábitats seminaturales, entre otras. La materia prima obtenida gracias a esta iniciativa se ha empleado en la elaboración de papillas de cereales infantiles Nestlé en su fábrica de La Penilla de Cayón (Cantabria). Así, alrededor del 20% del total de los cereales utilizados para su producción ya se han obtenido a través de agricultura regenerativa y la compañía continúa trabajando para que al menos el 50% de los cereales de las papillas Nestlé para bebés en España provengan de este tipo de agricultura antes de 2030.

“Con este programa buscamos mejorar la gestión agrícola de estos cultivos para nutrición infantil a través de sensores remotos como herramientas de toma de decisiones, entre otras”, explica Agustín Fuentes, agrónomo de Nestlé y coordinador del proyecto. Por su parte, Maite Llorens, técnica agroambiental de Fundación Global Nature, señala que “ha sido un trabajo muy interesante, que se ha realizado codo con codo con los agricultores, los verdaderos protagonistas del cambio”, explica, y apunta que “las prácticas que ponemos en marcha ya no se ven como exigencias medioambientales, sino como medidas que tienen pleno sentido para producir mejor y ser más competitivos”.

Entre las principales acciones adoptadas gracias a este proyecto, los agricultores están realizando una gestión más sostenible de los nutrientes del suelo a través de prácticas para ajustar la fertilización con la adaptación de las cantidades necesaria de nitrógeno a las demandas reales del cultivo. Asimismo, se ha potenciado la rotación y la promoción de siembras directas, se han impulsado los cultivos de cobertura para sustituir el tradicional barbecho por la plantación de leguminosas, favoreciendo así el incremento de los niveles de nitrógeno en el suelo, así como aumentar el secuestro de carbono del aire a la tierra. También se ha promovido la sustitución de fertilizantes de síntesis química por abonos orgánicos.

La tecnología también ha tenido un papel destacado en este proyecto a través de la utilización de herramientas propias de la agricultura de precisión: mediante imágenes obtenidas por satélites se han detectado deficiencias en los nutrientes y se han realizado mapas para determinar las dosis de fertilización. De esta manera, ha sido posible, no solo monitorizar la vegetación del cultivo, sino también optimizar y ajustar las dosis necesarias de fertilización en función del potencial del suelo. También se han evaluado alternativas de productos fitosanitarios diferentes a los clásicos compuestos químicos de síntesis y se han ajustado los tratamientos para las principales enfermedades fúngicas de los cereales a través de un sistema de alerta basado en los datos obtenidos a través de estaciones meteorológicas proporcionadas por Nestlé a los agricultores.

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