Examen de sostenibilidad: ¿qué nota obtiene cada país europeo?

Examen de sostenibilidad: ¿qué nota obtiene cada país europeo?

En un momento en que la Unión Europea se enfrenta a un conjunto de crisis interconectadas sin precedentes, se hace más necesario que nunca hacer un seguimiento y evaluación del desempeño de cada uno de los países en temas como la transición hacia la sostenibilidad.

Con esa idea en mente, el Instituto de Liderazgo para la Sostenibilidad de la Universidad de Cambridge (CISL) ha publicado el documento The Competitive sustainability Index: New metrics for EU competitiveness for an economy in transition que pretende ofrecer una nueva imagen de cómo están actuando los países de la UE en su senda hacia la sostenibilidad, con una economía climáticamente neutra como eje central, y que complementa la propia estrategia de la Comisión Europea para la sostenibilidad competitiva, articulada por primera vez en la Estrategia Anual de Crecimiento Sostenible 2020.

A diferencia de otras evaluaciones de la competitividad, el enfoque integrado y global del Índice de Sostenibilidad Competitiva (CSI por sus siglas en inglés) para abordar las cuatro dimensiones pertinentes del desarrollo sostenible -economía, sociedad, gobernanza y medio ambiente- ofrece una visión más holística de cómo están actuando los países en general y en cada una de las dimensiones, además de señalar muchos detalles que pueden merecer una mayor atención específica.

La imagen resultante de esa visión ayudará a confirmar dónde se están desarrollando sinergias para obtener los mejores resultados, pero también dónde existen compensaciones negativas que pueden evitarse, y dónde pueden mejorarse los malos resultados, especialmente a través de la colaboración específica y el aprendizaje de los homólogos más relevantes.

En general, los resultados del CSI sugieren que el rendimiento de la innovación en los ecosistemas económicos esenciales para lograr una economía climáticamente neutra sigue estando, con algunas excepciones notables, por detrás de la economía en general. También muestran que aún queda mucho camino por recorrer para alcanzar altos niveles de rendimiento en esas áreas críticas.

Los países del norte de Europa lideran el índice

El CSI indica que, en conjunto, los países de la UE obtienen mejores resultados competitivos en las dimensiones de sociedad y gobernanza de la transición que en las de economía y medio ambiente.

Entre ellos, cuatro países son líderes en el índice global: Suecia, Finlandia, Dinamarca y los Países Bajos. Todos, además de Luxemburgo, son líderes en la dimensión gobernanza, pero ninguno de ellos, ni ningún otro, lidera en la dimensión medio ambiente.

Solo un país, Finlandia, es líder en tres dimensiones (economía, sociedad y gobernanza), mientras que ocho países obtienen buenos resultados o encabezan en general, un grupo que incluye a Austria, Irlanda y Alemania, además de los ya mencionados.

Por el contrario, solo hay un país rezagado en todas las dimensiones, Bulgaria; dos que obtienen malos resultados globales, Grecia y Rumanía, y tres que los superan por poco, Eslovaquia, Croacia y Hungría.

En la dimensión que suele asociarse más con la competitividad, es decir, la economía, tres países (Finlandia, Alemania y los Países Bajos) son líderes indiscutibles tanto en los resultados generales de la transición en el conjunto de la economía como en los ecosistemas específicos de innovación climáticamente neutra que constituyen el núcleo de una transición con éxito. Otro grupo de tres países (Austria, Bélgica y Suecia) les sigue de cerca, y otros tres (Estonia, Eslovenia y Luxemburgo) justo detrás.

En la mayoría de los casos, estos mismos países obtienen buenos resultados tanto en el ecosistema global como en el conjunto de la economía, mientras que Italia presenta unos resultados más sólidos en innovación del ecosistema en general.

En el caso de los cuatro líderes, los resultados relativamente buenos en las dimensiones de sociedad y gobernanza no parecen ser consecuencia de un mayor énfasis en estos aspectos en detrimento de las dimensiones de economía y medio ambiente. Por el contrario, sugiere que están enfocando la transición de una manera integrada con su ventaja competitiva global.

En el caso de España, nos encontramos con que tiene un CSI localizado en la mitad de la clasificación y que es calificado como de rendimiento moderado.

Si analizamos por cada dimensión, nuestro país tiene un rendimiento ‘débil’ en economía (el tercero empezando por la cola), mientras que en sociedad, gobernanza y medio ambiente está más o menos siempre en la mitad de la clasificación, con rendimientos calificados como ‘sólidos’ o ‘buenos’.

Los peores resultados son para la Europa meridional y oriental 

Cabe destacar también que los países más pequeños que han identificado y perseguido una agenda de sostenibilidad durante un periodo más largo parecen tener unos resultados más competitivos en general, así como en la dimensión de economía.

Por lo general, estos países se encuentran en Europa septentrional y occidental. Sin embargo, hay indicios de que algunos de los nuevos estados miembros de la UE están obteniendo mejores resultados: Estonia y Eslovenia consiguen mejor clasificación en la dimensión económica.

Los países con peores resultados tienden a encontrarse en las zonas meridionales y orientales de la UE, lo que sugiere que las intervenciones políticas específicas para apoyar tanto la dimensión económica como otras dimensiones de la transición siguen siendo muy importantes para que la UE en su conjunto mejore sus resultados.


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El rendimiento medio de los países de la UE en los ecosistemas de innovación muestra mejores resultados en el digital y energético, y peores resultados en los ecosistemas de movilidad y uso de la tierra y agroalimentario.

Estos resultados parecen estar en consonancia con los esfuerzos sostenidos de la Comisión Europea para fomentar la transición energética desde hace muchos años y para integrar la transición digital en todo el proceso. Sin embargo, sugieren que otros ecosistemas se están quedando rezagados en su desarrollo y progreso, lo que se ve confirmado por las diferencias de rendimiento entre estos ecosistemas y las economías en su conjunto.

Alemania y Finlandia son los países con mejores resultados cuando se analizan todos los ecosistemas juntos, pero ningún país puede calificarse de ‘líder’ cuando se considera el rendimiento medio en los seis ecosistemas de innovación.

Incluso la categoría de ‘gran rendimiento’ está cerca de no tener ningún representante. De hecho, 22 de los 27 países tienen un rendimiento ‘moderado’ o ‘débil’.

El índice, una herramienta para políticas públicas

Existen varios ámbitos de la política pública de la UE en los que los resultados planteados en el documento del CSI podrían utilizarse como herramienta de desarrollo.

La posibilidad más importante revelada a partir del CSI es el potencial de aprendizaje colaborativo sobre I+D en grupos de países con condiciones estructurales similares. En ese aspecto, aunque la UE debería aspirar a liderar los ecosistemas de innovación, los estados miembros son quienes deberían dar prioridad a la asignación de recursos.

Los países de la UE (en particular los más pequeños) deberían aprovechar los datos del CSI para elegir un número limitado de ecosistemas de innovación en los que tengan el mayor potencial para liderar en un futuro próximo, y priorizar las inversiones en I+D en esos ecosistemas, siempre en consonancia con los procesos de ‘especialización inteligente’ en curso en cada país.

En ese sentido, tener un objetivo de gasto público para la I+D competitivamente sostenible y recogido en la legislación vinculante de la UE podría garantizar que esta I+D se despliegue a la escala necesaria.

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