El deporte, antídoto para la integración social

El deporte, antídoto para la integración social

17 diciembre 2013

El deporte se ha convertido en una potente palanca de integración social para diversos colectivos en riesgo, por ejemplo, para la población inmigrante. Sin embargo, es también donde se ponen de manifiesto importantes actitudes racistas. Por eso, la Federación Española de Baloncesto (FEB) cuenta, entre los múltiples proyectos que lleva a cabo su fundación, con el llamado Basket sin Fronteras.

Esta iniciativa fomenta la igualdad de trato y la integración de los inmigrantes en la comunidad de acogida a través de la práctica de baloncesto y el respeto por sus propias tradiciones para lograr la multiculturalidad deseada. Este Mundialito de la Inmigración, que se lleva a cabo con el apoyo de la Comunidad de Madrid, reúne a selecciones de distintos países en una competición que este 2014 celebrará la séptima edición.

El presidente de la FEB y de la Fundación FEB 2014, José Luis Sáez, resume el fin último de este torneo, «contribuir a la integración de personas de otras culturas, sin renunciar al orgullo de la bandera propia». Para Sáez, «en programas como este se ponen de manifiesto las posibilidades de nuestro deporte como herramienta de integración y contra cualquier tipo de exclusión social».

Otro caso distinguido es el Programa Deportivo para Reclusos con Discapacidad Intelectual llevado a cabo en el Centro Penitenciario Madrid VII (Estremera). En 2009 la Confederación Española de Organizaciones en Favor de las Personas con Discapacidad Intelectual (Feaps) comenzó este programa, al que se sumó en 2012 la Federación Madrileña de Discapacitados Intelectuales (Femaddi), con la celebración de partidos de fútbol sala entre reclusos con discapacidad intelectual y personas en libertad con la misma patología.

«Jugar contra nuestros equipos implica que los componentes de este módulo deben entrenarse regularmente, invirtiendo un tiempo que, de otra manera, se hace muy largo dentro de un recinto penitenciario. Esta actividad les libera la mente e incluso les reeduca y les enseña a emplear su tiempo de ocio de una forma saludable, algo que les será muy útil cuando cumplan su condena», explicas Raúl Lucas, director gerente de Femaddi.

Lucas indica un doble beneficio: «Para nuestros equipos visitar el centro penitenciario y ver que gente como ellos está privada de libertad es toda una lección de vida. Aprenden que hay que mantener una actitud de respeto hacia los demás, que nunca hay que recurrir a la violencia para resolver los problemas y que hay que cumplir las normas que nos marcan».

Por Esther Barrio y Javier Martín Cavanna
@Esther_Bame y @jmcavanna

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