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Subir arriba
Como el verbo subir ya implica movimiento hacia arriba, pensaba que se repetía la misma idea. Sin embargo, la Real Academia Española (RAE) sí que la considera válida. A pesar de que esta construcción, y otras como “bajar abajo”, “entrar dentro” o “salir fuera” puedan resultar reiterativa, la información aportada por los adverbios suele ser necesaria. “Por eso, en el contexto adecuado se pueden considerar válidas. El hecho de que los verbos subir y bajar tengan implícito el sentido de movimiento (arriba/abajo) no implica que no pueda explicitarse en el enunciado” afirma.
Más allá de lugares comunes, la información falsa puede percibirse como verdadera simplemente por la repetición constante y la manipulación emocional. Esta verdad ilusoria tiene su caldo de cultivo en la propaganda en redes sociales. A veces de manera sibilina. La repetición en bucle de una afirmación, independientemente de su veracidad, nos familiariza con ella haciéndola más creíble. Los algoritmos priorizan el contenido viral amplificándolo.
Carnaza expuesta ante los usuarios que utilizan para reforzar sus sesgos preexistentes (de confirmación). Funciona en el 85% de las personas. Sucede incluso si la información no es plausible o si tenemos más conocimientos. Ideas obviamente falsas comienzan a sonar plausibles (The Effect of Repetition on Truth Judgments Across Development, Lisa K Fazio y Carrie L Sherry, 2020).
Prejuicios y personas con discapacidad
Uno de los colectivos que más sufren los prejuicios es el de personas con discapacidad. ¿Acaso no pueden trabajar, estudiar o tomar decisiones por sí mismas? ¿Es que son incapaces o dependientes? A lo mejor solo necesitan adaptaciones o apoyos específicos. ¡Cuánta rabia da el paternalismo! Los adultos con discapacidad no son niños. La sobreprotección limita su autonomía y su derecho a decidir sobre su propia vida.
¿En materia educativa, los alumnos con adaptación curricular retrasan la clase? ¿Es demasiado difícil adaptarse a ellos? ¿Los centros de educación especial son guetos? No, no y no. La discapacidad en el aula ayuda a ver la riqueza y la diversidad del mundo. Eso sí, requiere de profesionales, no de aficionados. Vamos, como en cualquier situación de la vida ¿A quién confiaríamos nuestros ahorros? ¿Y en el caso de una operación médica a corazón abierto? ¿A chamanes y charlatanes o a economistas, en el primer caso y cirujanos cardiovasculares y cardiólogos, en el segundo.
Las personas con discapacidad no quieren ni compasión ni halagos. No son desgraciados objeto de lástima ni héroes por hacer tareas cotidianas. Tan solo quieren ser tratados con respeto e igualdad. Vamos, como todo el mundo.
¡Cuánto talento se pierden las empresas por ser incapaces de adaptar los procesos de selección de personal! ¿Dónde está escrito que una persona con discapacidad no pueda rendir igual que una ordinaria? ¿Por qué su contratación debe ser más costosa? Por no hablar de los clientes que desperdician y las ventas a las que renuncian las empresas por no personalizar productos y servicios y hacerlos accesibles.
¿Quién diseña las ciudades, el transporte y los edificios? ¿No entienden que muchas de las barreras las sufrirán también ellos mismos conforme avance su edad? La exclusión física y simbólica no es hostil solo con la discapacidad: también con la discapacidad temporal de quienes han podido sufrir una lesión o un accidente, con las personas mayores, con los niños, con quienes no entienden el idioma…
Las personas con discapacidad no quieren ni compasión ni halagos. No son desgraciados objeto de lástima ni héroes por hacer tareas cotidianas. Tan solo quieren ser tratados con respeto e igualdad. Vamos, como todo el mundo.


