De un turismo extractivo a un turismo regenerativo: el futuro sostenible de los viajes

De un turismo extractivo a un turismo regenerativo: el futuro sostenible de los viajes

El 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático, una fecha que nos recuerda que nadie, ni las instituciones, ni las empresas, ni los ciudadanos, puede permanecer al margen de la crisis climática ni de las exigencias sociales que reclaman un modelo más responsable. El turismo, uno de los sectores más globalizados e influyentes del mundo, tiene un papel crucial que desempeñar en esta transición

El turismo es una industria mundial que mueve millones, de dólares y de personas, en todo el mundo. Como tal, tiene un papel fundamental que jugar en la transformación sostenible del mundo. Hoy, representa casi el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, en gran medida debido al transporte aéreo.

Durante años, el turismo ha funcionado bajo una lógica extractiva: consumir recursos naturales, culturales y sociales sin una mirada profunda a su regeneración. Sin embargo, ha llegado el momento de repensar radicalmente esta forma de viajar y de hacer negocios, porque también tiene la capacidad de inspirar, de conectar culturas y de transformar conciencias. Si logramos orientar todo ese poder hacia la regeneración, no solo mitigaremos los efectos de la crisis climática, sino que contribuiremos a un cambio de paradigma en la manera en que habitamos el planeta.

Transformar el turismo de extractivo a regenerativo no se limita a “no hacer daño”; implica ir más allá y ayudar activamente a que los destinos prosperen. Significa que, además de reducir el impacto negativo, debemos contribuir a restaurar los ecosistemas, empoderar a las comunidades locales y fomentar una conciencia viajera más responsable.

El turismo como aliado de la transición ecológica

El turismo puede y debe ser un aliado de la transición ecológica. Su poder transformador, económico y cultural es inmenso. Pero para que ese poder sea positivo, necesitamos repensar las reglas del juego. Desde Evaneos proponemos una serie de principios que consideramos esenciales para construir un futuro turístico verdaderamente sostenible y regenerativo.

Implementar esta visión puede ser un reto para las empresas turísticas, que deberán adaptar sus catálogos y rediseñar itinerarios, pero la idea es que aborden una labor de concienciación en la que no se busca imponer (puesto que los viajeros también tienen sus propias restricciones y deseos que no se pueden pasar por alto), sino incentivar una toma de decisiones consciente, de manera transparente y desinteresada.

Este cambio debe partir desde dentro del sector, para reconectar la esencia del viaje con su esencia transformadora y respetuosa, integrando la sostenibilidad en cada decisión de negocio: desde cómo trabajamos internamente hasta cómo acompañamos a los viajeros a descubrir el mundo. Estas son algunas de las claves que marcarán el futuro de la transición:

  1. Medir y reducir la huella de carbono, sin limitarse a compensarla: Compensar no basta. Las empresas deben priorizar la reducción real de emisiones, revisando sus operaciones, itinerarios y modelos de transporte. En el caso del transporte aéreo, urge acelerar la transición hacia soluciones más verdes, como los combustibles sostenibles o los vuelos eléctricos, pero también fomentar una reorganización de la oferta que premie los viajes más inteligentes y responsables.
  2. Empoderar a las comunidades locales: El turismo puede ser un motor de desarrollo, pero solo si las comunidades locales participan activamente y se benefician de forma equitativa. Las políticas turísticas deben poner el acento en el territorio, priorizando las empresas locales y garantizando que la riqueza generada se reinvierta en el propio destino.
  3. Pasar del volumen al valor: Durante décadas, el éxito en el turismo se ha medido por la cantidad de viajeros. Ha llegado la hora de medir el impacto. Publicar los datos de sostenibilidad es un primer paso, pero el verdadero desafío es traducirlos en acciones tangibles: apoyar proyectos regenerativos, promover estancias más largas, experiencias más profundas y conexiones más auténticas.
  4. Viajar más cerca y más despacio: Reducir las emisiones no significa dejar de viajar, sino hacerlo mejor. Escoger destinos más próximos o prolongar la estancia cuando se viaja lejos puede tener un impacto muy significativo en la huella de carbono personal. Viajar despacio también significa reconectar con el lugar, disfrutar de los trayectos y vivir el viaje con mayor conciencia.
  5. Viajar fuera de temporada: Promover el turismo en temporada baja ayuda a descongestionar los destinos, reduce la presión sobre los ecosistemas y reparte mejor los beneficios económicos durante todo el año. Además, ofrece al viajero experiencias más auténticas, menos masificadas y más sostenibles.
  6. Integrar la sostenibilidad en todos los aspectos de las empresas: La coherencia es clave. No basta con que el producto final sea sostenible: la sostenibilidad debe impregnar la cultura empresarial, y esto es algo que por supuesto afecta también a las organizaciones del sector turístico. Desde la gestión energética de las oficinas hasta la movilidad de los empleados o la reducción de residuos, cada gesto cuenta y refuerza la credibilidad del compromiso.

Porque sí, nosotros creemos que el turismo del futuro será más lento, más inteligente y en menor cantidad, y que eso es algo profundamente positivo. La evolución hacia un modelo regenerativo no es una pérdida, sino una oportunidad: la de construir un sector más equilibrado, justo y alineado con los límites del planeta.

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