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El talento sénior en las empresas: del problema a la oportunidad
Por primera vez, las empresas clasificadas como ‘opacas’ son menos que las ‘transparentes’ y ‘translúcidas’ juntas. Este hito refleja un creciente interés por este colectivo que demuestra que, aunque aún no es una prioridad para la mayoría de las empresas, ya no es una cuestión ignorada, como lo era en 2019, cuando elaboramos el primer informe.
Esta mejora se refleja también en una disminución progresiva de la tasa de paro para los mayores de 55 años, según la Encuesta de Población Activa (EPA): desde el 16,3% que se registraba en 2018 al 9,97% de 2024. Esta reducción de seis puntos porcentuales no solo responde a la evolución demográfica, sino también a la necesidad de las empresas de retener y aprovechar la experiencia de estos profesionales.
Sin embargo, la contratación de talento sénior sigue siendo limitada: tres de cada cuatro empresas que aportan datos sitúan la contratación de empleados mayores de 50 años por debajo del 10%. Este dato pone de relieve un sesgo persistente en los procesos de selección, que priorizan perfiles más jóvenes, a menudo ignorando el valor añadido que aporta la experiencia.
Transparencia y buenas prácticas
Uno de los aspectos más positivos del informe es el aumento de la transparencia en la gestión del talento sénior. Indicadores como la segmentación de la plantilla por edad o la remuneración han alcanzado niveles de cumplimiento del 100% y 94%, respectivamente. Esto demuestra que las empresas están comenzando a medir y reportar datos clave que permiten evaluar su compromiso con este colectivo.
Sin embargo, otros indicadores, como la retención del conocimiento (23%) o la preparación para el cambio de etapa (43%), muestran niveles de cumplimiento mucho más bajos, lo que evidencia que las acciones concretas para gestionar el talento sénior aún son insuficientes.
El informe también resalta la importancia de las buenas prácticas impulsadas por empresas líderes como Mapfre, Endesa, CaixaBank o Redeia, que lideran el ranking de este 2024. Estas compañías han implementado iniciativas innovadoras, como programas de mentoring intergeneracional, planes de preparación para la jubilación y estrategias para fomentar equipos multigeneracionales. Estas prácticas no solo promueven la inclusión, sino que también generan beneficios tangibles, como la transferencia de conocimiento, la mejora del clima laboral y el aumento del compromiso de los empleados sénior, que son el grupo con mayor nivel de engagement de las empresas.
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Los sesgos y la convivencia generacional
A pesar de los avances, los sesgos por edad siguen siendo un obstáculo importante. Muchas empresas han comenzado a abordar este problema mediante programas de formación y sensibilización sobre sesgos inconscientes, pero aún queda mucho por hacer para garantizar que los procesos de selección, promoción y formación sean verdaderamente inclusivos. Además, la convivencia entre generaciones en el entorno laboral sigue siendo un desafío. Aunque el 31% de las empresas han implementado equipos multigeneracionales, el potencial de esta estrategia está lejos de ser plenamente aprovechado.
La convivencia generacional no solo es una cuestión de inclusión, sino también una oportunidad para fomentar la innovación y la transferencia de conocimiento. Los equipos multigeneracionales permiten combinar la experiencia y la perspectiva estratégica de los empleados sénior con la creatividad y el dominio de nuevas tecnologías de los más jóvenes. Sin embargo, para que esta convivencia sea efectiva, es necesario gestionar adecuadamente las diferencias y promover un entorno de respeto y colaboración.
Del mismo modo, la inclusión del talento sénior es una oportunidad estratégica para las empresas. En un contexto de envejecimiento poblacional y escasez de talento, aprovechar la experiencia y el conocimiento de los empleados sénior puede marcar la diferencia en términos de innovación, productividad y sostenibilidad. Para que esto sea posible, las empresas deben adoptar un enfoque integral que abarque desde la contratación hasta la preparación para la jubilación, pasando por la gestión de la convivencia generacional y la retención del conocimiento.
En un mundo laboral cada vez más diverso y complejo, el talento sénior ya no es un problema a gestionar, sino un recurso invaluable que merece ser potenciado.