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Foto: Randstad.

Qué implica verdaderamente la inclusión laboral

Cuando pensamos en la inclusión laboral nos viene inmediatamente a la mente la presencia de personas con discapacidad en las empresas. Sin embargo, para que una empresa sea realmente inclusiva, no basta con que en su plantilla cuente con personas de este colectivo, sino que debe ir mucho más allá.

Durante años, las personas con discapacidad no pudieron disfrutar del derecho a tener un empleo que les permitiera acceder a los recursos económicos necesarios para llevar a cabo sus propios proyectos de vida de manera independiente. Más bien al contrario, quedaban excluidos del mercado laboral.

Más tarde, las empresas comenzaron a abrir sus puertas a la discapacidad, pero la inclusión distaba mucho de ser real, ya que se reducía a la mera presencia de personas con discapacidad, pero sin que ello tuviera una repercusión real en la forma en la que se entendía esta presencia.

Así pues, cuando nos referimos a la inclusión laboral vamos un paso más allá. Y es que, para que un modelo sea verdaderamente inclusivo, es necesario que permita el acceso de las personas con discapacidad al entorno laboral, sí, pero que lo haga facilitando que estas, además, se relacionen como iguales con el resto de trabajadores.

Para que esto sea posible, es preciso que las empresas y organizaciones estén alineadas con el compromiso por la inclusión. En Fundación Randstad llevamos trabajando los últimos 20 años por y para las personas con discapacidad, para conseguir su igualdad de oportunidades laborales.

En este punto, es necesario tener en cuenta que, para que esta alineación de propósitos sea factible, las empresas deben integrar la inclusión en su cultura, de manera que sea la base sobre la que se tomen las decisiones empresariales.


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Pero debemos ser conscientes de que resulta imposible hacer tuyo lo que se desconoce. Por ello, para fomentar la inclusión laboral es necesario, en primer lugar, conocer qué es la discapacidad, lo que esta implica y, sobre todo, lo que no implica.

Además, ser inclusivo requiere aplicar criterios en la selección de trabajadores, en el desarrollo y promociones y en el onboarding, así como tomar conciencia de la necesidad de facilitar las adaptaciones del puesto que sean necesarias. Solo así será posible favorecer que la persona con discapacidad pueda realizar su trabajo de manera plena y en igualdad de condiciones.

Y así, construyendo una organización verdaderamente inclusiva, las empresas y entidades podrán beneficiarse de todas las ventajas que tiene a distintos niveles contar con personas con discapacidad en plantilla: desde aumentar la propuesta de valor de la compañía en servicios y productos, hasta mejorar la atracción y el compromiso de todos los trabajadores.

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