Una regulación asfixiante en la UE

Una regulación asfixiante en la UE

Las últimas semanas de junio han estado llenas de noticias sobre un asunto clave para el desarrollo de la Unión Europea: el de la competitividad de su industria digital frente a Estados Unidos y China.

El dicho de que “Estados Unidos innova, China copia y Europa regula” se ha hecho más presente que nunca, después de que la Comisión Europea empezara a aplicar la Ley de Mercados Digitales (DMA por sus siglas en inglés), tras su entrada plena en vigor el pasado marzo.

El objetivo de la DMA es lograr un mercado digital con igualdad de oportunidades para todos intervinientes en él, sin discriminar entre los gigantes tecnológicos -casi todos estadounidenses- y las empresas, grandes o pequeñas, que tratan de buscarse un hueco entre los ciudadanos. Básicamente, se trata de evitar las posiciones de dominio de esos gigantes que ahoguen a quien quiera competir con ellos.

Para ello, la DMA crea la figura del gatekeeper -guardián de acceso-, que se le da a una compañía cuando su tamaño y posición en su mercado tiene capacidad para controlarlo, y le pone una serie de condiciones a las que debe someterse para cumplir con la legislación. Si no lo hace, se expone a fuertes multas, que pueden alcanzar el 10% de su facturación mundial. En el caso de Apple, uno de los más claros gatekeeper, que ingresó 383.000 millones de dólares en 2023, la multa podría ascender a la nada despreciable cantidad de 38.000 millones.

Precisamente Apple ha sido la primera damnificada por la DMA. El lunes 24, la Comisión Europea anunció la apertura de una investigación al considerar que su tienda App Store impide que los desarrolladores de aplicaciones dirijan “libremente a los consumidores hacia canales alternativos de ofertas y contenidos”. El Ejecutivo comunitario explica que «en virtud de la DMA, los desarrolladores que distribuyen sus aplicaciones a través de la App Store de Apple deben poder informar gratuitamente a sus clientes de otras posibilidades de compra más baratas, dirigirles a esas ofertas y permitirles realizar compras». Algo que, en opinión de la Comisión, Apple no permite hacer y, por tanto, perjudica a los desarrolladores y a los ciudadanos.

Algo similar le pasó un día después a Microsoft, otro gatekeeper por su tamaño y sus posibilidades de intervenir en su mercado. En esta ocasión, la investigación se realiza sobre su aplicación de videoconferencias Teams. Bruselas acusa a Microsoft de vincular obligatoriamente esa aplicación a otros productos de la empresa como el Office 365 e impedir así a sus competidores a ofrecer sus desarrollos a los ciudadanos.

Apple y Microsoft se defienden diciendo que la Unión Europea está matando la innovación y que estas medidas no facilitan la vida a los ciudadanos, lo que a la postre debería ser la intención de los gobernantes. Pero hay otra defensa. Ante el acoso legal, las grandes tecnológicas se plantean no introducir en el mercado europeo sus nuevos desarrollos hasta estar seguros de que no van a tener problemas con la regulación.

Es posible que se beneficie a empresas europeas, pero, de momento, lo que tenemos es que los ciudadanos no van a disponer de la IA de Apple a la vez que los estadounidenses y que Booking ya no les va a servir como comparador fiable de precios de hoteles para hacer reservas.

Días antes de sus problemas con la App Store, Tim Cook, consejero delegado de Apple, presentó el ambicioso proyecto de inteligencia artificial de la compañía, que incluirá aplicaciones de IA en los iPhone, y anunció que su objetivo es empezar a comercializarlo en otoño… menos en la UE, porque quiere asegurar que se adapta a la DMA.

El afán de la Comisión Europea por, en principio, asegurar a los ciudadanos del continente una vida con más capacidad de elección y, por tanto, más barata, ha llegado también hasta Booking, el portal líder de reservas de hoteles por internet. Booking es un agregador y un buscador de viajes y reservas de alojamiento. Es decir, pone a disposición de sus clientes las tarifas que encuentra en la zona que van a visitar para que ellos puedan elegir la más barata. A cambio de aparecer en el buscador y llegar a los usuarios de Booking -registra cada día 1,5 millones de reservas en todo el mundo- la empresa exige a los hoteles que no cobren por su cuenta tarifas más baratas de las que tienen en Booking. Una cláusula que se puede considerar lógica porque si la razón del éxito de Booking es la posibilidad de comparar ofertas y los hoteles pueden tenerlas más baratas al margen de Booking, su modelo de negocio se cae.

Bien. Pues hace un mes Bruselas le otorgó a Booking la condición de gatekeeper en su sector por su dominio de ese mercado. Y la primera consecuencia de ello es que le obliga a retirar esa cláusula de paridad de precios con los hoteles: “Hay una serie de prácticas que se consideran normales y procompetitivas cuando no tienes una posición de dominio en el mercado, pero que en el momento en el que sí la tienes, debes dejar de hacerlas”, han dicho en la Comisión.


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Lógicamente, a Booking no le ha gustado el nombramiento de gatekeeper, como manifestó su consejero delegado, Glenn Fogel, durante una conferencia tecnológica organizada por Financial Times. “Si las regulaciones no son inteligentes entonces estás en desventaja competitiva. Creo en ofrecer a los clientes los mejores precios. Cualquier regulación que nos lo prohíba, la considero una regulación tonta”. Booking es una empresa neerlandesa y en la misma conferencia se le preguntó a Fogel si la compañía estaba considerando la posibilidad de abandonar la UE ante el creciente escrutinio de los grandes grupos tecnológicos desde la Comisión Europea y su respuesta fue: “Nunca digo no a nada que sea posible”.

La Ley de Mercados Digitales está empezando su andadura. Todavía no sabemos qué recorrido tendrá y si será efectiva en la protección de los derechos de los ciudadanos. Es posible que sus normas beneficien a algunas empresas europeas, pero, de momento, lo que tenemos es que esos ciudadanos no van a disponer de la inteligencia artificial de Apple a la vez que los estadounidenses y que Booking ya no les va a servir como comparador fiable de precios de hoteles para hacer sus reservas. Esperemos que la cosa se vaya enderezando con el paso del tiempo.

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