Ya no cuela escaquearse

Durante mucho tiempo, las empresas han tratado de escabullirse de muchas de las consecuencias no deseadas de su actividad. ¿Incluir en mi reporting la brecha salarial, la diferencia entre el trabajador mejor remunerado y el peor, o el bonus total cobrado por el equipo directivo incluidos planes de pensiones u otras prebendas? ¡Señor! ¡líbranos de este trago amargo! ¿Informar del absentismo laboral, las políticas de conciliación o las de desconexión laboral? ¡Adelante, si solo hablo de los trabajadores propios contratados, pero no de los no empleados autónomos, los no empleados contratados o los trabajadores de la cadena de valor!

¿Y qué hay respecto a los impactos materiales directamente relacionados con operaciones, productos o servicios de la empresa en sus negociados y sus riesgos materiales y oportunidades? ¿También tengo que dilucidar cómo la empresa afecta a las comunidades en las que está implantada, en aquellas áreas en las que los riesgos sean más probables de presentarse severamente, tanto positivos como negativos, reales o potenciales, reversibles o irreversibles? ¿No es posible zafarme de enumerar las acciones llevadas a cabo, así como sus resultados, para prevenir, mitigar o remediar los impactos negativos, presentes o futuros? ¿Puedo evitar definir naturaleza, tipo y alcance de los peligros corporativos en relación con sus impactos y sus relaciones de dependencia de las poblaciones afectadas y la manera en la que son gestionadas por la entidad?

Entiendo que tampoco podré escaparme de cuantificar los efectos financieros sobre la empresa… Por eso, materialidad y dependencia inciden cada vez más en la clave de la definición de impactos, riesgos y oportunidades (IRO). ¿Desde una perspectiva financiera, generan o pueden generar una influencia relevante en flujos de efectivo, crecimiento, rentabilidad, cuota de mercado, coste de capital, acceso a financiación a corto, mediano y largo plazo? ¡Ojo! ¡Que los riesgos y oportunidades pueden derivarse de eventos pasados o futuros!

Por último, el análisis de dependencia obliga a comprender aspectos adyacentes, como, por ejemplo, cómo la biodiversidad puede afectar al negocio. Es decir ¿los recursos naturales y sociales pueden influir en la capacidad de la empresa para seguir utilizando u obteniendo los recursos necesarios en sus procesos comerciales, o en su calidad, o en su precio? ¿Pueden condicionar la confianza para desarrollar las relaciones necesarias en los procesos del negocio? Es el caso de una compañía que produce chocolate y que depende del suministro de su materia prima de alta calidad (cacao) proporcionada por pequeños agricultores afectados por sequías o inundaciones que reducen la productividad de los cultivos. O el de una comercializadora al por mayor de automóviles que precisa de una red de distribución minorista afectada por conflictos laborales o corrupción. Y es que, tanto en el ajedrez como en la empresa, sin estrategia (sostenible) no se llega a ningún sitio.