Este sitio web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuaria/o posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestro web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de este sitio web encuentras más interesantes y útiles.

Amnistía Internacional renuncia a sus raíces
Ya advertíamos en otro número (CE marzo-abril 2007) de la falta de foco estratégico de Amnistía Internacional (AI), que en los últimos años parece «disparar a todo lo que se mueve», con la consiguiente pérdida de eficacia en sus acciones.
La que fue una institución que nació para conseguir la libertad de los presos de conciencia ha pasado a ser un potente lobby que abraza todo tipo de causas, desde la violencia de género hasta el control de armamentos pasando por la protección de los derechos humanos contra la globalización económica. Pues bien, a esta falta de foco en sus acciones se añade ahora la decisión de AI de defender el derecho al aborto en determinados supuestos.
La Iglesia Católica, a través del cardenal Renato Martino, Presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, se ha apresurado a declarar que la Iglesia dejará de financiar a AI, y ha solicitado a los católicos que dejen de apoyar a esta organización.
Hace unos meses , cuando se hablaba de este posible cambio de postura, Monseñor Evans, portavoz de la Conferencia Episcopal de Inglaterra –país en el que AI tiene su sede-, recordó que la organización fue fundada en 1961 por un católico y que el cambio de postura llevaría a muchos católicos que son miembros a abandonarla. En AI ya lo están notando, y es que renunciar a las propias raíces siempre tiene un coste.