Bottup, paradigma del nuevo periodismo ciudadano

Bottup, paradigma del nuevo periodismo ciudadano

5 julio 2012

Compartición de ideas y enriquecimiento civil a través de una plataforma periodística y social. Bottup es la iniciativa creada hace ocho años por Pau Llop, un periodista castellonense convencido del emprendedurismo social.

Rigor y calidad informativa no están reñidos con un nuevo modelo periodístico basado en la participación de la ciudadanía para recuperar la relevancia social de las noticias de actualidad.

Bajo un prisma que hace indispensable el periodismo para la democracia, este nuevo modelo de crowdsourcing refleja que nuevos modelos de negocio abiertos pueden tener futuro. Más de 1.300 periodistas han perdido su trabajo durante este 2012. En paralelo, las redes sociales se han convertido en el nuevo orden periodístico: ciudadanos que retransmiten con sus teléfonos móviles y escriben crónicas vía blogs y estudiantes que twittean al ritmo de las últimas novedades en materia de política, económica o sociedad.

El escenario ha cambiado. La era digital ha puesto sobre la mesa la relevancia de los soportes digitales y de la importancia de compartir ideas, conocimientos y, a su vez, contribuir al enriquecimiento de todos y de todo.

Hoy en día, esta perspectiva parece obvia. Sin embargo, hace ocho años no lo parecía tanto, si bien es cierto que ya afloraba la evidencia de que las nuevas tecnologías estaban posibilitando la participación ciudadana. Pues bien, es entonces, en concreto en el otoño de 2005, cuando Pau Llop, periodista y emprendedor nato poner en marcha Bottup.

No fue fácil. La fase beta salió en enero de 2007. Sin embargo, el proceso surgió ante la constatación de que la tecnología hacía viable nuevas vías de contribución ciudadana en la elaboración de la agenda pública con sus propias noticias. Bottup, según explica su fundador, es «una plataforma sin ánimo de lucro donde los ciudadanos aportan sus propias noticias y donde los periodistas trabajan para ellos editándolas profesionalmente antes de ser publicadas y difundidas».

Se trata de contribuir, de compartir, de enriquecerse hasta tal punto que «cualquier ciudadano puede registrarse gratuitamente y obtener su ‘Carné de Prensa’ (perfil) en esta red», recalca Llop. Se trata de una nueva forma de fuente de información de la actualidad, pero desde una perspectiva diferente a la de los medios de comunicación tradicionales.

En resumen, el objetivo de Bottup es ofrecer una plataforma que dé voz a la ciudadanía y que le permita decidir y transmitir lo que realmente le interesa. Pero, no solo eso, sino que, además, pueda «hacerlo de una manera digna y profesional», recalca su fundador.

Hablamos con Pau Llop de la dimensión actual del proyecto y las cifras no son ‘pecata minuta’. Actualmente, Bottup cuenta con una plantilla de más de 2.000 periodistas ciudadanos repartidos por todo el mundo, fundamentalmente España y América Latina. Recibe unas 60.000 visitas únicas al mes y son editadas profesionalmente entre cinco y diez noticias diarias. Todas estas cifras dejan un saldo de más de 6.000 noticias ciudadanas editadas «profesionalmente», acuña, es decir, contrastadas, verificadas, ampliadas, corregidas y, finalmente, publicadas.

Bottup fue elegido en noviembre de 2009 como proyecto Ashoka y su creador entró a formar parte de su grupo de emprendedores sociales. Desde entonces, la red de Bottup ha ido creciendo y expandiéndose hasta convertirse en un auténtico entramado internacional vertebrado por el castellano. «En Internet, las barreras nacionales se desdibujan. Nuestro único límite inicial era el idioma», explica Llop. Sin embargo, ya existen expectativas de escalar a otros idiomas.

Sin embargo, queda patente que el uso del castellano como puente entre España y América Latina ha permitido «tratar por igual a usuarios de cualquier país, y publicar las noticias segmentando no solo por nacionalidades, sino por temáticas, que son transversales».

Hoy en día, miles de usuarios visitan, leen, comparten, aportan noticias y retales de actualidad que hacen que cada jornada la apariencia del portal varíe y se renueve.

¿El fin del modelo de periodismo tradicional?

Bottup pone encima de la mesa un hecho constatable si se revisan las cifras de desempleo entre los periodistas, de ERE entre las redacciones y de pérdidas financieras entre los grupos editoriales de este país. En un momento de crisis del periodismo como el actual, ¿este tipo de iniciativas vienen a «quedarse» entre el espectro de nuevos modelos de periodismo? Para Pau Llop, sí.

Desde su punto de vista, «no está muy claro el futuro de los medios tradicionales entendidos como grandes empresas pertenecientes a grandes grupos que cotizan en bolsa y que tienen poblados consejos de administración y accionistas solicitando dividendos anualmente. De hecho, si lo pensamos fríamente, hasta sorprende que algo como el periodismo haya sido hasta hoy objeto de tanto negocio. No puedo predecir qué pasará mañana, pero a nivel personal apostaría por la profesión periodística antes que por el periodismo como negocio.

Creo que el periodismo tiene un brillante futuro si los profesionales sabemos adaptarnos al cambio tan intenso que supone Internet y sabemos desligarnos a tiempo de la industria –en profunda crisis– para acercarnos más a quienes de verdad han sido siempre nuestros clientes, los ciudadanos».

Bottup es un ejemplo de «periodismo ciudadano» ejercido desde organizaciones sin ánimo de lucro o con fórmulas jurídicas a medio camino entre la empresa y la ONG, basadas en estructuras de crowdsourcing y sustentadas mediante el crowdfunding, por ejemplo. Estas herramientas permiten conectar a emprendedores y mecenas por Internet con el fin de lograr financiación para sus proyectos.

Se trata de un modelo replicado desde Estados Unidos, donde es muy habitual este tipo de plataformas de periodismo divulgativo protagonizado por particulares. El siguiente paso, que en ciertos estados norteamericanos ya se está dando, es la legislación. De hecho, ese se convierte en el paso necesario para favorecer este tipo de organizaciones civiles y para «normalizar» su presencia, ya que, al menos en España, existen muy pocas opciones.

En el marco de este tipo de plataformas civiles, las redes sociales no se han convertido en un hándicap, sino muy al contrario en un estímulo y un «catalizador de nuestro esfuerzo». Las redes sociales como Facebook o Linkedin no suponen ningún tipo de competencia, al revés, «fortalecen nuestra comunidad. Las usamos intensamente para difundir nuestro contenido y conversar con la comunidad. Las que más usamos son Twitter y Facebook, en donde tenemos más de 7.000 seguidores/fans», explica Llop.

Cambio en los modelos de comunicación

El modelo de comunicación de los medios tradicionales se sirve de fuentes y agencias de noticias para cubrir aquellas informaciones que por falta de medios materiales un periodista de la plantilla no puede cubrir. Sin embargo, hay ocasiones en las que el periodismo ciudadano puede enriquecer mucho la perspectiva de las noticias e incluso aplicar nuevos ángulos de interés, más allá de lo estrictamente «noticiable». En la actualidad, vivimos interconectados a través de una red de información que genera contenido constante y en donde los reporteros, los editores y la audiencia se encuentran a un mismo nivel. Ahora, al mismo tiempo se es lector y escritor.

Es un sistema interactivo y, debido a ello, se dice que los medios ya no tienen la exclusividad sobre la información pues el ciudadano, aportando sus experiencias personales, puede formar parte de ese proceso de creación.

Ante estas circunstancias, y con el auge de los medios digitales, la vía del periodismo ciudadano ha ido paulatinamente adquiriendo peso específico, lo que a su vez pone de manifiesto el valor del periodismo para la democracia: auténtico punto de partida de Pau Llop. También es cierto que otras voces han declarado que «Sin periodistas, no hay periodismo» y que la vertiente del periodismo ciudadano choca de lleno con posiciones más puristas que desdeñan la aportación social del periodismo y lo circunscriben únicamente a aquellos que han obtenido la licenciatura en Ciencias de la Información.

Sea como fuere, la realidad pone de manifiesto que la ciudadanía está ávida de participar y de contribuir y que las fronteras se han disipado paulatinamente. Las cifras de visitas y de contribuyentes diarios en Bottup así lo refrendan.

Autoconocimiento

A finales de 2009, Pau era seleccionado por Ashoka por su proyecto Bottup. El proceso de selección fue, según sus propias palabras, «duro, porque nunca había pasado por un proceso tan minucioso, pero fue extremadamente útil para mí porque me permitió detectar algunas lagunas en mi proyecto y solventarlas». Este feedback es común en la mayoría de los emprendedores entrevistados. De hecho, coinciden en cómo el proceso de selección les permitió identificar las debilidades de sus proyectos y afrontar la resolución de las mismas.

Tras ese trabajo, hoy Paul reconoce que le ha permitido que sus proyectos lleven impresos una seña de identidad propia: la idea de que el periodismo es indispensable para la democracia y con la tecnología y nuevos modelos de negocio abiertos puede tener un gran futuro, «pese a que ahora mismo parezca que esté a punto del despeñadero», confiesa.

Desde el punto de vista de Ashoka, como red de emprendedores sociales, la implicación de Pau ha sido intensa. Así lo explica: «Desde que fui seleccionado, he participado en todos los encuentros semestrales y ahora estoy preparando un pequeño taller sobre crowdfunding y campañas en Facebook para mis compañeros para el próximo encuentro, que será en junio. También he estado en Venezuela, invitado por otro fellow de Ashoka, para hablar de periodismo en la UCAB de Caracas al calor de un evento organizado por su organización, Espacio Público. Asimismo, colaboro en el testeo de herramientas digitales de Ashoka internacional y en diversos estudios sobre emprendimiento social».

Por Marina Sanz

Comentarios

Powered by Sindyk Content
Arriba