“Los negocios sobre ruedas son clave para atajar la despoblación rural”

“Los negocios sobre ruedas son clave para atajar la despoblación rural”

Estefanía Escolano decidió transformar una vieja ambulancia en una cabina de estética sobre ruedas y, casi sin darse cuenta, también en su casa y en su forma de vida. Así nació Micro’Van, un proyecto de emprendimiento social que recorre los pueblos llevando belleza, bienestar y compañía allí donde los servicios básicos han ido desapareciendo. Su furgoneta es mucho más que un negocio: es una respuesta creativa a la despoblación, un modelo sostenible y replicable y una declaración de amor a los pueblos.

Estefanía Escolano, fundadora de Micro’Van, es una mujer inquieta, pasional y cercana, profundamente convencida del impacto que los “negocios sobre ruedas”, como ella los llama, pueden tener en nuestro entorno rural, tan diezmado por la desaparición de servicios esenciales.

Su proyecto es un triple impacto de libro. Social, porque consigue que las personas que viven en el medio rural tengan acceso a servicios que les hacen sentirse mejor y que, en muchas ocasiones, solo están disponibles en los centros urbanos, contribuyendo además a frenar la despoblación. Medioambiental, porque funciona con energía renovable, vende productos ecológicos y apuesta por un estilo de vida frugal, sin necesidad de vivienda propia ni alquilada. Y económico, porque ha demostrado que se puede crear un modelo de negocio rentable que, con costes mínimos, ofrezca un servicio de altísima calidad en zonas alejadas.

Y no solo ha demostrado que su modelo funciona. En su empeño por revitalizar nuestros pueblos, ha creado un manual para que cualquier persona pueda replicar este concepto en todo tipo de servicios “sobre ruedas” en zonas rurales. Además, ha puesto en marcha un sistema de franquicias para su negocio de belleza. En sus ponencias, “Kilómetros de emprendimiento”, transmite su pasión por los pueblos de España y la convierte en acción a través de estos manuales.

Su clientela, personas de entre 40 y 90 años, le lleva el desayuno, le prepara un táper de comida e incluso la invita a dormir en casa. Como ella misma dice: “Cuando trabajaba en la ciudad, nadie me ha hecho sentir así”.

Para esta emprendedora, los pueblos son la raíz de todo. Todas las personas tenemos un pueblo, un origen, y no podemos permitirnos perder la esencia del linaje de cada familia. Quienes viven en el medio rural se merecen tener los mismos servicios que quienes viven en las ciudades, porque la despoblación llega cuando faltan oportunidades.

¿Qué es Micro’Van? ¿Por qué nace?

Micro’Van es un servicio de estética itinerante principalmente para los pueblos rurales que ha sido el resultado de transformar una antigua ambulancia en una cabina de estética que cumple con todas las medidas higiénico-sanitarias que estipula el Boletín Oficial de Andalucía. Además, es mi casa. Así puedo llegar a pueblos más lejanos sin necesidad de volver a una ubicación. Yo lo llamo ‘traviajar’: vivir, viajar y trabajar en el mismo vehículo. Micro’Van nace a raíz de querer emprender con un negocio innovador y poder fusionar mi estilo de viajar (camper, autocaravana, acampada…) con mi profesión y, además, acercar la belleza a las mujeres rurales en esos pueblecitos donde carecen de servicios por ser pueblos pequeños.


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¿Qué quieres cambiar con Micro’Van?

Con Micro’Van quiero cambiar la manera en que se vive la belleza y el bienestar en los pueblos. Mi objetivo es reducir la desigualdad entre zonas urbanas y rurales, llevando servicios profesionales allí donde normalmente no llegan. Quiero que ninguna mujer —ni persona— tenga que desplazarse kilómetros para cuidarse, para sentirse bien o para tener acceso a algo tan básico como un servicio de estética o bienestar.

Además, quiero demostrar que la innovación y el emprendimiento también pueden nacer en la España rural, y que los negocios móviles pueden ser una solución sostenible para revitalizar pueblos, generar empleo y mejorar la calidad de vida. Micro’Van no es solo una furgoneta: es un proyecto que intenta devolver dignidad, presencia y oportunidades a quienes viven lejos de las grandes ciudades.

¿Qué es lo que más valoran los clientes, los pueblos, la Administración…?

Lo que más valoran de Micro’Van es que ofrece un servicio profesional, cercano y de calidad sin que las personas tengan que desplazarse. Para muchos vecinos supone comodidad, confianza y bienestar emocional, porque reciben un trato humano y personalizado en su propio pueblo. Las comunidades rurales aprecian que el proyecto genere vida, actividad y orgullo local, convirtiéndose en un punto de encuentro que revitaliza la zona.

Los ayuntamientos destacan que Micro’Van cubre una necesidad real sin exigir recursos adicionales, mejorando la calidad de vida, especialmente de personas mayores o con movilidad reducida. Para las administraciones, Micro’Van es un ejemplo de innovación rural, emprendimiento femenino y solución escalable contra la despoblación, alineado con sus políticas de desarrollo territorial.

Micro’Van no es solo una furgoneta: es un proyecto que intenta devolver dignidad, presencia y oportunidades a quienes viven lejos de las grandes ciudades.

¿Qué quieres conseguir con Micro’Van?

Me gustaría ampliar este modelo para traer servicios a las zonas rurales. Sé que hay demanda, que el modelo funciona y que, además, es muy rentable porque minimizas los gastos fijos de alquiler, luz o agua del negocio. Pero hay que encontrar una persona apasionada que no se canse y que no tenga muchas responsabilidades familiares para cumplir esta misión.

Por eso estoy creando un modelo de franquicias y también protocolos (modelos y cursos) para empezar un negocio sobre ruedas para el mundo rural, peluquerías, fisioterapeutas, podólogos, etc. Que sepan desde compra del vehículo, documentación legal, cómo gestionar rutas, conseguir clientela, hablar con los ayuntamientos… todo en un curso. Y sin necesidad de vivir en la van.

¿Cuál es la clave de tu éxito?

Trabajar mucho, ser muy resiliente y, sobre todo, confiar en el proyecto. Crear objetivos tanto diarios como mensuales, pensar cómo avanzar y poder crecer para llegar a más rincones, buscar ayudas administrativas, apuntarse a concursos y a programas de aceleración.

¿Qué valores de la sociedad estás tratando de impulsar?

Con Micro’Van impulso valores que siento muy necesarios hoy en día: la igualdad de acceso, para que las personas que viven en pueblos puedan disfrutar de los mismos servicios que en la ciudad; la dignidad y el bienestar, porque todos merecemos un espacio para cuidarnos y sentirnos bien; y también promuevo la cohesión social, creando momentos de encuentro y vida en pueblos que a veces se sienten olvidados.

Micro’Van apuesta por el emprendimiento rural y el empoderamiento femenino, demostrando que desde el mundo rural también nacen ideas innovadoras y con impacto. Y, sobre todo, defiendo la cercanía y el trato humano, ese valor tan propio de los pueblos que nunca deberíamos perder.

“Los negocios sobre ruedas son clave para atajar la despoblación rural”

Estefanía Escolano defiende un modelo de belleza itinerante que combate la falta de servicios en los pueblos. Foto: Micro´Van.

¿Qué ha sido lo más difícil? ¿De qué estás más orgullosa?

Lo más difícil ha sido empezar sola, tomar decisiones sin tener un camino marcado y afrontar todos los retos que implica trabajar dentro de un proyecto tan poco común como una furgoneta de belleza que recorre pueblos. También ha sido duro luchar contra la incertidumbre, adaptarme a cada pueblo, a cada clima, a cada situación, y demostrar que un proyecto así tiene valor real para la gente. Nada ha sido fácil, pero cada paso ha merecido la pena.

De lo que más orgullosa estoy es de haber creado algo que cambia vidas en pequeño, pero de verdad: ver a personas mayores sonreír porque por fin tienen acceso a un servicio que antes no tenían; escuchar a mujeres que me dicen que se sienten más cuidadas, más acompañadas, más visibles… y sentir que estoy aportando algo al territorio que amo. Estoy orgullosa de no haberme rendido y de demostrar que, desde lo rural, también se puede innovar y llegar lejos.

Mayores logros y mayores meteduras de pata…

Mis mayores logros han sido ver que Micro’Van es un éxito, la acogida en cada pueblo y ser reconocida con tres premios sobre el emprendimiento; el apoyo que estoy recibiendo y, sobre todo, ser una inspiración para que muchas mujeres quieran hacer lo mismo que yo.

Meteduras de pata desde el principio: comprar un vehículo sin ITV y con muchas averías, calcular mal las rutas y equivocarme de pueblo, son algunas de ellas.

¿Cómo va Micro Van a nivel empresarial?

A nivel empresarial, Micro’Van está en una fase de consolidación. Después de todo el esfuerzo inicial, he logrado estabilizar la demanda en varios pueblos y asegurar una base de clientas fieles, lo que me ha permitido tener ingresos más regulares y previsibles. Aunque el camino no ha sido sencillo —porque un negocio móvil tiene particularidades logísticas y costes variables—, cada mes estoy más cerca del punto de equilibrio.

Ya no estoy en fase de supervivencia, sino en la de crecimiento: ampliando pueblos, mejorando procesos y preparándome para escalar la idea a una red de Micro’Van que puedan llegar a más territorios.

Estoy orgullosa de no haberme rendido y de demostrar que, desde lo rural, también se puede innovar y llegar lejos.

¿Qué huella quieres dejar en el mundo?

Sobre todo, conciencia de lo que significa un pueblo rural y de la esencia que tienen esas zonas y que esto llegue a los jóvenes. Los jóvenes hoy están conectado a las tecnologías y se pierden la esencia de los pueblos, el aire fresco o el olor de una chimenea encendida.

¿Qué es para ti un emprendedor social? ¿Se hace o se nace?

Es una persona que no solo ve la parte económica y el impacto social, sino la pasión que le pones para hacer tu negocio. El que nace lo va a llevar siempre, pero también se puede hacer a lo largo de tu vida y cambiar radicalmente el rumbo.

¿Qué consejo  daríais a los emprendedores sociales que vienen?

Que le pongan mucha pasión. El camino no es fácil, pero que crean en ellos, porque muchas personas les van a decir que no, pero que cada “no” sea un “sí” en su cabeza, y que sean resilientes. Que hagan mucho ruido y se les escuche.

Yo, por ejemplo, a la hora de conseguir los permisos, siempre me decían que no. Cansada ya de que no me querían dar los permisos de actividad con todos mis documentos en regla, me encerré en el ayuntamiento y dije que no me movía hasta que viniera el alcalde a darme el permiso de actividad. Vino la policía a echarme, pero yo de ahí no me iba. Al final, vino el alcalde obligado. Él entendió mi proyecto y me facilitó todo. Si no me empeño, no sale.

¿Qué mensaje te gustaría mandar a nuestros lectores?

Me gustaría dar un pequeño tirón de orejas para que se apoyen los proyectos pequeños, porque, aunque no tenemos tanta tecnología o industria, hacemos una labor muy importante. Hay que fomentar nuevas vías de negocios que no existían antes y que, además, generan un beneficio social. Sobre todo a los inversores que apoyan proyectos muy grandes, y no entienden el impacto que estamos creando con negocios más pequeños, y lo que supone para zonas como las rurales.

También a las administraciones públicas. Las subvenciones siempre ponen el foco el inteligencia artificial o digitalización. Aunque a todo el mundo le gusta mi negocio, yo no cumplo los requisitos para ninguna, a pesar del impacto real que tengo.

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