El mercado de financiación sostenible se estabiliza en España

El mercado de financiación sostenible se estabiliza en España

La financiación sostenible se ha consolidado como una herramienta indispensable para afrontar los retos globales del cambio climático y acelerar la transición hacia una economía más respetuosa con el medio ambiente. Sin embargo, las cifras actuales muestran que los recursos movilizados todavía están lejos de ser suficientes para abordar el problema a escala global.

En España, el mercado de la financiación sostenible ha mostrado avances significativos en términos de volumen y diversificación de instrumentos. Aun así, el ritmo de crecimiento se enfrenta a limitaciones, como el aumento de los tipos de interés y una regulación más estricta que, aunque promueve la transparencia, puede ralentizar la adopción de nuevos mecanismos.

A pesar de estos desafíos, el país tiene la oportunidad de consolidarse como un referente en Europa gracias a sus sectores estratégicos, como las energías renovables y la movilidad sostenible.

Además, la financiación sostenible no solo es un motor de cambio económico, sino también un catalizador social. En este sentido, fomenta la creación de empleos verdes y facilita la integración de pequeñas y medianas empresas, permitiéndoles participar activamente en la transición ecológica.

El recientemente publicado Informe Anual Ofiso sobre la financiación sostenible en España revela las principales claves de cómo se ha desarrollado ese mercado en el pasado año 2023 y proporciona indicios sobre el futuro de este tipo de financiación.

La financiación sostenible bajo la lupa

El año 2023 representó un punto de estabilidad en el crecimiento de la financiación sostenible en España, tras años de expansión rápida impulsada por la creciente demanda de inversores y emisores.

Según datos de Ofiso, el volumen de financiación sostenible alcanzó los 60.778 millones de euros, con un incremento del 1% respecto al año anterior. Esta cifra incluye la emisión de bonos verdes, sociales y sostenibles, que totalizaron 21.215 millones de euros, y los préstamos sostenibles, que registraron un crecimiento del 11%, alcanzando los 33.328 millones de euros.

A nivel global, el mercado de financiación sostenible también experimentó un crecimiento moderado, con un volumen total de 853.200 millones de euros. Los bonos verdes dominaron el panorama, representando el 57% del total, mientras que los bonos sociales y sostenibles consolidaron su posición como instrumentos clave para objetivos específicos.

Sin embargo, los bonos ligados a la sostenibilidad (SLB) y los bonos de transición, aunque prometedores, continúan enfrentándose a desafíos relacionados con su implementación y aceptación en el mercado. La falta de consenso sobre métricas estandarizadas y las preocupaciones sobre el cumplimiento de los indicadores clave de desempeño (KPI) son los principales obstáculos para su crecimiento.

Tras años de rápida expansión, 2023 representó un punto de estabilidad en el crecimiento de la financiación sostenible en España. El mercado avanzó un 1% respecto al año anterior.

En España, la tendencia refleja un interés creciente por parte de los inversores, quienes demandan instrumentos alineados con criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza). Esto se traduce en una mayor sofisticación de los productos financieros disponibles y en un compromiso más robusto por parte de los emisores. A pesar de ello, el mercado sigue limitado por factores externos, como las tensiones geopolíticas y las fluctuaciones económicas globales.

Las regulaciones europeas han sido fundamentales para estructurar y fomentar la confianza en los mercados de financiación sostenible. El Reglamento Europeo de Bonos Verdes establece un marco claro para garantizar que las emisiones de estos bonos estén alineadas con los objetivos climáticos. Este estándar, basado en la Taxonomía Europea, se centra en actividades elegibles que promuevan la descarbonización y ofrece una mayor transparencia a los inversores.

Otro avance significativo ha sido la implementación del Mecanismo de Ajuste en Frontera de Carbono (CBAM). Este impuesto al carbono tiene como objetivo evitar la deslocalización de emisiones hacia países con estándares ambientales menos rigurosos, incentivando a las economías emergentes a adoptar políticas más sostenibles.

En paralelo, la estandarización de métricas y reportes, impulsada por regulaciones como los estándares europeos de información de sostenibilidad (ESRS), promete ser un catalizador para la homogeneización del mercado. Esta uniformidad facilitará la comparación entre mercados y proyectos, reforzando la confianza de los inversores.

No obstante, la regulación también plantea retos. Las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, pueden enfrentar dificultades para cumplir con los requisitos estrictos. Es esencial que las políticas de transición incluyan medidas de apoyo específicas para estas empresas, asegurando su integración en el mercado sostenible.


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Las energías renovables, pilar de la financiación sostenible

La financiación sostenible ha sido testigo de una diversificación significativa en sus instrumentos financieros. Entre ellos, los bonos de transición destacan como una herramienta clave para financiar proyectos en sectores difíciles de descarbonizar, como la industria pesada y el transporte, donde la reducción de emisiones requiere soluciones a largo plazo.

Por su parte, los Bonos vinculados a la sostenibilidad (SLB por sus siglas en inglés) ofrecen flexibilidad al vincular su rendimiento financiero al cumplimiento de KPI relacionados con objetivos ASG. Aunque estos instrumentos tienen el potencial de transformar el mercado, su crecimiento ha sido limitado debido a controversias sobre el incumplimiento de objetivos y la falta de consenso sobre métricas estándar.

Además, los préstamos verdes y los instrumentos financieros basados en impacto social están aumentando su presencia. Estos productos permiten a empresas e instituciones financiar proyectos específicos con beneficios medibles, como la generación de energía renovable o la construcción de infraestructuras sostenibles. La innovación continuará siendo un motor clave para atraer a nuevos participantes al mercado y ampliar su alcance.

España cuenta con sectores estratégicos que están liderando la transformación hacia un modelo económico más sostenible, con un papel destacado de las energías renovables, la movilidad sostenible y la eficiencia energética.

Según Ofiso, las energías renovables representan uno de los pilares fundamentales de la financiación sostenible en el país. Más del 30% de los bonos verdes emitidos en 2023 se destinaron a proyectos relacionados con energías renovables, un dato que subraya el compromiso de España con la transición energética y su apuesta por consolidar un modelo energético renovable. Iniciativas centradas en energía solar, eólica y tecnologías de almacenamiento están consolidando a España como un referente en esta área.

30%
de los bonos verdes emitidos en 2023

se destinaron a proyectos relacionados con energías renovables, uno de los los pilares estratégicos de la financiación sostenible en España.

La movilidad sostenible también aparece como un sector con importantes oportunidades de desarrollo. Proyectos que fomentan el transporte público eficiente, la electrificación del parque vehicular y el diseño de infraestructuras de baja emisión están entre las prioridades financiadas mediante bonos sostenibles. Este enfoque no solo busca reducir la dependencia de los combustibles fósiles, sino también mejorar la calidad de vida urbana al disminuir la contaminación ambiental.

En el ámbito de la construcción y la eficiencia energética, los bonos verdes también están desempeñando un rol clave. Proyectos destinados a edificios sostenibles, eficiencia energética y rehabilitación urbana han captado una proporción significativa de la financiación. Estas iniciativas no solo reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también generan beneficios económicos a largo plazo para los usuarios, como ahorro en el consumo energético.

Además, el informe señala que estos sectores estratégicos tienen un impacto directo en la generación de empleo verde. La creciente demanda de proyectos sostenibles está impulsando la creación de puestos de trabajo especializados, contribuyendo a dinamizar la economía mientras se avanza hacia los objetivos climáticos y sociales.

El desafío es movilizar 2,8 billones anuales

El futuro de la financiación sostenible requiere superar desafíos estructurales y capitalizar oportunidades para transformar la economía global.

Según la Agencia Internacional de la Energía, es imprescindible movilizar 2,8 billones de dólares anuales en inversiones para energías limpias de aquí a 2030, una meta ambiciosa que demanda esfuerzos conjuntos y coordinados. España, con su posición de liderazgo en Europa, debe asumir un papel destacado en este proceso, cerrando la brecha de inversión mediante la asignación estratégica de recursos y el apoyo decidido a pequeñas y medianas empresas a través de políticas públicas inclusivas y estímulos financieros.

La colaboración entre los sectores público y privado será clave para sortear barreras y acelerar proyectos de alto impacto, como infraestructuras energéticas y sistemas de transporte sostenibles. El informe subraya que alianzas estratégicas pueden facilitar la construcción de proyectos críticos, como plantas de energía renovable y redes de transporte más eficientes. Este tipo de iniciativas no solo permiten avanzar hacia la transición energética, sino que también promueven la resiliencia económica y social.

Este esfuerzo también requiere un marco normativo sólido que establezca estándares comunes y reduzca la fragmentación en los mercados de financiación sostenible. Regulaciones como la Taxonomía Europea y los estándares de bonos verdes europeos están sentando las bases para una mayor transparencia y armonización en las inversiones sostenibles. Además, estos marcos ofrecen a los inversores y emisores herramientas claras para alinear sus proyectos con los objetivos climáticos globales.

Con su experiencia en regulación avanzada, España está bien posicionada para liderar estos cambios y consolidarse como un referente global en el desarrollo de una economía resiliente, inclusiva y baja en carbono.

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