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Iván del Caz es el creador de Rural Citizen.
“Poner el modelo económico al servicio de las personas y el planeta pasa por nuestros pueblos”
Iván del Caz se ha puesto manos a la obra para demostrar que otra realidad económica en la que el rural se equipare a las cuidades no solo es posible sino imprescindible. Y ha conseguido aunar ya a más de 3.100 miembros alrededor de este propósito en la comunidad Rural Citizen.
Una marea imparable, que nace con el objetivo de transformar el modelo económico y político y ponerlo al servicio de las personas y el planeta.
Para ello, es necesario cambiar la cultura competitiva por la colaborativa, cambiar el imaginario y la narrativa y eso pasa por tener la mayor comunidad de empresas y personas que miran desde el mismo prisma.
¿Qué es Rural Citizen?
Rural Citizen nace para propiciar ecosistemas de innovación rural con los que reactivar los territorios, a través de la inteligencia colectiva y la colaboración. La suma de saberes, la conexión entre personas y proyectos, el visibilizar las oportunidades del mundo rural y la creación de espacios online y presenciales en los que relacionarse, formarse e informarse, permite construir una base sólida que favorece la cohesión y el equilibrio territorial, a la vez que se impulsan nuevas iniciativas basadas en la innovación social para afrontar los retos de nuestros pueblos.
Rural Citizen, constituida como asociación sin ánimo de lucro, es un proyecto que surgió bajo el paraguas de la cooperativa por el bien común Bikonsulting hace ya más de cuatro años, con el propósito de transitar desde el mundo rural hacia un modelo económico y político que de verdad esté al servicio de las personas y el planeta.
En este tiempo y gracias a la colaboración que venimos realizando en toda España con organizaciones públicas y privadas en la identificación de desafíos, el acompañamiento para reactivar sus territorios y la generación de nuevas oportunidades para el mundo rural nos ha permitido crear una comunidad de agentes y personas vinculadas a sus pueblos, con más de 3.100 miembros, que desean una ruralidad que aparque viejos clichés y permita desarrollar una nueva narrativa para potenciar un imaginario colectivo en positivo y con futuro.
¿Por qué nace? ¿Cómo se os ocurrió la idea?
Llevo más de 20 años viviendo en el mundo rural, en un pequeño pueblo de Álava, mis hijos se han criado ahí. En este tiempo ha ido creciendo mi vinculación con la comunidad local, conociendo de forma muy cercana la realidad de nuestros pueblos, comprendiendo las problemáticas, la soledad del emprendedor rural, la inercia competitiva y de desconfianza entre comarcas, entre pueblos.
A la vez que crecía mi amor hacia el mundo rural más intuía que el propósito que me guía cada día de transformar el modelo económico y político para ponerlo al servicio de las personas y el planeta pasa por nuestros pueblos si no no lo lograremos.
Nuestros pueblos son lugares de encuentro y oportunidades; debemos devolver la luz de nuestras comarcas denostada en los últimos 50 años a base de tratar de convencernos que el futuro y el progreso está en las ciudades. Necesitamos potenciar la colaboración frente a la competencia, poner en valor la comunidad frente al individualismo para abordar los enormes desafíos a los que se enfrentan nuestros territorios: despoblación, envejecimiento, vivienda, falta de relevo generacional…
Cuanto más investigo más se repite el perfil de personas que llevan tiempo trabajando de forma aislada por sus pueblos, que apuestan por otra forma de vida, que creen en que otro futuro en el mundo rural es posible, pero que se encuentran solas e invisibilizadas. Existe una sensación recurrente de soledad, de no terminar de ver frutos, de cansancio, de desilusión.
Desde ahí surgió la idea de sumar voluntades, de poner en contacto a estas personas, de visibilizarlas, de construir una comunidad sólida innovadora para multiplicar los efectos de cambio y lograr poner en la agenda política y económica al mundo rural, recibiendo una gran respuesta por parte de muchos agentes, organizaciones e instituciones interesadas en esta nueva forma de abordar el reto demográfico.
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¿Qué queréis cambiar con Rural Citizen?
Queremos dar luz al papel estratégico del mundo rural desde una nueva mirada. Algo en lo que nos volcamos mucho es en dejar atrás narrativas pesimistas y estereotipos anticuados. El mundo rural es un espacio donde la cultural, el patrimonio, los saberes, la innovación social y relacional se dan la mano; un lugar lleno de talento desde el que traccionar la transición social, económica y medioambiental que esta sociedad necesita.
Preferimos hablar de retos en lugar de problemas, poner el acento en el potencial y las oportunidades de nuestros pueblos y hacer protagonista de este cambio de modelo al mundo rural. La España rural no es una España vacía. Es una España llena de oportunidades.
La España rural no es una España vacía. Es una España llena de oportunidades.
¿Cómo defines ‘la nueva ruralidad’?
La nueva ruralidad ha de ser la identidad rural del siglo XXI. Una ruralidad que potencia los viejos oficios desde la innovación y se abre a nuevas actividades económicas, a iniciativas emprendedoras que generen un impacto social y medioambiental positivo. Una ruralidad que deja atrás viejos relatos para poner el foco en las oportunidades y potencialidades que ofrecen nuestros territorios. Una ruralidad donde las alianzas públicas y privadas ganan peso, donde instituciones, asociaciones, tejido empresarial, tercer sector y ciudadanía trabajan y/o se apoyan mutuamente. Una ruralidad que ha de construirse desde la gestión de la inteligencia colectiva.
Para ello debemos ampliar la mirada, hacernos conscientes de la necesidad de cambiar inercias ancladas en el pasado, de innovar desde lo social y ser valientes en la forma de relacionarnos. En este tiempo he desarrollado 12 claves, que entiendo fundamentales a la hora de crear ecosistemas de innovación territoriales y trabajar por una nueva ruralidad:
- Mirar de forma territorial, no solo desde cada pueblo.
- De la seguridad a la adaptabilidad.
- De una cultura de desconfianza a una de confianza.
- Aprender a relacionarnos como ecosistema, como comunidad.
- Formarnos en competencias blandas, habilidades sociales.
- De los problemas a las oportunidades.
- De un reto finito a uno infinito.
- Superar el miedo a innovar.
- Recuperar la ilusión y el amor por nuestro territorio.
- Fomentar la gobernanza horizontal y los ecosistemas participativos.
- Del pedir al dar.
- Del vaso medio vacío a llenar el vaso.
¿Qué es lo que más valoran los usuarios?
En cuanto a los usuarios de lo que es la comunidad online, sobre todo, las conexiones, la fuerza de la comunidad, el no sentirse que están solos. En Rural Citizen encuentran personas con sus mismas inquietudes, valores y pasiones. Esas relaciones ayudan a la inspiración, a que los proyectos que tienen entre manos tomen impulso, a que se generen colaboraciones que fortalecen aún más sus iniciativas o a que surjan nuevos proyectos conjuntos.
Además, si algo percibimos en todas aquellas organizaciones con las que trabajamos en muy diferentes proyectos es su entusiasmo al experimentar esta otra manera de ver y afrontar los retos rurales desde una nueva metodología de innovación rural e inteligencia colectiva.
¿Cuál es la clave de vuestro éxito?
Creo que no hay más secreto que creer y amar lo que haces. Levantarnos cada mañana pensando que vamos a aportar algo más al propósito que nos mueve, que nos guía. Vivimos con pasión cada proceso, cada proyecto, creemos en lo que hacemos, tratamos de ser coherentes con nuestros valores y aprender cada día escuchando de forma humilde a las personas que viven en nuestros pueblos y que tienen tanto que enseñarnos, para sumar esa sabiduría a los procesos de innovación rural que llevamos a cabo en los territorios.
Quizás sin esto, Rural Citizen no sería lo que es hoy.
¿Qué valores de la sociedad estáis tratando de impulsar?
Como hemos comentado antes tenemos un propósito muy claro que es transformar desde el mundo rural el modelo económico y político para ponerlo al servicio de las personas y el planeta. Para poder transitar hacia este modelo ponemos en el centro los que, para nosotros, son los valores fundamentales como la dignidad humana, la solidaridad, el respeto al medio ambiente, la justicia social, la participación democrática, la transparencia o la igualdad.
Necesitamos una sociedad consciente, coherente y responsable para, desde esta mirada, crear también nuevas relaciones entre ciudades y pueblos. Es preciso superar el conflicto urbano-rural que se ha dado desde hace demasiado tiempo para poder transitar el cambio que deseamos y hablar de equilibrio territorial.
Necesitamos una sociedad consciente, coherente y responsable para, desde esta mirada, crear también nuevas relaciones entre ciudades y pueblos.
¿Qué ha sido lo más difícil? ¿De qué estáis más orgullosos?
Es increíble la gente maravillosa que nos hemos encontrado en el camino. Personas con muchísimo talento que, en demasiados casos, se sentían solas en su aventura. La generación de un ecosistema colaborativo basado en la confianza como el de Rural Citizen es nuestro mayor logro.
Escuchar a personas que han encontrado trabajo gracias a Rural Citizen, que han montado una empresa o una asociación para trabajar con la filosofía de Rural Citizen o emprendedores que han hallado en la comunidad el apoyo y la fuerza para seguir desarrollando su proyecto es algo que nos sigue asombrando y que nos motiva a seguir caminando; pequeños logros que juntos están ayudando a provocar el cambio que queremos.
Creemos que estos pequeños éxitos han hecho que grandes organizaciones tanto públicas como privadas hayan llamado a nuestra puerta para que les ayudemos en procesos de reactivación, de cohesión territorial e innovación social.
¿Lo más difícil? Creo que como en tantos proyectos que tienen una mirada social el mayor reto es el equilibrio económico. La pasión, el poner el propósito por delante de todo, hace que perdamos en ocasiones la perspectiva empresarial y descuidemos la parte financiera del proyecto. Esto genera desgaste, perdida de energía y en ocasiones nos desvía del propósito. En nuestro caso uno de los debes que tenemos es contar en el equipo con un profesional financiero que ponga foco y ayude a generar una mayor estabilidad económica al proyecto.
Otra dificultad, que a su vez ha sido uno de nuestros puntos fuertes y señas de identidad, es como acercar a los territorios está nueva forma de trabajar, una metodología totalmente distinta de como se venían trabajando los retos del mundo rural en los últimos 50 años.
¿Cómo va Rural Citizen a nivel empresarial?
Nosotros el resultado económico, el balance de ingresos gastos, no lo miramos desde el afán de lucro, ni como objetivo en sí mismo; para nosotros es simplemente un medio para seguir trabajando por nuestro propósito. Al igual que necesitamos aire para respirar, la organización necesita tener un balance positivo económico que procure la estabilidad de la organización.
Afortunadamente Rural Citizen, a día de hoy, es sostenible a nivel económico. Desde su inicio se ha autofinanciado, sin acudir a fuentes de financiación externa como préstamos o entradas de capital a través de nuevos socios.
Si es verdad que esta sostenibilidad no es todo lo sólida que nos gustaría, ni tiene un recorrido a largo plazo estable, esto es debido, como hemos comentado, a que en ocasiones perdemos la perspectiva empresarial y el equipo se centra más en el propósito, por lo que necesitamos de esa figura financiera que equilibre.
Se legisla todo desde una mirada urbana y centralista.
¿Cuándo considerarías que el proyecto de Rural Citizen está concluido? ¿Qué indicador mediría el impacto?
Conseguiríamos realmente nuestro propósito cuando el éxodo rural-cuidad haya variado. Cuando podamos medir que están creciendo los pueblos y se está generando un equilibrio territorial entre los pueblos y las cuidades. Pero no concluiría nuestro proyecto porque habrá que mantenerlo para no volver a caer en la misma inercia.
¿Qué políticas públicas impulsarías para ayudar a ese reto?
Se podrían aplicar muchas. Necesitamos generar una visión transversal hacia el mundo rural dentro de las políticas y de las leyes. Se legisla todo desde una mirada urbana y centralista.
Políticas de vivienda diferente, distintos requisitos para emprender en el mundo urbano que en el rural, impuestos para incentivar la residencia rural, pagar menos de autónomos en el área rural, diferentes ibis (impuesto sobre bienes inmuebles), distintos tipos de requisitos para restauración… dar facilidades sin convertir el pueblo en un paraíso fiscal.
Hay que tener en cuenta que solo con la deslocalización de cinco empleados se puede cambiar la realidad rural al conseguir mantener una escuela en un pueblo, por ejemplo.
¿Qué es para ti un emprendedor social? ¿Se hace o se nace?
Una persona que lo que busca es dar solución a un problema social/medioambiental o a una injusticia desde un modelo de triple impacto (económico, social, medioambiental) y mirada de negocio.
Hay distintos perfiles. Tienes que tener una pasión por lo que haces que te hace lanzarte, superar las barreras, los miedos, las inseguridades, pero todo eso lo aprendes. Creo que es más impórtate tener un buen corazón que nacer o ser un emprendedor social.
Cuando realmente tienes el reto social metido en el corazón es cuando te vuelcas, porque tienes fe ciega en lo que haces.
¿Qué consejo le daríais a los emprendedores sociales que vienen?
Ser constante, cabezón y adaptable. Ser constante para seguir siempre caminando a pesar de las dificultades; si crees en el propósito, sigue caminando. Adaptable porque vas aprendiendo en el camino y de toda la gente con la que te vas encontrando. Cabezón para ser constante sin cambiar el propósito.
¿Qué mensaje te gustaría mandar a nuestros lectores?
El futuro que queremos pasa por lo rural o no llegará. Y todos tenemos que apoyarlo.