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Voluntaria del Banco de Alimentos de Bolivia. Foto: BAB.

Jóvenes latinoamericanos buscan innovaciones para alimentar al planeta

América del Sur contó con una delegación de cinco participantes en la Cumbre de Jóvenes por la Agricultura 2021, que presentaron proyectos innovadores comprometidos con el cuidado de los recursos y la sostenibilidad.

Bruno Ferreira, 25 años, vive en Cochabamba y ha estudiado ingeniería en alimentos. Es uno de los fundadores del Banco de Alimentos de Bolivia, que nació en 2017 en las aulas de la Universidad del Valle.

La organización comenzó investigando temas relacionados con el desperdicio de alimentos y el hambre. Al ver los resultados, se hizo evidente la necesidad de fundar el primer banco de alimentos en Bolivia.

Según un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2018, el 19,8% de la población boliviana sufría entonces desnutrición crónica, lo que representa más de dos millones de personas.

Al mismo tiempo, se tiene la certeza de que al menos 1.800 toneladas de alimentos en buen estado se desperdician todos los días únicamente en la región metropolitana del departamento de Cochabamba. Este desperdicio de alimento se genera en distintos sectores como el agrícola, comercial o empresarial

A partir de tan alarmantes datos, el equipo de fundadores decidió estudiar en profundidad el exitoso sistema de banco de alimentos aplicado en diferentes países del mundo, con el propósito de adaptarlo e implementarlo en Bolivia.

En julio del 2018, el Banco de Alimentos de Bolivia realizó su primera colecta en mercados, en la que se rescataron y recolectaron 87 kilos de alimentos, que se destinaron a una población de 15 niños y niñas de la Asociación Villa Libertad del Departamento Cochabamba.

En este momento, desde la organización quieren diversificar operaciones y aumentar el alcance. En ese marco, Ferreira busca armar una planta de producción de upcycling, es decir, reciclaje de alimentos.

“La idea es tomar el alimento sin valor comercial, pasarlo por un proceso para alargar su vida útil y crear un producto nutritivo. Por ejemplo, rescataríamos frutas y verduras de los mercados mayoristas, las deshidrataríamos y luego las envasaríamos para llevarlas a comunidades más alejadas. De esta forma, no necesitarían refrigeración”, cuenta Ferreira.

En paralelo, Ferreira busca incorporar una planta de compostaje para que el proyecto sea circular. “Si la verdura llega en mal estado, usaríamos los desechos orgánicos para hacer compostaje y repartir a los productores de la región”, dice el joven de 25 años. Para avanzar en la planta, la organización necesita financiamiento para comprar las máquinas.

Jóvenes latinoamericanos buscan innovaciones para alimentar al planeta

Bruno Ferreira, uno de los fundadores del Banco de Alimentos de Bolivia.

Alimentar a un planeta hambriento

Ferreira fue uno de los cinco latinoamericanos que participó en noviembre de 2021 en la Cumbre de Jóvenes por la Agricultura 2021 (Youth Ag Summit 2021). El lema de esta edición, que fue completamente virtual, fue Alimentar a un planeta hambriento.

Participaron cien jóvenes líderes de entre 18 y 25 años de 44 países del mundo, quienes tuvieron la oportunidad de presentar sus propuestas innovadoras para mejorar la seguridad alimentaria y escuchar a algunas de las voces más influyentes del mundo en la búsqueda de soluciones a los desafíos que hoy afronta la sociedad para acabar con el hambre y detener el cambio climático.

“No puedo describir lo emocionado, agradecido e inspirado que estoy de haber participado en este Summit 2021 y haber escuchado a personas tan extraordinarias, realmente una oportunidad que te cambia la vida”, señala Ferreira.

Además, desde este mes de enero, los jóvenes forman parte de la YAS University (Universidad de la Cumbre Agrícola de la Juventud) un espacio de incubación profesional de proyectos, que incluye seminarios web semanales, tareas y puntos de contacto de mentores.

Durante las diez semanas que dura YAS University, los cien participantes tienen capacitaciones, asesoramiento y tutoría de mentores y especialistas, integrado por líderes de Bayer, referentes externos de la industria y exparticipantes de la cumbre, para acompañarlos y colaborar en el desarrollo de los proyectos seleccionados.

Por último, los delegados tendrán la oportunidad de presentar sus proyectos frente a un jurado global que otorgará una serie de premios al final del programa.

Jóvenes latinoamericanos buscan innovaciones para alimentar al planeta

Carlos Prado desarrolla un proyecto innovador vinculado a la integración de sistemas productivos regionales.

Carlos Prado también es de Bolivia y participó en la Cumbre. Tiene 25 años y nació en La Paz. A los 7 años se mudó a la Ciudad de Santa Cruz, vivió también en Cochabamba y estuvo un tiempo en Asunción, Paraguay. Hoy se encuentra en Alemania, donde reside hace cinco años. En 2021, terminó allí la carrera de Ingeniería Industrial Internacional.

“Mudarme tantas veces me dio la posibilidad de contar con distintas perspectivas. En los diferentes lugares donde estuve, vi personas que pasan hambre, estuve en contacto con la pobreza. Se ve mucha desnutrición y dietas desequilibradas”, dice el joven.

Prado se puso a pensar cómo podía aportar a la solución de este problema y empezó a explorar la agricultura vertical. “Se trata de una forma innovadora de cultivar plantas. No hay que usar pesticidas y se ahorra agua y espacio. Estuve analizando esta idea durante unos dos años, pero me di cuenta de que no era la mejor solución para América Latina”, afirma.

“Ahora estoy desarrollando un proyecto innovador vinculado a la integración de sistemas productivos regionales. Analizamos una región, la clasificamos de acuerdo a sus características y en base a eso se busca la mejor solución para implementar. Clasificando las regiones podríamos tener un impacto más grande y sería más fácil ayudar a más gente. Luego, el sistema permitiría administrar el intercambio entre regiones para que todos reciban una dieta equilibrada y así evitar la malnutrición”, explica el joven.

El sistema que investiga Prado podría ayudar a evitar el desperdicio de alimentos. “Tengo que desarrollarlo un poco más y lograr que se unan muchos proyectos”, expresa.

Jóvenes latinoamericanos buscan innovaciones para alimentar al planeta

Sofía Sánchez presentó un proyecto que busca el uso eficiente de las cenizas.

Sofía Sánchez es de la provincia de Córdoba, Argentina, y en la Cumbre presentó un proyecto que busca el uso eficiente de las cenizas remanentes de incendios forestales, un problema frecuente que habitualmente aqueja a su provincia. La idea es utilizarlas como fertilizantes naturales para la agricultura.

“Estoy muy emocionada de representar a Argentina en la Summit 2021, me llevo muchísimos amigos nuevos de distintas partes del mundo, además de muchas herramientas que me van a servir para mi futuro”, afirma la cordobesa.

Sofía tiene 24 años y es estudiante de Ingeniería en Agrobiotecnología. “En mi adolescencia me marcaron los incendios del 2013 en Córdoba y me quedó resonando la idea de hacer algo para ayudar. Estuve estudiando las cenizas que tienen minerales como el potasio para ver cómo se podrían usar”, explica.

Luciana Tozzini, de 24 años, está desarrollando un proyecto de app para la medición y control de huella hídrica de las prácticas agrícolas. Ella es ingeniera agrónoma y oriunda de Buenos Aires. La joven resalta: “Es importante tomar conciencia sobre el uso de un recurso tan importante para la vida como es el agua. Esto se relaciona con la sustentabilidad y el uso eficiente de recursos para lograr moldear todos juntos el futuro de la agricultura”.

En 2018, Luciana viajó a España a estudiar y allí profundizó en el tema del riego. Luego viajó a Israel y ahí también pudo conocer más del tema. Al volver, hizo su tesis sobre la huella hídrica.

“Pensé que podía aplicar algunos de los datos que obtuve en mi tesis en el campo donde trabajo. Podía calcular la huella hídrica y así mejorar la eficiencia del uso del agua. Me pareció importante pensar en una herramienta que le permita a la gente conocer más sobre este indicador”, explica la joven.

“Cargando datos sencillos, se puede tener una estimación de la huella hídrica que genera con su cultivo y en función de eso tomar mejores decisiones productivas que apunten a cuidar este recurso tan importante”, concluye.

Jóvenes latinoamericanos buscan innovaciones para alimentar al planeta

Emiliano Barbero presentó en la Cumbre un proyecto para el uso de microalgas como fertilizante agrícola.

El quinto participante latinoamericano de la Cumbre es Emiliano Barbero, de 24 años. Él mostró su trabajo referido al uso de microalgas, como fertilizantes agrícolas y como tratamiento de aguas sucias. Es oriundo de la provincia de Córdoba, Argentina y estudia la carrera de agrobiotecnología.

“Durante un tiempo fui como voluntario a la Provincia de Chaco y ahí veía mucha gente con hambre. Me generaba mucha impotencia la situación de que aquellas personas no tuvieran acceso a alimentos en un país que los produce. Eso me motivó a pensar en una solución tecnológica”, cuenta el joven.

Emiliano detectó que la presencia de una gran cantidad de algas en el Lago San Roque, en Córdoba, producía contaminación. “La idea fue crear un superalimento a base de las microalgas que podemos extraer de los lagos”.

Sin embargo, Barbero se encontró con complicaciones regulatorias para producir nuevos alimentos, así que, de momento, utiliza las algas para crear un bioestimulante para plantas.

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